lunes, 30 de julio de 2012

La nación que se creía virgen


En efecto, estoy hablando de la extraordinaria Estados Unidos. La nación que, siempre creímos, se mantuvo intacta de la tiranía del poder. Todos sus presidentes fueron electos, fervientes defensores del liberalismo y la democracia se mantuvo intacta. Pero no es oro todo lo que reluce. En todos los libros hay un capítulo negro. Este capítulo denota una indeseable particularidad con el resto de capítulos que le proceden y suceden. En USA este capítulo se llama, Joshua Norton I. Este nombre llegó a ser emperador de los Estados Unidos. Pero además un “falso emperador” puesto que engaño al pueblo, en general, con sus supuesta condición de monarca. Norton se autoproclamó emperador de la nación tras ver el esplendor que su figura despertaba en los ciudadanos.
De esta manera, sin contar con nadie más, el 17 de septiembre de 1859  comenzó a ostentar dicho cargo junto con el de “protector de México”. Hace relativamente poco ¿verdad?
Se afincó en San Francisco e impuso sus rigurosas aunque ridículas leyes, como por ejemplo la de la implantación de una multa a todo aquel que se dirigiese a la ciudad de San Francisco con el apelativo “Frisco”. Incluso se llegó intentra construir un puente colgante justamente donde hoy mismo se alza el Golden Gate, pero finalmente no llevo a cabo su propuesta.
Ahora bien, si tiene que haber un capítulo negro en todos los libros, que sean cómo el de Norton. Su poder político se limitaba a la permisión de sus supuestos súbditos. No iba más allá. No era legítimo.
De esta forma, Joshua Norton I gobernó durante 21 años en San Francisco, o Frisco como repelía que la llamasen, hasta que en 1880 una apoplejía se lo llevó bajo la tierra. Esta es la historia del punto más grisáceo en toda la larga tradición de puntos negros a lo largo de las diversas épocas de la historia mundial.

La “divina comedia”


Creo que si el gran poeta italiano Dante tuviese la oportunidad de analizar la actual situación que el mundo, en general, y nuestro país, específicamente, están viviendo encontraría material de sobra para realizar una segunda parte de su excelsa obra La divina comedia.  Y el motivo por el que digo esto es, sobre todo, por la palabra comedia. No hay más. Lo que estamos viviendo es una falsa y burda comedia. El desarrollo de las medidas que toman nuestros dirigentes cada día, y desde que se asentaran en sus butacones del congreso, encarece el más plano sentido de la vida.
Hago referencia a la presión con la que se nos ha cargado a los ciudadanos. Vivimos maniatados y con una soga al cuello. Y ¿qué podemos esperar? Una mueca de sonrisa malévola y una palmadita en la espalda. Después de esto somos empujados al vacío. Vacío cómo el que nos espera cuando los efectos de la subida del IVA comiencen a dejar sus marcas de paso. Por cierto, por si fuese poca la subida del impuesto del valor añadido que hemos sufrido y sufrimos, de forma indefinida por ahora, las autopistas que dependen del estado se han encarecido desde este domingo un 7,5%. ¿Es de comedia o no? El antiguo dicho de “reír por no llorar” está tomando mucha forma en nuestros días. Parece que, con esta medida, el gobierno quiere asegurarse que la gente no se marchará del país para dejar de pagar todas las subidas que han impuesto. ¡A ver quién es el guapo que se atreve a poner una rueda en la autopista ahora! Si a este hecho le sumamos que el mismo día, domingo 29, el combustible llegó a la friolera de 1,45€ el litro, siendo francos, o se nos ha lanzado una friolera de que utilicemos más los transportes públicos y que saquemos nuestras bicicletas de los trasteros, o nos quieren parados, evitando cualquier movimiento que pueda levantar sospechas. Pero no seamos ingenuos que esta segunda parte de la comedia no finaliza aquí. Nos quedarán muchas más partes.
La segunda parte, a mi modo de ver y basándome en la esperanza que siento de una favorable reacción y corrección de la situación, acaba con la gran noticia de que nuestro gobierno y líderes políticos no harán vacaciones en este mes de agosto. Si el sarcasmo pudiese escribirse en tinta este papel estaría empapado en negro. ¿Vacaciones? Sí. Debe ser una comedia, aunque creo que hay millones de personas que no le ven la gracia por ninguna parte. Pese a ello cabe decir que nuestros políticos han tenido una frágil atención. Han renunciado a algo que ya poseen. Alego esta afirmación asegurando que yo nunca he trabajado en ningún lugar en el que pueda coger un avión cuando lo crea oportuna y desplazarme a otro país para ver una final de una competición de fútbol. No es más que una patraña a través de la cual quieren tejerse un bonito vestido de cara a su público, a “su” pueblo. Les ocurre lo mismo que al lobo de un cuento: el lobo quería robarle la sandía al conejo y poner una falsa en su lugar para que éste no percatase. Así que cogió una pelota de color rojo deshinchada y la pintó del color de la fruta. Pero al hincharla, quiso agrandarla tanto y hacerla tan exteriormente bella que le explotó en la cara. Pues eso es lo que está ocurriendo. Únicamente con la excepción de que para muchos “conejos” de esta madriguera” la sandía de los “lobos” explotó hace mucho tiempo.
Me alegra ver que de la misma forma que ellos han tenido tan agradable atención, el pueblo no ha podido quedarse quieto en su recelo por devolverles dicha atención y así han tomado fuerza manifestaciones y movimientos como los de “no vull pagar”.
Así que ¿por qué no nos levantamos de nuestro asiento y subimos al escenario dispuestos a participar en esta incansable comedia de toma y daca entre “conejos” y “lobos”? Sinceramente creo mucho más en la fuerza de la unidad de muchas manos de abajo que en la que desprende el mazo sujetado por la mano que está encima de ellas.

El árbol y su enramada

Cuenta un viejo cuento que una vez, en mitad del más plano de los valles, creció un árbol de robusto tronco y frondoso forraje. Sus raíces se ensancharon y se ensancharon, y llegaron a crecer de tal manera que la gente que vivía en aquella zona y visitaba el majestuoso árbol aseguraba que de arrancarse las raíces, un volcán repleto de lava emergería tras ellas.

El tronco del árbol, con toda la pureza del color marrón, media más de cinco metros de largo y su anchura era la equivalente a un grupo de diez personas formando un círculo cogidas de las manos. Aquella maravilla servía de hogar a muchos caminantes que se decidían a cruzar el inmenso verdor de aquel valle. Su espesa copa llena de hojas impedía que el sol llegase a su porción de tierra en verano y su sombra era fresca y tranquila. En el invierno, sus raíces servían de colchón y de abrigo a más de un valiente peregrino. Cubrían íntegramente el cuerpo de una persona y todavía les sobraba espacio para acoger a alguien más. Eran cómo brazos cálidos repletos de hospitalidad que parecían esperar a sus invitados llegar.

Además en el interior del árbol vivían familias completas de animales de todo tipo. Insectos que se beneficiaban de su abundante y suculenta resina. Pequeños roedores que utilizaban las oquedades del tronco cómo almacén donde guardar sus víveres. Aves que edificaban bonitos y espaciosos nidos entre las sólidos ramas. Una gran y variada fauna que había encontrado en aquél árbol el palacio de sus sueños.

