sábado, 13 de abril de 2013

"La milla verde" de Frank Darabont


Extraña historia la que nos presenta Darabont en este film. No es una película que siga clichés, ni de la que pueda intuirse el argumento. Además permite reflexionar sobre más de un tema, aunque presenta una base a partir de la cual construye la historia y el resto de aspectos o ítems que trata. Muestra claramente el estilo de novela de Stephen King, autor de la obra en la que precisamente se basa la película. El espectador puede pasar de sentir escalofríos a encontrarse sumergido en un drama melancólico con efímeros toques que hacen renacer la esperanza y la alegría.
cartel de la película/zeuxisaudade.blogspot.com

En cuanto al aspecto técnico, no presenta grandes dificultades y no muestra más que algunos efectos especiales ya trabajado en cine. El reparto de actores es francamente bueno. Veteranos como Tom Hanks y el difunto Michael Clarke Duncan se encargan de darle nariz y ojos a la personalidad de la historia.

La película en sí transmite la realidad de un condenado a muerte y todo el proceso por el que pasa hasta que se lleva a cabo su sentencia. Este hecho puede reportarnos a la cuestión de la pena de muerte y su existencia. El tema base de la historia. Lo cierto es que es uno de los aspectos más cuestionados en nuestra actualidad jurídica, a nivel global.  La organización Amnistía Internacional reclama la abolición por completo de esta práctica.

Personalmente considero la pena de muerte una condena arcaica y propia de la edad Media. Ningún hombre debería quitarle la vida a otro puesto que no es su potestad ni incumbe a su poder de acción. La pena de muerte ha podido ser solución pero considero que no se ajusta a las necesidades de justicia actuales. Existen los medios suficientes como para contrarrestar esta solución final y fatal.

Para ello, me muestro partidario de reformar o cambiar por completo el sistema penitenciario y ciertos aspectos del sistema judicial. No es coherente que un preso que cumple condena por arrebatarle la vida a otro hombre pueda estudiar una carrera universitaria de manera gratuita, pagada por el impuesto público. Tampoco es coherente que a un preso por intentar un golpe de estado se le tenga viviendo a cuerpo de rey.
Pero de ahí a la muerte es como viajar de un extremo a otro del mundo. Debe encontrarse un término medio y que garantice el cumplimiento de la justicia.

fotograma de la película/empresore.com
Mi apuesta, en este caso, sería la de la cadena perpetua, olvidada y relegada a un lugar lejano. Considero que todo aquél que quita una vida por voluntad propia es un asesino y como tal debería pagar entregando su vida al vencimiento del tiempo entre cuatro paredes que no le permitan más que respirar, dormir, comer y leer. Ha arrebatado una vida y a él se le arrebata no su vida, sino su actividad vital, por lo tanto la esencia de la vida. Lo considero un pago justo. Así la persona condenada puede reflexionar y llegar a arrepentirse. Pero la pena de muerte no permite esta posibilidad.
Es un tema complejo pero que debería solucionarse pronto, puesto que la situación lo requiere. La justicia no implica matar y ya está. La justicia debe ser un castigo que nos prive de aquello que hemos dañado, para que nos encontremos en el mismo lugar que la persona afectado, y además nos permita reflexionar y nos conserve la opción de arrepentirnos. Recordemos que el arrepentimiento es posible para todos, independientemente de la maldad cometida. Pero debe ser realmente sincero y honesto. De corazón.