Lat y su familia son del norte de Tailandia, un territorio rural
en su esencia y que está considerado como la zona más pobre del país. La
escolarización de los niños allí representa un reto para muchas familias a
causa de la falta de recursos económicos, que en ocasiones no alcanza ni a
cubrir las necesidades más básicas.
Lat con sus cinco hijos en el hogar (foto:WWL) |
Las chicas y a los chicos de la
comunidad, casi siempre con el beneplácito de sus parientes, no encuentran otra
salida que emigrar a los distritos ‘Red Light’ de la capital, Bangkok, o de
otros de los puntos neurálgicos del turismo nacional, como Patthaya. Allí, los jóvenes
y niños son traficados y forzados a prostituirse a cambio de promesas que triplican
la cantidad de dinero que se puede ganar en otros oficios convencionales. Algo
que, de cara al envío de recursos a sus hogares, cuesta mucho rechazar, tal y
como le sucedió a Lat.
La historia de Sophia Loibl es similar a
la de Lat, pero con una diferencia: a Sophia la vendió su propia madre cuando
tenía 3 años, y durante veintidós años vivió encerrada en una casa donde
realizaba labores domésticas y donde vio cómo utilizaban su cuerpo para concebir
dos bebés y después quitárselos. Hace unos años Sophia creó la organización
‘Walk with love’, con el propósito de ayudar de forma directa a las víctimas de
la trata en Tailandia.
En 2013, después de recaudar fondos con
un concierto benéfico en España, abrieron la ‘Walk with love house’, un hogar
de acogida donde las mujeres y los niños pueden tener acceso a la
escolarización, aprender inglés, y practicar talleres de manualidades. Allí se
encuentra actualmente Lat, con sus cinco hijos. La organización cubre sus
necesidades más básicas, los cinco niños están escolarizados y Lat ha podido
comenzar su propio negocio de venta ambulante de comida ‘Som Tam’, un plato típico del país que se cocina con papaya.
El énfasis de ‘Walk with love’ se centra
en crear una nueva oportunidad desde la educación de las personas, “tratando de
fomentar en ellas nuevos roles que garanticen unas relaciones saludables y
equitativas”, afirma Sophia. Además, destaca el papel de la escolarización de
los infantes, hecho que permite que muchos de ellos tengan acceso al aprendizaje
de un oficio profesional. Algo prácticamente imposible en las familias de la
comunidad del norte, que entran dentro de un flujo de quinientos millones de personas
que sobreviven con menos de dos dólares al día en la zona del sudeste de Asia.
Lat, Sophia y una amiga en el 'Red Light District' de Bangkok (foto:WWL) |
(Pese a que en 1993 Tailandia, junto con
otros nueve países de la Asociación de naciones del sudeste asiático (ASEAN),
firmaron un plan de acción enfocado a combatir el tráfico de niños y la
prostitución infantil, un informe de la ECPAT (End child prostitution, child
pornography and Trafficking of children for sexual purposes), en noviembre de
2014, calcula que el 40% de las personas forzadas a prostituirse en el país son
menores de 18 años. La mayoría de ellos provienen de minorías étnicas, sectorespobres y en riesgo de exclusión o bien, son inmigrantes. Lejos de mejorar la explotación a nivel nacional,
el intento de Tailandia por poner en control su oferta de ‘turismo sexual’ ha
provocado un rápido aumento del tráfico en las vecinas Camboya y Vietnam. Hecho
que demuestra la falta de soluciones absolutas y reales ante los intereses que
mueve la industria turística en la zona y la opacidad con la que se presenta
cualquier información respecto a ello.
La experiencia y el encuentro de las personas
cooperantes con las víctimas en la cercanía
son las bases para la reconstrucción de una sociedad considerada como destino tradicional
del turismo sexual, según los mapas de las organizaciones internacionales. Más
allá de los grandes acuerdos en materia de tráfico y abuso, como la Convención
de Derechos del Niño de 1989, son los proyectos locales, como ‘Walk with love’,
los que han confirmado la existencia de una alternativa basada en una
redistribución de la riqueza, en este caso orientado a las comunidades del
norte del país, con el objetivo de facilitar el acceso a la escolarización de
todos los niños, además de la toma de medidas para establecer unas relaciones
sociales responsables y respetuosas entre las personas.