Pero el árbol estaba repleto de ramas. Se erguían desde el tronco cómo mástiles de embarcación. Se entrecruzaban las unas con las otras. El árbol estaba completamente infestado de ramas. Habían ocupado, prácticamente, todo el tronco. Un tronco que ahora se presentaba astillado y plagado de relieves punzantes y peligrosos. En la parte superior del tronco crecían las ramas más sólidas. En ellas se anidaban las más exquisitas obras arquitectónicas de las aves. En la zona intermedia del tronco las ramas eran de gran calidad pero crecían más delebles que las de la parte superior y la copa del árbol. Y en la zona del tronco más próxima al suelo crecía toda una encrucijada de ramas frágiles, pequeñas, tristes, estériles y paupérrimas. Muchas de ellas eran arrancadas por el viento, por muy minúsculo que fuese el soplar de éste.

Las ramas de la parte superior se llevaban las mejores hojas del árbol (las que eran perennes) y se quedaban con las cosas más bellas y preciadas. Los nidos de las aves, los animales más majestuosos, etc. Con todo aquello que anhelaba toda rama. Las intermedias tenían para ellas un gran arsenal de hojas. Pero estas hojas no eran de tan buen parecer. Eran hojas caducas. Duraban más que las normales pero cuando llegaba el invierno con todo su frío y su silencio se las llevaba sin mediar palabra. Las arrancaba de aquellas ramas y no las volvía a traer hasta la primavera. Las raptaba. Las ramas de la zona media también tenían algunos animales. Sobretodo, roedores y panales de abejas. Y las ramas de la zona baja malvivían en busca de alguna hoja que adherir a su esquelética y raquítica estructura. Los únicos animales que poseían eran los insectos más inútiles y menospreciados.
 
Cierto día comenzó a crecer una nueva y pequeña ramita. Había comenzado a crecer en la zona más próxima al suelo, entre las ramas más débiles y menos valiosas que el tronco guardaba. Esta ramita comenzó a crecer y acrecer. Cuando el resto de ramas, próximas a ella detuvieron su crecimiento, ella continuó y continuó. Creció tanto que llegó a abandonar aquella zona más baja del tronco y ascendió a la zona intermedia. Llegó a la zona intermedia con un par de hojas en su cuerpo y un pequeño gusano que recorría a diario toda su longitud.

En la zona intermedia, miradas de extrañeza y caras sorprendidas (tirando más hacia el asco) la recibieron. Pero la ramita no detuvo su paso y anheló y luchó con todas fuerzas para seguir creciendo. Con el tiempo fue recibiendo más y más hojas y el gusano solitario que tenía al principio se convirtió en un extraño pero esperanzador capullo de seda. Toda la zona intermedia acabó reconociéndola, ya que ella había dedicado todo su tiempo a explicar cómo malvivían las ramas en la zona más próxima al suelo ¡Había creado una conciencia en las ramas de la zona intermedia sobre el estado de las ramas más bajas del tronco! La euforia la envolvía. Entonces, con todo el respaldo de la zona intermedia del tronco, el cual cada vez se envejecía más viendo cómo las ramas de su parte superior vivían en una infinita sobreabundancia  y no se detenían en mirar cómo seguía el tronco más debajo de ellas, la ramita valiente y entusiasta se adentró en la parte más elevada del tronco: la copa. Al principio, una completa y profunda ignorancia la abrazó. Ninguna rama se detenía a mirarla. Todas estaban demasiado concentradas en cuidar su perfecto forraje y mantener sus bellos animales. Más tarde llegó la repugnancia. Nadie de aquel lugar quería relacionarse con la humilde ramita.
 
Pero la ramita no se hundió en la desesperación y el odio, pese a que tuvo muchas tentaciones a hacerlo. Y comenzó a expandir su rama y su escaso forraje con el objetivo de poder llegar a todas las ramas que habitaban aquella zona prohibida del tronco. Poco a poco, las ramas superiores fueron escuchando lo que la ramita, pequeña para ellas, les decía. Y entonces hubo algunas ramas que se atrevieron a mirar hacia abajo y percatarse de la situación real del tronco. Éstas, se desprendieron de parte de su forraje y animales y lo lanzaron a las zonas intermedia y baja del tronco. Pero hubo muchas otros que prefirieron continuar su camino, no mirando más allá de la punta de sus hojas ni del perfecto pelaje de sus aves y sus roedores.
 
A día de hoy, cuentan que todavía hay ramas que crecen de manera muy débil en la zona más baja y son llevadas, sin pena ni gloria por el viento. En cambio hay otras ramas que han podido corregir su crecimiento y hoy, gracias al testimonio y la lucha de aquella ramita, son ramas sanas y robustas, con su forraje y sus animalitos.

Tronco sigue manteniéndose entre la vejez y la juventud. Llora cuando una de sus ramas sufre. Y ríe con las que, con una causa decente, ríen. Hay muchas ramas que piensan que no ha cambiado nada en el árbol, pero todos los habitantes del gran tronco saben que lo que hizo la humilde ramita en su día no fue para nada en vano.

viernes, 27 de julio de 2012

La lista de… ¿Goering?


En efecto. Pero cuidado, no la de Hermann Goering, el temible ogro nazi que catapultó las fuerzas aéreas de Hitler cómo una horda desalmada y sin piedad. No, no hacemos referencia a este negativo protagonista de un corto pero intenso periodo histórico. Nos referimos a su hermano pequeño, Albert Goering. Este empresario alemán luchó muy fielmente contra la política antisemita de los nazis. Pese a estar su hermano muy presente en el gobierno nazi, lo encarcelaron en varias ocasiones y le impusieron multas pero Albert jamás se rindió. Luchó por sacar a todos los judíos que pudo del país. Trabajó incesantemente para sacar a familias enteras de campos de concentración y de sótanos secretos de la Gestapo.

Su hermano mayor Hermann tuvo que intervenir más de dos y tres veces para que él no sufriese el menor atisbo de castigo por parte de sus compañeros nazis. Pero nada detuvo a Albert. Pero la vida es un sueño y los sueños muchas veces comportan consigo muchas paradojas. Paradojas cómo la que sucedió con Albert.

Se dice que Albert liberó a mucho más de 50 judíos. Pero al parecer no le sirvió de mucho. Fue juzgado en los Juicios de Núremberg y pese a contar con documentos que atestiguaban una lista con 34 nombres de judíos a los que Albert ayudó, el tribunal lo condenó a dos años de prisión por haber recogido unas ganancias de 7.000 reichsmarks en una fábrica de Skoda en Viena, en la cual estuvo trabajando con mano de obra ilegal y esclavizada. Además, a su salida de prisión Albert se encontró con que todos los bienes de la familia Goering habían sido requisados por la administración pública de la recién formada República Federal de Alemania. Aquí está la paradoja. Sólo y sin ningún tipo de bien material, Albert deambuló la última etapa de su vida, de un trabajo en otro, ganando miserables cantidades de dinero y sobreviviendo con una paupérrima pensión. Antes de morir se casó con la casera de su apartamento en el centro de Berlín, por tal que así ésta se quedase con su paga en caso de fallecer él.
En 1966 murió y se olvidó.

