viernes, 16 de mayo de 2014

"Olvídate de mí", de Michel Gondry

Acostumbrados a las típicas tragicomedias amorosas de Hollywood, "Olvídate de mí" (cuyo título original, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, es mucho más original que el del doblaje en castellano), supone una impactante novedad para un género, el romántico, algo banalizado en las pantallas de cine. Rompe muchos esquemas y estereotipos que han limitado la historia amorosa en el séptimo arte a rencillas de odio que se acaban solucionando de manera surrealista o a jóvenes parejas que practican una relación platónica después de verse una única vez y atravesar una leve dificultad.

Cartel del film (fotogramas.com)
Gondry plasma una historia amorosa basándose en la importancia del recuerdo. Si la memoria es la mejor arma para combatir los mayores errores que hemos cometido a lo largo de la historia, en "Olvídate de mí" también se presenta la memoria como antídoto de esas etapas negativas pero necesarias en toda relación

La cuestión de disponer de una herramienta que borre nuestra memoria acaba siendo algo peligroso e ineficaz. Peligroso porque en lugar de borrar el recuerdo lo daña, y el daño se extrapola a la vivencia. Ineficaz porque todo recuerdo parte de la experiencia de haber vivido el hecho o la situación que se recuerda, y aunque la memoria se pueda modificar, dañar o sintetizar, la vivencia es algo que permanece en los seres, que no desaparece. 
Una escena de la película (cine5x.com)

Ese es el caldo de cultivo en el que se desarrolla la historia. Dos enamorados que deben luchar contra el acto precipitado de desear olvidarse mutuamente. Aparece el flashback, presente en todo momento, como figura básica en la participación de la construcción de la trama. Recuerda a otras obras que juegan con el retroceso al pasado, como Memento, aunque lo hace de una manera más disimulada y sublime

Y, sobretodo, plantea la cuestión del olvido en el amor. Puede relacionarse con la posibilidad de que exista el amor único y que éste sea más fuerte que cualquier elemento externo que pueda tratar de separar a una pareja, incluido el ataque a los recuerdos y las vivencias. Una interesante metáfora de la batalla que debe jugar el amor con el paso del tiempo y el deterioro de los sujetos que lo viven, de la misma manera que el riesgo del alzheimer y la desaparición de las huellas que deja nuestra vida, al que todos estamos expuestos sin ninguna seguridad ni garantía.