Sara M. lleva trabajando más de diez años en Guinea Ecuatorial. Su oficio consiste en realizar labores de ayuda humanitaria, como la construcción de escuelas para niños o la ayuda médica a los enfermos. Es misionera. Hace prácticamente medio año, publicó un "post" en facebook con el que pedía ayuda económica para reparar unas letrinas que servían de inodoro a la población en la que estaba trabajando. El dinero acabó llegando a la misión y pudieron reparar los improvisados lavabos para que todo volviese a la 'normalidad'.
Obiang y su esposa en el funeral de Suárez (actualidades.es) |
Muere el que fue primer presidente de la 'democracia' en España, Adolfo Suárez. Entierro por todo lo alto. Lejos de las predilecciones que he escuchado sobre el ya difunto ex-presidente. Aparece el presidente del país donde trabaja Sara, Guinea Ecuatorial. No es un presidente cualquiera, sino que es un auténtico dictador. Como los que ya no quedan en el mundo o se esconden tras la corbata y el maletín de las falsas democracias. Su nombre es Teodoro Obiang.
El diputado en el Parlament de Cataluña por las CUP, David Fernández, da una conferencia en una de las aulas de la Universidad Rovira i Virgili. De una manera informal, no asociada a la tradicional forma de explicar los hechos que tienen los políticos, nos pregunta a todos los oyentes por qué la Interpol no ha aprovechado la ocasión para detener al dictador ecuato-guineano. El público ríe de manera ingenua. El interlocutor no. Está hablando en serio.
Todoro Obiang está acusado por diversas organizaciones internacionales de reprimir cualquier atisbo de oposición con torturas e incluso la muerte. Además, la apropiación y el despilfarro de todos los recursos por parte de la aristocracia ecuato-guineana dejan a una población sumida, en su amplia mayoría, en la pobreza y la falta de cobertura de las necesidades más elementales. Actos, sin lugar a duda, merecederos de ser tratados con el adjetivo 'criminal', por delante o por detrás.
España no ha hecho nada por evitar la dictadura guineana (diariosur.es) |
Pero en España alfombra roja y disimulo. El presidente, el rey o cualquier miembro de sus cúpulas envenenadas deciden, por ejemplo, no hacerse una foto con Obiang. Sacan pecho demostrando su lucha contra la vulneración de los derechos y libertades humanas. En cambio, una vez acabado el funeral, se agachan y susurran al oído del dictador: "ya quedaremos una noche para cenar". Y cuando ven que la comunidad internacional (porque a la nacional ya no le hacen ni caso) se les tira encima, entonces rectifican y deciden no acudir a la cena. Se enorgullecen por la valentía mostrada ante un tirano. Pero no se dan cuenta que ellos mismo han provocado todo esto. Ellos mismos han permitido que el dictador acuda al funeral. Han permitido que el dictador manipule a su antojo la antigua colonia española. Han permitido que estas amistades tan peligrosas cobren fuerza y se forgen hasta el grado de resultar irrompibles. Se han juntado todos los de la misma calaña.