El poder de una voz

Qué maravilloso y fascinante resulta el poder de una voz en ciertas situaciones ¿verdad? Pero no puede ser una voz cualquiera. Hay muchas de voces cualquiera. Muchas, pero sin ese poder. Para que una voz tenga ese poder se necesita algo. Ese algo no viene dado. No viene de regalo. Se hace. Se aprende. Se consigue.

El poder que tienen esas voces concretas es capaz de dibujar en nuestros rostros la más amplia de las sonrisas. O, por el contrario, hundirnos en un mar de lágrimas y penas. Pero no solo sobre nuestros rostros se ciñe su influencia. Hay voces que tienen la capacidad de cambiar una situación de relevancia mundial con tan sólo una frase ¡Y ya está! Cómo si de convertir un huevo en tortilla se tratase.

 Una de estas voces pertenece al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. El italiano lo ha más que corroborado con su última aparición en Londres. Unas palabritas y “chimpón”. Se han resuelto los problemas. La crisis parece haber disminuido y el agravio y la hostilidad con los que nos trataban los medios de comunicación internacionales últimamente se desvanecen cómo la más matinal de las neblinas. El “efecto Draghi”, como muchos han querido catalogarlo, ha provocado un notorio aumento en las principales bolsas europeas y una gran caída en la prima de riesgo de los países más sufridores en esta Europa del euro y su respectiva crisis. Tan solo le ha hecho falta asegurar que su institución, el BCE, luchará hasta el último aliento para que el euro permanezca en su lugar.
 
La pregunta que a mí se me plantea es: ¿Señor Draghi por qué no dice usted una de sus maravillosas frases cada semana? Estoy seguro de que Europa, si no el mundo entero, se lo agradecería satisfactoriamente. Incluso podría plantearse publicar una antología de frases y reflexiones.

En fin, una más de las tantas pruebas que todos tenemos acerca de la situación de los mercados. Todos es una burda especulación. Si hoy este hombre hubiese cambiado sus palabras en un sentido antagónico, ahora mismo estaríamos con el agua hasta las orejas. Y si no hubiese sido él podría haber sido cualquier agencia de calificación (por ejemplo Moody’s o Standard & Poors) o de noticias (Reuters, etc.). O incluso las palabras de alguno de nuestros gobernantes, las que se hubiesen tornado en nuestra contra o nos hubiesen alzado a niveles de confianza inexistentes.

Todo este sistema, tal y como hemos podido observar hasta la fecha de hoy, es un gigante con pies de fango. 



miércoles, 25 de julio de 2012

Enterrando el fusil, aupando la fraternidad

Como todos sabemos, y deberíamos saber, en 1914 arrancó la primera de las dos grandes guerras que vestirían, sobretodo, la historia de la humanidad de un color sangre espeso. La Primera Guerra Mundial, conocida también como la Gran Guerra, fue una consecuencia directa de la lucha voraz en la que el colonialismo tenía sumergidas a las principales naciones europeas. Un más que endeble sistema de alianzas se activó de forma automática y, en breve, lo que inicialmente se conocía como un conflicto regional entre el Imperio Austro-húgaro y  Serbia, pasó a convertirse en un conflicto de ámbito internacional.

Fue una guerra cruel, mordaz y sádica. En general, como cualquier guerra entre humanos. Los ejércitos estaban principalmente compuestos por escuadrones y batallones de jóvenes entre 19 y 35, o incluso más, años. De hecho, en esta guerra luchó un joven aprendiz austriaco que, no me cabe la menor duda, tomó nota muy bien de cómo crear y propagar hasta la destrucción total una guerra. En efecto, me refiero al joven soldado Adolf Hitler, que por aquél entonces no legaba a la treintena de años.

Además de que era una guerra de jóvenes contra jóvenes, causó grandes daños en el paisaje y la geografía europea con todas las trincheras y campos de batalla que se crearon y se destruyeron y se volvieron a crear para volverse a destruir.

Esta guerra no debió gustarle mucho a los jóvenes soldados que participaron en ella porque, pese a haber comenzado en julio de 1914, en las festividades navideñas de diciembre del mismo año ya decidieron hacer un alto el fuego. Un hecho conmovedor y una muestra más de que el hombre, realmente, no tiene sed de sangre ni de venganza y no anhela otra cosa que los caminos de la paz. En cuanto percibe que está muy lejos de esos caminos y que se ha adentrado en tierra hostil desea y lucha con todas sus fuerzas para volver a la paz.
 
De esta manera, el 29 de diciembre se produjo un bonito y necesario alto el fuego, pese a no ser oficial para la burocracia, entre los frentes británico y alemán. Esto es lo que se conoce como la Tregua de Navidad. En ella, los alemanes cantaron su stille nacht (noche de paz) y los británicos los acompañaron con tradicionales villancicos de su nación. Posteriormente, los soldado abandonaron las trincheras, infestadas de infección y de todo tipo de condiciones insalubres, y se dispusieron juntos a leer algunos versos del exquisito Salmo 23 (El Señor es mi pastor, nada me faltará…). Incluso tuvieron tiempo, durante los escasos días que duró la tregua, de improvisar un pequeño campo de fútbol y jugar un partidillo. Se han encontrado algunos escritos y documentos en los que se afirma que el resultado fue de 3-2 favorable al conglomerado alemán.

Una bella y delicada forma de poder y saber ver el punto de luz en mitad del óvalo repleto de oscuridad. Y pese a que puede que muchos de los que leyeron y cantaron juntos, y también jugaron aquel partidillo con completa deportividad, se acabasen matando entre ellos al cabo de unos días, la fraternidad, el amor y la paz que compartieron y sintieron juntos en aquellos días no podrían ser sustituidos por otra cosa. Sus corazones resquebrajados fueron saneados y sus heridas limpiadas.


¿Quizás hoy en día nos resultaría necesario hacer una “Tregua de Navidad”?

Carta a José Ignacio Wert


Señor ministro de educación, cultura y deporte:
Desde que llegó usted al sillón más alto de este ministerio no ha pasado día alguno en el que no haya sentido la necesidad de escribirle. Bien por trabajo, bien por otras ocupaciones y necesidades más primordiales que el hecho de escribirle a usted-no se ofenda- he ido aplazando ese recelo de poder enviarle a usted un escrito.
Pero debo confesarle, señor ministro, que se ha encargado muy bien de ir engordando cada vez más esa necesidad en mi interior hasta tal punto que ya no la he podido aplazarla ni reprimir más. Puedo confesarle que estas líneas me obliga a escribirlas usted. No son fruto de un deseo personal ni nada por el estilo.
Sé que ha dado muchos giros y vueltas en su vida. Fue diputado en las Cortes por la provincia de La Coruña con la formación PDP (Partido Democrático Popular).  Pero al parecer, por aquel entonces la política no era lo suyo. Prefirió probar mayor fortuna en el sector privado, donde llegó a ser presidente de algunas empresas importantes en el sector de análisis de opinión y sondeos de audiencias, como Demoscopia, fundada por usted mismo, y Sofres.
Trabajó también como profesor de sociología en la Universidad Autónoma de Madrid y estuvo en el banco BBVA. Pero resumiendo señor Wert, esto no es una recopilación de su currículum ni nada por el estilo. Cualquier persona que quisiese informarse sobre su vida no tendría mucha dificultad para encontrar datos acerca de usted. Y por supuesto, mucho mejor que yo, sabrá usted cual es su propia carrera. Así que, siempre bajo la tutela de su permiso, adentrémonos en la temática de esta carta.

