jueves, 31 de enero de 2013

¿Por qué es importante cambiarle el nombre a una universidad?

El título del artículo permite intuir cuál será su temática. Hace ahora una semana o semana y media, el líder del Partido Popular de Tarragona, Alejandro Fernández, presentó una moción en el ayuntamiento cuyo propósito es el de cambiar el nombre de la universidad local, la Universitat Rovira i Virgili (URV), por el de Universitat de Tarragona.

La moción presentada por los populares en el pleno del ayuntamiento recibió el apoyo de los socialistas, que gobiernan actualmente la ciudad. Convergència i Unió decidió abstenerse de participar en la votación y la única fuerza política que se mantuvo contraria a la propuesta del PP fue Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). 

Tanto la presentación de la moción como su aprobación han generado en estos días diversas opiniones entre los sectores de alumnos y profesorado de la universidad y los vecinos de la ciudad. Mayoritariaemente los ciudadanos y estudiantes se muestran contrarios a esta nueva proposición, aunque se encuentran también opiniones favorables respecto al posible cambio de nombre. 


Desde aquí me pregunto: ¿Por qué es importante cambiarle el nombre a una universidad?
Los motivos alegados por el alcalde socialista, Josep Fèlix Ballesteros, son los de reforzar la capitalidad y el nombre de la ciudad y promover su marca. Cabe decir que son muy similares a los presentados por el Partido Popular y su líder, Alejandro Fernández.

 Analicemos la situación. Por una parte se nos explica que el objetivo principal es el de foprtalecer la fama de la ciudad. Para esto deben llevarse una serie de medidas en las que, al parecer, se incluye el cambio de nombre de la universidad local. 

Por parte del descontento general encontramos como alegaciones el coste económico que el cambio de nombre supondría y el valor histórico del personaje que da nombre a la univiersidad (recordemos que Antoni Rovira i Virgili fue una de las principales figuras del catalanismo político a principios de siglo XX).

Personalmente me situo en contra, es claro. Primero porque no creo que para promocionar la marca de una ciudad como Tarragona deba recurrirse a una medida como la que el Partido Popular plantea. La Universitat Rovira i Virgili ya supone un distintivo importante para la ciudad de Tarragona, puesto que la inmensa mayoría de universidades portan el nombre de la ciudad en la que se ubican. Además, hace relativamente un par de meses, se celebró un congreso internacional de arqueología y mundo clásico en la ciudad, llamado Tarraco Biennal. En el acto de su presentación Ballesteros afirmó que su utilidad era la de reforzar la marca de la ciudad. Aquí podemos plantearnos una comparación entre actos. Un congreso internacional sobre la ciencia arqueológica o el cambio de nombre de la universidad local. Creo que no es necesario preguntarse que medida favorece más el patrocinio de la ciudad. 

Pasemos al segundo motivo; el económico. Con el aguacero que está cayendo me parece una memez absoluta cambiar de paraguas. Primero porque en el tiempo en que cambiásemos de paraguas nos pondríamos chorreando, y segundo porque el nuevo paraguas no sería mejor y seguiría quedando gente sin poder cubrirse de la lluvia. En otras palabras, el tiempo y los medios económicos que se tendrían que gastar en cambiar los carteles, logos, señales y papeles, respecto a la universidad, no garantizarían para nada un mejor nivel de la universidad. 
Amén de la aberración que supone utilizar ese dinero en cambiar el nombre de un centro público cuando hay personas que no pueden costearse unos estudios universitarios y las becas, las ayudas y los presupuestos han ido disminuyendo en estos últimos años. 


Por último tenemos el valor histórico del nombre. Se ha especulado sobre la idea de que el PP quiere cambiar el nombre de la universidad porque Rovira i Virgili fue una de las principales figuras del catalanismo político. Esto es un rumor y ni aquí ni en ningún otro medio de comunicación puede corroborarse. Pero en caso de ser cierto, supondría un delito histórico que, como cualquier otro delito, debería juzgarse como correspondiese. 

Así pues, antes que nada las autoridades deberían consultar a la ciudadanía y someter la propuesta referéndum, puesto que Alejandro Fernández no es Tarragona ni Tarragona es Alejandro Fernández. Aunque supongo que ya se han acostumbrado a actuar por voluntad propia y sin tener en cuenta las consecuencias de su medidas. Y después, en caso de llevarse a cabo finalmente, deberían hacerse estudios e informes sobre los costes que va a representar la medida y presentarlos públicamente a la ciudad.