Durante toda la mañana de ayer no dejaron de publicarse twits y twits sobre la nominación de Vladimir Putin al Premio Nobel de la Paz. Uno de ellos, en concreto, denunciaba de forma irónica que se hubiese pensado en el presidente ruso y no en el líder supremo de Corea del Norte, por ejemplo. La verdad es que pensando en el hecho, cuesta creer que se equipare al líder ruso con otras nominaciones de carácter mucho más pacifista como Malala, la joven paquistaní tiroteada por estudiar, o Edward Snowden, el exanalista de la CIA que filtró informaciones sobre el espionaje telefónico de Estados Unidos.
Putin y Yanukovich, factores de la inestabilidad en Ucrania (sopitas.com) |
Putin ha movido su ficha en el caso de Ucrania. Ha ignorado los motivos que desencadenaron en una revuelta manchada de sangre y en la deposición del presidente Yanukovich, a quien ha acogido sin más dilación. El hecho de haber movilizado sus tropas en las fronteras ruso-ucranias no es una muestra de preocupación por los sectores prorrusos que se han alzado tras el fin de la revolución, sino que es una evidencia del carácter oportunista y ególatra del gigante del este.
Cierto es que en Ucrania ha quedado una realidad que no se puede ignorar: el país está dividido entre partidarios de una apertura hacia la Unión Europea, que parece encantada de acoger a otro país con ciertos riesgos de inestabilidad sociopolítica y económica, y los adeptos a la vecina Rusia, que defienden la necesidad de reforzar las relaciones con su más grande y antiguo aliado. En medio de este ambiente, Putin ha tomado la determinación de mover sus tropas y con ello, la amenaza más patente de que estalle una guerra civil con intervencionismo internacional.
Pese al supuesto repliegue de tropas que ya ha comenzado Rusia, ahora queda lugar para el castigo económico y financiero a Ucrania, en primer lugar con la venta de gas de la multinacional Gazprom, que no rebajará nada desde el mes de abril. Además, el líder ruso se apunta un tanto personal con las maniobras militares puesto que en pocos días ha logrado establecer un ambiente de miedo y de tensión a nivel internacional sin precedentes.
Soldados en una ciudad de la región de Crimea (swissinfo.ch) |
La oposición mundial, encabezada por Estados Unidos, eterno enemigo de la Guerra Fría, se ha limitado a palabrear y a buscar sus intereses en la cuestión ucraniana desde una posición de establecedores de la paz mundial, muy de moda desde la Segunda Guerra Mundial. La Unión Europea sigue aferrada a su obsesión particular con las cuentas y las 'ayudas' que después se convierten en préstamos inmortales. Lo que necesita Ucrania no es avanzar ni que la avancen hacia ningún tipo de conflicto bélico que la autodestruya. Es necesario recordar que, por mantener su opulencia y sus lujos, Yanukovich asesinó a más de ochenta civiles. No es necesario que se derrame más sangre en el país. Y mucho menos que la sangre alcance ahora otros territorios. Pero para ello es necesario que todos los actores internacionales renuncien a su particular soberbia y a su impetuoso orgullo, cosas a las que se aferran a golpe de fusil, de amenaza y de movimientos militares.
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