Y lo cierto señor Wert, como antes le decía, es que usted mismo ha sido el detonante de este manifiesto personal que le hago. Aunque creo que más adelante descubrirá que de personal tiene bien poco. Soy un joven estudiante de periodismo. Recientemente acabo de concluir mi segundo año en esta maravillosa carrera que cada día me enseña algo nuevo y me proporciona un aliciente muy distinto al anterior ¡Exacto! Soy uno de esos tantos cientos de miles de estudiantes a los que usted se ha dedicado últimamente a acosar sin ningún tipo de piedad.
No soy afín a ninguna fuerza política de las que imperan en el país. Le escribo esta carta desde la total neutralidad que siento en mi corazón. Poniendo como base de cada frase una rocosa imparcialidad. Pero eso no me excluye de la que es, será y debería ser la mayor fuerza en cualquier territorio: el pueblo. Sí, señor Wert. Pese a que le cueste entenderlo así es. El pueblo tiene el poder. Usted no es más que una vaga representación de un pueblo dolido con su predecesor. Un pueblo que buscaba-y lo sigue buscando- un cambio,  mas no lo encontró.  Un pueblo al que usted no ha respetado desde el primer día que tomó la cartera de educación cultura y deporte. Y no solo no lo ha respetado sino que ha ido más allá. Se ha permitido menospreciarlos e insultarlo. Maltratarlo y devorarlo. Eso es lo que ha demostrado, exactamente, usted hasta la fecha.

No miento cuando afirmo que no hay nada en mi interior que se alce en su contra. Se lo aseguro señor ministro. Pero le estaría mintiendo si no le confesase toda la verdad de mi sentir. Y esa verdad es que me tiene usted muy preocupado. En estos siete meses de mandato ha causado en mí muchas angustias y aflicciones señor ministro. Además de algún que otro enfado, debo confesarle. Pero de entre todas esas cosas, esa verdad que me esfuerzo en confesarle es que me tiene usted muy dolido. Y aunque pueda que a usted no le interese que un estudiante más de esos muchos que tanto han clamado su nombre- y no precisamente mirando al cielo- le manifieste su descontento, yo anhelo aclarárselo porque tengo fe. Tengo fe en la mejora de cualquier situación y de cualquier persona. Y a usted no puedo excluirle señor ministro.

Me duelo, señor Wert, cuando recién llegado usted al gobierno propone medidas tan absurdas como la de la desaparición del 4rto curso de la secundaria y la ampliación del bachillerato un año más. Esto no es más que un placebo que va a generar más gastos. No está recortando ningún curso. Simplemente lo substituye. Está cambiando el nombre de 4rto de ESO por el de 3ero de bachillerato. Y ojalá, de todo corazón le confieso, ojalá que sus medidas y reformas ministeriales hubiesen sido todas como estas. Simples placebos que ni quitan ni dan. Reformas que no aportan nada nuevo y tampoco recortan. Pero ¡hay pobre iluso de mí! Cuánto dolor me causó al ver que iba a destinar una subvención de 193.000€, más que necesarios en la educación del país,  para el Diccinario biográfico español, muy cuestionado por la falta de precisión en algunas de sus biografías ¿Cómo un estudioso de la sociedad y del derecho como lo es usted no puede entender que ese dinero era necesario para la educación del país? ¿Acaso cree usted que tiene más valor un conglomerado de biografías dominadas por la subjetividad de sus autores que la educación de un niño español? ¡Por favor señor ministro, no sea usted tan hipócrita!
Me duelo, señor ministro, al ver que en este país siguen mandando la Iglesia Católica y su partido político afín. En cuanto cuatro voces de estos sectores dejaron ver su descontento con la asignatura Educación para la ciudadanía usted, sin más consulta popular ni referencia al pueblo, decidió cambiarla por Educación Cívica y Constitucional, al parecer de toque más conservador y favorable a los ideales de su partido. Y en esto siento el derecho y el deber de decirle a usted que ha violado los estamentos y las leyes sobre la libertad de expresión y el derecho de elección del pueblo. Ha tomado una decisión sin consultar y usted no es España ni su educación señor Wert, no lo es.
La cúspide de todas sus decisiones tan negativamente trascendentales para su país llegó cuando vi en un artículo de un periódico su decisión de aumentar en un 66% el precio de las matrículas para el año que viene. Señor Wert le escribo con franqueza. En estos dos primeros cursos he podido disfrutar, gracias a Dios, de una excelente ayuda económica que me ha ayudado a mantenerme en el lugar en el que estoy. Se me ha pagado el coste íntegro de la matrícula y se me ha proveído de ayudas en diferentes conceptos. Pero le animo a que se haga usted la misma pregunta que me he hecho yo en estos dos años y que me hice cuando leí esta noticia: ¿y ahora que será de aquellos que no gozan de una beca como la mía? ¿Qué será señor Wert? Dígamelo usted porque yo ni me lo imagino ni quiero imaginármelo.
La pregunta que me hago en relación a esto es: ¿cómo un ministro de educación cuya labor es velar, cuidar y fomentar una educación pública saludable, destruye de una forma tan atroz la enseñanza primaria, secundaria y superior de un país? No lo comprendo. Y eso es precisamente lo que usted ha hecho ministro. Nos ha atado, primero, la soga al cuello y después nos ha empujado para asegurarse que dejábamos todos de respirar.  Una de las últimas frases que le escuché decir, “en España hay demasiados universitarios”, le delata a usted, señor Wert. Quiere una sociedad que no piense, que no sepa contestar, que no busque razonar. Quiere a un pelotón de personas que se amontone en las calles acatando todo cuanto haga.
La base de cualquier sociedad es la educación. Nuestra sociedad se caracterizaba por una educación pública de calidad, independientemente del nivel de los estudiantes. Usted ha devorado hasta los huesos de esta base.
Pero no se preocupe señor Wert. Usted ya tiene su carrera y su bienestar garantizados. A los demás déjenos los cuchillos y los palos que ya pelearemos entre nosotros.
Sepa usted que todo cuanto se cosecha en esta tierra, posteriormente es devuelto. Así que, desde el amor que le tengo como prójimo suyo que soy, le aconsejo que cambie de semillas.
Para acabar esta carta, le digo que aunque usted no se haya planteado ni por un instante pedir perdón o reconocer su error, le perdono y le otorgo toda la misericordia que ha sido puesta en mí. En ese perdón vuelco toda mi fe, haciéndole saber que todavía creo en usted. Creo que puede pulir mucho más su cometido y llevarlo a puerto de mejores aguas.
Un saludo cordial.

La letra pequeña, Tarragona, julio de 2012.

