El lunes, los peluqeros salieron a la calle. En diferentes ciudades del país se repitieron unas concentraciones pequeñas pero ruidosas, marcadas por un componente pacífico que estuvo presente en todo momento. Los edificios de instituciones públicas se convirtieron en el principal escenario de una protesta que clama por la subida del IVA al 21%.
En Tarragona se concentraron en la transitada Rambla Nova para iniciar una manifestación que terminaría delante de la delegación provincial de Hacienda. Eran relativamente pocos. Un centenar. Avanzaban con cierto recato pero mucha dignidad detrás de una pequeña pancarta sujetada por tres o cuatro pares de manos y muchos pitidos y aplausos. Aplausos irónicos e indignados que son fruto de la impotencia que causa el haber recibido un aumento de los impuestos tan injusta y poco ajustado a la realidad del sector.
Nuevo ataque a la PYME (Ine.es) |
No hay forma de justificar esta medida, que ataca a un servicio básico y necesario. Los tentáculos de la precariedad manejados por las gestiones de un gobierno incompetente que no es capaz de abogar por soluciones más factibles y reales, conforme a la situación de la población, han llegado también a las peluqerías, al igual que las floristerías y la cultura.
El IVA de una peluquería, mayor que el del arte (abcdesevilla.es) |
El lunes pasó y los manifestantes intentaron continuar con la rutina. En Tarragona, la Rambla Nova quedó otra vez vacía y a la merced de la gente que pasea o va a hacer recados. La insensible subida a los peluqueros continúa sobre la mesa. Tanto como la rebaja al 10% para la compra de arte. Se rebaja un sector al que la gran mayoría de la ciudadanía tiene vetado llegar y se incrementa uno necesario y básica para el funcionamiento de cualquier economía. Esto es la crónica del incansable e insaciable, sin sentido, ir y venir del sistema gubernamental español.
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