sábado, 17 de octubre de 2015

Cañizares y el evangelio

Las últimas declaraciones públicas del cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, referentes al proceso constituyente de Cataluña y a la llegada a nuestro territorio de personas con necesidad de refugio, ponen de manifiesto la supervivencia del nacionalcatolicismo más recalcitrante y radical. En este sentido, creo más que conveniente la pregunta de si Cañizares ha entendido realmente el evangelio, y existen argumentos de suficiente peso, especialmente bíblicos, para afirmar que no.
Cartel de la vigilia convocada por Cañizares (elpais.com)

El pasado viernes 25 de septiembre, el arzobispo de Valencia convocava una vigilia de oración "por España y su unidad", que finalmente se llevó a cabo en la Catedral de la misma capital del Turia con centenares de asistentes. Durante la ceremonia Cañizares se atrevió a afirmar lo siguinte: "Dios quiere la unidad". Tanto la convocatoria de la vigilia, con un objetivo político claramente marcado, como las declaraciones promulgadas a lo largo del acto, subrayando específicas connotaciones en cuanto a un posicionamiento ideológico, impactan de frente con el texto que se encuentra en la epístola de Santiago, precisamente sobre la oración:



Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
 Santiago 4:3

"¿Esta invasión de emigrantes y de refugiados, es trigo limpio?", se preguntaba el mismo Cañizares este miércoles en uno de los desayunos informativos que organiza el Fórum Europa. Poco después aseguraba que los movimientos de personas llegadas a Europa en los últimos meses son "un caballo de Troya dentro de nuestras sociedades". Si las aseveraciones en cuanto a la unidad del Estado y el uso político de las plegarias suponen una grave contradicción con lo que aconseja el texto bíblico, la acusación a las personas refugiadas que llegan de países en conflicto atentan directamente contra la palabra de la Biblia, posicionándose en el extremo contrario. Tomaré un par de los muchos textos en los que baso esta hipótesis:

Porque no hay acepción de personas para con Dios.
 Romanos 2:11

Aunque las referencias más sonadas en cuanto a la protección de los 'extranjeros' provienen del Antiguo Testamento. Precisamente, poco después que Israel abandonase Egipto y se estableciese en Canaán.

Al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
 Éxodo 22:21

 Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
 Deuteronomio 10:19

Entiéndase en lenguaje metafórico de cada pasaje y cómo es aplicable también a nuestro contexto. El propio Cañizares, siendo utielano de nacimiento, también ha sido emigrante por causa de su oficio, cuando asumió los arzobispados de Granada, de Ávila o de Toledo. Por lo tanto sus declaraciones en cuanto a los refugiados y migrantes llegados a Europa en los últimos meses muestran su escasa y selectiva memoria, tanto para con su propia vida como para el texto bíblico que debe haber estudiado. 

El cardenal y arzobispo de Valencia, A.Cañizares (laicismo.org)
Este artículo no trata de aportar fundamentos teológicos, dada la falta de estudios al respecto de su propio autor. Lo que sí que intenta es rebatir los argumentos simplistas, el uso literal y por conveniencia de la Biblia, y la apropiación del acto religioso para el convencimiento político propio del nacioinalcatolicismo, que continúa muy arraigado en el Estado español y sigue manifestándose tan recalcitrante como en los tiempos del dictador. En este punto, es necesario destacar la palabra de Jesús en cuanto a cómo distinguir a

sus auténticos seguidores de los que tan sólo fingían para su beneficio propio. Y, a mi parecer, resulta una evidente alusión a las actitudes del Cardenal Cañizares y a su particular interpretación del evangelio.

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas pero que por dentro son lobos rapaces [...] No puede el árbol bueno  dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos [...] Así que, por sus frutos los conoceréis.
 Mateo 7: 15, 18 y 20