Segundo “match ball” para Valencia



La Comunidad Valenciana ya recibió, no hace mucho, una importante inyección de liquidez por parte del estado ya que era una de las autonomías con más déficit, y de hecho lo sigue siendo. Ayer conocíamos la noticia de que dicha comunidad vuelve a realizar una petición, en cuanto a liquidez se trata, al gobierno central. Máximo Buch, responsable de la consejería de economía, industria y comercio de la Generalitat Valenciana hace pública la necesidad de 3.500 millones de euros para poder hacer  frente a los vencimientos del actual periodo.
El consejero ha afirmado que esta ayuda llevaría consigo unas duras consecuencias para el ciclo de 2013, cuya reducción del déficit se había fijado hasta el 1,1% y a partir de ahora deberá caer hasta el 0,7%, según los condicionantes acordados en el Consejo de Política Fiscal y Finaciera (CPFF).  Además de esto, Buch se ha atrevido a confesar que la situación económica del país no es tan apocalíptica como  e muestra en los resultados de la prima de riesgo, que en la última jornada llegó a superar los 630 puntos básicos. Afirma que existen una seria de movimientos especulativos que provocan una degradación en la imagen de la economía y, por ello, se declara partidario de una inyección de liquidez ( o sea un rescate) por parte del Banco Central Europeo (BCE), con la cual, Buch , cree que se acabaría con toda ese negativismo especulativo de la prima de riesgo.
Además de Valencia, la Región de Murcia i Cataluña también tienen previsto acudir a las arcas del estado por tal de conseguir algo de liquidez. Pero bien, centrémonos en Valencia.
Una de las comunidades que más necesita y una de las que más despilfarra ¿A nadie se la ho ocurrida empezar por cortar ese despilfarro? La Comunidad de Valencia acoge el Gran Premio de Europa de Fórmula 1. El objetivo de llevar este evento a Valencia era el de recaudar los sustanciosos beneficios que este deporte mueve consigo. Pero lo que fue una obsesión de Francisco Camps y Rita Barberà se ha convertido en la peor de las pesadillas para la ciudadanía valenciana. Este gran premio se ha convertido en una molesta piedra para el zapato de muchos valencianos. En La Vanguardia leía el otro día un artículo de enero que resumía, a mi gusto, muy bien la situación:
…cuesta aceptar, desde un punto de vista ético y también estético, que se esté exigiendo fuertes sacrificios a los trabajadores, a los interinos, a los funcionarios y a tantos colectivos y empresas, y que paralelamente se mantenga un evento que simboliza todo lo contrario de lo que ahora se demanda a la sociedad. (Salvador Enguix, La Vanguardia, 04/1/2012).
No creo que sea necesario comentar el artículo. Es perfectamente comprensible y sencillo de entender. El autor nos da la situación tal cual, mascada a lo máximo. Y por muy cruel o dura que parezca es así. Así es la sociedad mandataria del “hoy”.

El coste de organizar esta prueba es de 30 millones de euros por temporada. Hecho que le supone a la Comunidad Valenciana unas pérdidas de 20 millones anuales. Además se sabe que el contrato vigente con la organización de la Fórmula 1 caduca en 2014, pero la “comunitat” busca ampliarlo hasta el 2020. Este hecho está siendo muy cuestionado ya que se han dado un gran número de alternativas a la Generalitat Valenciana como la reestructuración y remodelación del circuito Ricardo Tormo o compartir el Gran Premio de Europa con Cataluña, como le ofreció en su día la Generalitat catalana a Camps.

Parece que la fe del gobierno valenciano en este evento es inamovible. Pero ¿realmente podrá mantenerse así? ¿Cómo puede un gobierno asegurar que le falta liquidez y costear un evento de tal dimensión como el GP de Europa? ¿Cómo esquivará Valencia su segundo “match ball”?


Estemos atentos porque puede que su pelota nos salpique a todos.

lunes, 23 de julio de 2012

¿Dónde queda la Eurocopa?

Próximo a un mes es el periodo de tiempo que ha transcurrido desde la conquista española de la competición de la Eurocopa 2012 , celebrada en Polonia y Ucrania ¿Ha cambiado algo en nuestro país? Sí. Negar que nada ha cambiado sería una incoherencia porque el valor histórico que esta “hazaña” conlleva es, sin lugar a dudas, el de la estampa de un capítulo inédito en el libro de la historia de un deporte tan ilustre como es el fútbol. Pero también resultaría otra incoherencia quedarnos únicamente con este aspecto y no ver el resto de hechos que están relacionados con este logro.
En el diario deportivo As leía la felicitación personal del rey Juan Carlos a todos los integrantes de esta mítica selección: “Nos habéis dado una alegría”. No es necesario entrar en el término de si todos los españoles han recibido esta “alegría” de la misma forma. Tan solo desearía plantear la siguiente pregunta al rey respecto a esta afirmación: ¿Y ya está? Yo soy partidario de que una vida sin felicidad ni alegrías es una vida estéril y frívola. No tiene ninguna esencia. Pero en unas circunstancias tan crudas y arduas como las que está pasando en estos momentos el país (y lleva ya unos tres años pasando) ¿ya está? ¿Eso es todo? Al parecer ahora vivimos con las alegrías de un equipo de fútbol que golea a otros. Ya no existe ninguna crisis. Un par de semanas antes de que Casillas alzase el plateado trofeo llegábamos a la escandalosa cifra de 575 puntos básicos en la prima de riesgo. La situación no ha mejorado mucho. Puede que un día bajemos de los 500 puntos básicos pero al día siguiente se vuelve a disparara. El bono roza, si no lo ha alcanzado ya, el 7% de interés. Aquella alegría de la que hablaba el rey pareció esfumarse a la mañana del siguiente día.

Es indignante y doloroso el hecho de saber que un país, tu país, se está hundiendo, y que aún así traten de hacerte ver que son pequeñeces, sin mayor importancia de la que nosotros les damos, que pueden solucionarse con la consecución de un título futbolístico. Al señor rey parecen habérsele acabado las palabras alentadoras desde entonces. Mientras tanto, nosotros aquí seguimos. Y no en la misma situación, sino peor. Ahora planean y ,al mismo tiempo, aprueban subir el IVA de los productos básicos (agua, alimentación, transporte, etc.) para tratar de solventar una crisis que “es de todos” y por la cual todos debemos hacer “sacrificios. Lo siento pero no puedo evitar una mueca de risa en mi rostro cuando escribo la palabra “todos”.
Es curioso que ahora nos pidan cuentas de una crisis que nosotros no creamos ni agravamos hasta el punto al que ha llegado. Es curioso que nos hagan esta demanda pública después de haber gastado 1.000.000 €  en la fiesta de la selección española a su regreso de la épica hazaña lograda en el este europeo. Lo único que se me ocurre pensar es que ese día se paralizaron los mercados y la crisis tan solo fue un vago espejismo. Y es, todavía más curioso que hagan este llamamiento a la “colaboración” después de haber repartido 300.000 € a cada profesional que viajó a esta competición. Estos profesionales que tienen unos sólidos contratos con sus respectivos clubes e ingresan unos salarios anuales que no son precisamente “moco de pavo”.  Yo, sinceramente, no soy capaz de encontrar un explicación lógica para todo esto. Puede que deba llegarme a plantear que mi mente está falta de cierta apertura. Puede que nunca logre llegar a acostumbrarme a esta sociedad de “pan y circo”. Quizás por ello,  pueda generarse una cierta visión de “aguafiestismo” hacia mi persona. Pero también sueño, y con esto vuelvo a decir que puede, con que algún día todas estas frases y letras pasen a la acción.

Pero tranquilos señores, siempre estarán los mileuristas para pagar todo este derroche de vanidad y falta de equidad. Y cuando ya no haya mileuristas, ocuparán sus puestos los medio mileuristas. Y cuando estos tampoco existan serán los centeneuristas los que carguen en sus espaldas todo este despilfarro. Nunca faltarán en este mundo, mientras exista, unas manos que roben y otras a las que robar.

Un reo en el bosque

Cuenta un viejo cuento que una vez existió un verde y frondoso bosque donde el agua fluía con alegría y libertad, los animales se paseaban con elegancia y pomposidad y las aves dejaban al vuelo todo su esplendor y majestuosidad. En el bosque todo vivía en completa fraternidad. Ningún ser molestaba a otro y no era necesario recurrir a la cadena de alimentación para saciar el apetito, puesto que la madre naturaleza, dueña y protectora del bosque, se encargaba de otorgar a cada inquilino lo necesario para desarrollar su vida.

Los días pasaban con normalidad. Las estaciones llegaban puntuales y se marchaban dejando su sitio a otra. El viento no soplaba con violencia sino que dejaba caer su invisible estela para acariciar el cabello de los animales y las aguas. La lluvia era bien recibida por la tierra que saciaba su sed y el sol no tenía que pelearse con los nubarrones para que le cediesen el turno.

Cierto día apareció un ser que jamás había sido visto por el bosque ni por sus aledaños. Al principio los animales pensaron que se trataba de un oso ya que se aguantaba sobre dos patas y sus brazos quedaban colgando en el vacío. Pero luego repararon en el hecho de que, a diferencia de los osos, este irreconocible ser solo tenía bello en lo alto de su cráneo. Además (fijándose ya un poquito más) pudieron observar que sus zarpas no eran largas y afiladas como las que viste un oso. Más bien eran de una piel blanquecina que daba una cálida sensación de fragilidad. De su boca tampoco salían largos colmillos. Algo no cuadraba. Aquel ser se movía como los osos pero no era un oso. Los animales desde sus escondrijos observaron y observaron el caminar de aquel misterioso ser a lo largo de su bosque.

Cuando la noche cayó y el cielo se cubrió del luminoso manto de estrellas el ser detuvo su paso y de una gran joroba que le colgaba de su espalda comenzó a sacar unos palos relucientes, cuerdas y una superficie triangular de tela, tan grande como si se hubiesen agrupado en ella todas las crisálidas del bosque. Nadie sabía qué era aquello y qué haría con ello aquel extraño ser. Pero de pronto comenzó a construir como una especie de nido gigante con forma cónica y con techo. Los palos relucientes sujetaron la tela triangular de las crisálidas por el interior y las cuerdas, que parecían diminutas lianas de color blanco, tensaron la tela por el exterior hasta que esta quedó sujeta. El sinuoso ser introdujo su cuerpo en el interior del nido y desapareció para toda la noche. Los animales y seres del bosque no detuvieron ni un solo momento su exhaustiva vigilancia pero vencidos por el sueño ya bien entrada la madrugada cayeron en sus respectivos lechos. La noche pasó y, algo cansada, dio paso a un sol dispuesto a hacer su trabajo como nunca. La incombustible luz de la mañana despertó todas las almas vivas de aquel lugar.

La sorpresa fue estridente y rocambolesca como nunca jamás se había visto en el bosque. El olor a madera recién tallada deshaciéndose en ascuas y a carne fresca chamuscándose en las mismas brasas era notorio y mareaba el sentido olfativo. Los animales, asustadizos se apresuraron a ver que ocurría pero no encontraron nada. El voluminoso nido de aquel extraño ser había desaparecido y ahora tan sólo su joroba yacía inerte en el suelo. Pero siguieron la pista de los pasos de aquellos irreconocibles pies y llegaron a una trágica y vomitiva visión. Aquel ser había talado un árbol entero, un árbol que convivía en la fraternidad de aquel bosque, y había hecho una enorme pila con todos los maderos que había logrado sacar de él. Una incansable llama servía de corona a aquella pila de maderos que se deshacía impetuosamente. Encima de este macabro sombrero de llamas una larga vara, de nuevo reluciente y de un material que probablemente no fuese madera, sujetado por el humano soportaba el peso de medio cuerpo de un animal, un animalito que también convivía en la fraternidad de aquel bosque. Las llamas devoraban su piel rápida y lentamente a la vez. Era un simple conejito, de pelo grisáceo y alegre mirada. Ahora su pelo era negro. El negro del fuego y sus brasas. Mientras tanto, aquel horrible ser dibujaba una asquerosa mueca en su cara viendo aquel sádico espectáculo.

Rápidamente los representantes de los animales de aquel increíble paraje se reunieron bajo el viejo cedro que marca el centro del bosque para discutir que debían hacer. El representante de los animales herbívoros sugirió que ellos se encargasen del problema de aquel extraño ser. Que se encargarían de educarlo en la tradición herbívora  y cultivarían sus enseñanzas en su corazón. Los carnívoros sugirieron que ellos debían encargarse del asunto puesto que el sujeto en cuestión había demostrado ser, arraigadamente, carnívoro. Los perezosos prefirieron mantenerse al margen y dar su voto a la fuerza que más poder consiguiese, ya que tenían ganas de marcharse a sus hogares a dormir y a no hacer nada.  Las aves, los más sabios de entre todos los seres que habitan en el bosque, otorgaron parte de razón a herbívoros y carnívoros pero concluyeron con que algo fallaba en sus respectivos planes y no creían que se debiesen culminar. Los animales de campo, en representación de toda la fauna menor y, también, de la flora, que veía sus intereses gravemente dañados en el ataque que había sufrido su paisano árbol, declaraban que la única solución a la incómoda visita que este extraño ser causaba era la íntegra expulsión del bosque de forma indefinida.
Los animales estuvieron debatiendo a lo largo de aquella noche que parecía no acabarse nunca. Pero al fin, comenzó a vislumbrarse el sol en el matinal horizonte y el sabio consejo del bosque tuvo que dictar un veredicto.

El veredicto final- declaro un viejo búho imperial que presidía la sesión en la copa del viejo cedro- es la expulsión de este horrible ser de nuestro amado bosque por siempre jamás, precedida de un previo castigo de cincuenta azotes realizados por los representantes de cada grupo de animales aquí, en el viejo cedro, esta tarde a las siete.

Un estruendoso aplauso flageló el silencio que imperaba en el bosque y rápidamente los animales se esparcieron para ir a sus cuevas, nido y madrigueras a informar de lo hablado en la asamblea. Después de esto, un comité formado por los animales más sigilosos, rápidos, fuertes, grandes e inteligentes de todo el bosque, se puso en marcha para capturar a aquel malvado convidado que permanecía tranquilamente en el bosque. El comité estaba encabezado por la majestuosidad del búho que había dictado la sentencia, seguido de la inamovible grandeza de un oso pardo, el mortal y amenazador sigilo de una serpiente, la velocidad de un águila y la terrible fuerza de un puma. Todos ellos, entonando un canto épico de victoria se dirigieron al lugar en el que había sido visto por última vez el extraño ser.

Cuando llegaron al lugar y lo localizaron, el comité de los animales campeones contó hasta tres y se abalanzó con todo su poderío sobre aquel ser, que ahora yacía tumbado en el suelo con una especie de palito blanco en la boca y del cual salía humo. De hecho su tos le delató. Aquel lamentable ser, en ver el poderío del rugido de aquel implacable grupo de animales trató de salir corriendo pero cuando todavía no había dado un paso el águila lo agarró con sus zarpas por el cuello y el puma se abalanzó sobre él llevándoselo al suelo y dejándolo inmóvil. La serpiente se entrelazo en sus manos impidiendo que las pudiese desatar y el oso, con un rugido, acabó de asustarlo por completo para que no se atreviese ni siquiera a abrir la boca. No hay mayor mordaza que el miedo. El búho, el más sabio de todos ellos, se encargó de explicarle el porqué de aquella situación de una forma detallada y extensa. De esta forma, el grupo de animales y el reo comenzaron el camino de vuelta al viejo cedro para concluir con su cometido y el castigo esperado.

Pero en algún lugar del camino los animales debieron olvidarse de mantener su apariencia de fieros y salvajes y comenzaron a conversar los unos con los otros. El reo comenzó a percibir que en los corazones de aquellos animales tan solo había dulzura y generosidad. Por eso se atrevió a abrir la boca y pedir agua. Un poco más adelante del camino no reparó en tratar de conseguir algo de comida a base de suplicas. Los animales eran incapaces de negar ayudar a alguien.

Llegaron hasta tal punto que la serpiente se desenlazó de entre sus manos permitiéndole que caminase que con total desenvoltura. Y así animales y reo, reo y animales, comenzaron una larga y profunda conversación llena de risas, chistes y otras anécdotas que elevaron al reo de malvado a amigo.

El día iba avanzando al igual que el camino y las siete de la tarde se iban a cercando cada vez más. Junto a ello, el castigo y la sentencia también acechaban la mente del reo mientras éste continuaba parloteando con sus nuevos amigos animales.

Entonces, de pronto, el reo reparó en que debía hacer algo para evitar que el castigo se llevase a cabo. De esta manera ideó una más que tentadora oferta para sus amigos animales. Cuando el peso de sus pasos a lo largo del camino comenzaba a hacerse insostenible reparó en que había llegado la hora de hacer aquella maravillosa oferta que había maquinado.

-Un momento, por favor- susurro el reo al resto del pelotón.
-¿Qué ocurre?- preguntó el búho con una leve expresión de sorpresa.
-Tengo que deciros algo.
-Habla-atajó la serpiente.
La respiración del reo era cada vez más fuerte dentro de su pecho y creía que no sería capaz. Entonces tomó una gran bocanada de aire y vomitó:
-Os propongo una oferta. Si me eximís de el castigo que me habéis impuesto y que merezco bajo todo pretexto prometo trabajar para vosotros y construiros unos hogares mejores de los que tenéis.

La tropa de animales se quedó quieta, observando a aquél desconocido que quería hacer un pacto con ellos. Hicieron un círculo, presidido, como siempre, por el gran búho, y comenzaron a cuchichear a espaldas del reo que se había sentado, fatigado. Después de un cuarto de hora aproximado todos los animales le miraron, se acercaron a él con su terrible aspecto y dijeron:
-Aceptamos tu trato, con la condición de que firmes un tratado conforme el cual te declaras a ti mismo como ciudadano legítimo de este bosque y, por lo tanto, no se te permite arrebatar la vida de cualquier otro animal, bajo pena de muerte.

El reo sonrió de oreja a oreja y estrechó las zarpas, las alas y los cuerpos de los animales. Una vez hubieron llegado al viejo cedro, el búho ocupó su lugar, como de costumbre, en la copa de dicho árbol y declaró ante toda la fauna de aquel fantástico paraje el acuerdo al que se había llegado con el reo. La cara de todos los animales fue de sorpresa y estupefacción. Muchos lo veían como algo negativo ya que únicamente saldrían beneficiados los animales del consejo y no creían en la garantía de un ser que horas antes había aniquilado a un pobre conejito. El búho, con el apoyo de sus camaradas del consejo, concluyó declarando como oficial el Tratado del Viejo Cedro (nombre con el que se le bautizó) y todos los animales huyeron a sus escondrijos repletos de indignación.

Los días fueron pasando y el reo construyó para los animales del consejo y sus familias grandes viviendas como la que el se había construido la primera noche en la que apareció por el bosque. De esta forma cumplió su pacto en pocos meses, ya que había trabajado muy duro, y ahora podía vivir en mitad del bosque como un ciudadano más debido a los acuerdos firmados en el Tratado del Viejo Cedro.

Con el tiempo y a base de más pactos con los miembros del consejo, consiguió que le concediesen licencias para cavar en la tierra, ahuecar árboles y recolectar toda clase de frutas y plantas. Y montó el primer negocio que existió en este bosque. Una frutería, muy mal vista por todo el bosque pero con el consentimiento del consejo, intocable y eterno. La frutería gozó de gran éxito por sus bajos precios y la calidad de sus productos. Pero poca gente, a parte del consejo y sus familias, se acercaban a comprar allí porque sabían que estaba prohibido cazar desde animales a frutas, y el consejo lo estaba permitiendo.

Los animales del bosque fueron enemistándose cada vez más con los miembros del consejo y pidieron una renovación. Pero éstos, encabezados por el majestuoso y sabio búho imperial se negaron y prohibieron cualquier tipo de votación y manifestación. Además, sugirieron que copiasen la actitud con la que crecía y se desarrollaba el ex reo.

Los animales de todo el bosque, guiados por los representantes de cada grupo no callaron sino que se manifestaron muy duramente contra aquel consejo que se había dejado corromper. Pero el consejo no se quedó de brazos cruzados y creó un cuerpo de animales “antimanifestaciones” con el objetivo de establecer una paz entre el pueblo y suprimir por completo cualquier tipo de manifestación. El ser que un día fuese reo, fue designado como líder de este nuevo cuerpo. Se mostró muy satisfecho con su nuevo cometido.

Su primera y más severa acción fue la de hacer desaparecer a los jefes de los respectivos grupos de animales. De esta forma los herbívoros, los carnívoros, las aves, los animales de campo, los animales de agua, etc., absolutamente todos quedaron sin líderes que les guiasen hacia las manifestaciones. Y cuando alguno nuevo resurgía de entre los demás también desaparecía. En un periodo de tres meses se calcula que hubo una mil desapariciones, aproximadamente. El consejo del bosque se mostró febrilmente contento con la labor de su nuevo comandante “antimanifestaciones”  y fue concediéndole más privilegios.

Éste se aprovechó de ellos para construir más tiendas a lo largo del bosque, comenzar a cazar y pescar animales de toda clase, rompiendo así los acuerdos del Tratado del Viejo Cedro. El pueblo de los animales fue haciéndose cada vez más pequeño en pos del consejo y sus insaciables miembros, y la fraternidad inicial quedó enterrada por siempre jamás.
En sus últimos días de vida, el búho imperial convocó una especie de elecciones entre los distintos pueblos de animales que configuraban el bosque para que escogiesen a su nuevo presidente del consejo. El oso pardo era el miembro más apreciado por el pueblo, de los que quedaban en el consejo, y se encargaba de llevar a cabo varios asuntos sociales. Él nunca vio con buenos ojos lo que el consejo hacía y mucho menos lo que aquel antiguo reo había llegado a conseguir. Pero siempre callaba y otorgaba.

El bosque entero le quería como nuevo presidente del consejo, porque sabían que podría cambiar las cosas y, debido a que no acababa de cuajar con el ex reo, podría arrebatarle su poder. Pero para sorpresa de todos las elecciones dieron como vencedor al antiguo reo.


¿Cómo podía ser si todo el bosque había votado al oso pardo? Más tarde se descubriría que aquel ser sin escrúpulos había manipulado las elecciones y había hecho votar a su favor a todos los animalitos que previamente cazó e hizo desaparecer. Pero para entonces ya era demasiado tarde.

Si todavía se podía guardar un leve atisbo de esperanza en el bosque, pese a que las cosas habían cambiado mucho y para mal, con la llegada de aquel ser al poder, esa pequeña esperanza quedaba más que disuelta entre las aguas del río.

Rápidamente impuso este ser su reinado de terror y todos los que no le eran favorables ni fieles desaparecían o iban a para al fondo del escaparate de sus tiendas. Controlaba la economía y el poder del bosque ¡Qué gran paradoja! Antes ni siquiera habían oído hablar de economía en aquel preciado lugar. Cada vez los animales se encontraban más y más sometidos.

Tenían derecho a votar, ya que aquel horrible ser convocaba elecciones una vez al año. Pero estas siempre eran manipuladas y siempre salía él como presidente electo. Los miembros de su consejo y él vivían una vida basada en el lujo y la riqueza mientras que la estabilidad y la fraternidad del el resto de familias iban desapareciendo a un ritmo desenfrenado. Se les impuso un impuesto a pagar al consejo del bosque, como compensación de todo cuanto hacían por el pueblo. Después vino otro impuesto, y luego otro, y otro más, y así sucesivamente hasta que los animales ya no sabían que impuesto era cada uno.  Además los miembros del consejo robaban a los pobres habitantes de sus propias casas cuando se les antojaba  y siempre protagonizaban escándalos de corrupción con los diversos tenderos del bosque.

Todo se había encarecido y la belleza y la elegancia de aquel bosque que un día fue frondoso se perdió en el color verde de las hojas de sus escasos árboles.
Y pese a que aquel ser y los miembros del consejo fueron muriendo, sus descendientes, a cada cual más cruel, fueron ocupando los cargos de sus ancestros y los animales de aquel bosque nunca jamás volvieron a vivir como antes. Pasaron sus vidas en el sometimiento de un trabajo cuyos beneficios iban destinados en su completa mayoría a un consejo cuyos intereses vivían demasiado lejos del amor y el cuidado a su pueblo.

Y de esta manera, un lugar que un día fue imperturbable y cuyas leyes eran regidas por la propia sabiduría de la naturaleza, se transformó en un lugar hostil, donde el agua se estanca hoy convirtiéndose en una ciénaga putrefacta y maloliente y se respira un aire cansado que emana de un cielo  muy gris y ya ni siquiera vive el viejo cedro para verlo.

Carta de presentación



BIENVENIDA

A través de estas líneas pretendo presentaros, queridos lectores, los objetivos y propósitos que existen tras el telón de esta página de blog. La letra pequeña nace del ímpetu que guardo en mi corazón hacia el periodismo y la información y, sobretodo, hacia la escritura. No es de extrañar, ya que si no sintiese una predilección por estos aspectos tendría un serio problema, debido a mi condición de estudiante de periodismo.

Así pues, mi deseo para esta página es el hecho en sí de poder transmitir los pocos y humildes conocimientos que tengo sobre la actualidad mundial y reflexionar sobre todos esos temas de la vida que, directa o indirectamente, nos acaban alcanzando a todos. Para ello, pondré en práctica las técnicas y formatos que he podido aprender en estos primeros años de carrera.

Ahora bien, no es mi objetivo crear un bolg puramente informativo porque para esa labor ya existen los periódicos digitales y seguro que realizan esa labor mejor que yo. Se trata de poner al día al ínter nauta y de crear una interactividad con él, es decir, que el espectador pueda recoger la idea expuesta en la página como base y a partir de ese punto, que él mismo pueda construirse su propia idea para después exponerla y crear debate. (Siempre constructivo)

Este es el motivo de que haya tomado la decisión de subdividir el blog en diversos apartados. Cada uno de estos apartados es una pieza vital, y por ello no menos importante, de este blog. Desde cada división se tratara de transmitir una idea al espectador y de poder generar en él ese debate interno que le conducirá a construirse su propia idea del tema en cuestión. Así que, ya sea a través de un cuento, de una columna de opinión, de una entrevista o de un artículo informativo sobre una noticia destacada, el objetivo siempre será el de transmitir un conjunto de ideas que puedan llegar al lector para que este pueda, posteriormente, elaborarlas más y crear debate sobre ello.

A continuación paso a describir un poco más detalladamente cada uno de los aparados el exoesqueleto de esta página de blog:

-Artículo de actualidad/ noticia informativa (La noticia): Como bien he dicho antes, estoy estudiando periodismo y en algo debía notarse. A través de este apartado trataré de exponer hechos y sucesos actuales con el mayor detalle posible, intentando así crear una pieza periodística de una calidad muy similar a la que podemos encontrar en un periódico o informativo.

-Cuento/ reflexión (Un cuento que contar/ Manifiesto): En este apartado aparecerán, de forma salteada, breves cuentos e historietas que ilustren una moraleja relacionada con alguna temática presente o reflexiones que traten todo tipo de temas desde un aspecto más íntimo y profundo.

-Artículo/ columna de opinión (Y tú ¿qué opinas?): Este apartado estará centrado en elaborar una columna o artículo de opinión que trate sobre un tema de actualidad desde una determinada posición (a favor o en contra), defendiendo los argumentos y las opiniones expuestas. Plasmará un hecho o un suceso actual pero desde una vertiente más crítica.

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-Entrevistas (La entrevista): En este apartado entrevistaré a una serie de contactos con una previa planificación. Cada uno de ellos está especializado en un área o campo. Aprovecharé este factor para realizarles una serie de preguntas sobre la temática en la que se mueven. Estas preguntas estarán, sin duda, relacionadas con hechos de nuestra actualidad (tales como la economía, la política, la sociedad, etc.). Cada entrevistado expondrá su idea sobre el tema en cuestión y a partir de aquí, que el espectador interprete y reflexione sobre ello, tratando de construir su idea y generando debate. La entrevista aparecerá cada miércoles en la página del blog.
-Aportaciones: Pese a que puede ser que no aparezcan con regularidad (ya que todo depende de la disponibilidad de contactos y espectadores) se irán publicando diversas aportaciones a lo largo de las actualizaciones de la página. En ellas un convidado tratará un tema en cuestión desde el punto de vista reflexivo. Siempre serán temas que estén relacionados y afecten a varios aspectos de nuestra actualidad.

Dicha y expuesta esta pequeña explicación de bienvenida a La letra pequeña espero que podáis disfrutar con las páginas de este blog. Que pueda serviros para informaros de multitud de aspectos actuales y no tan actuales y que podáis descubrir infinidad de cosas.
¡Bienvenidos y a comenzar!