
Posteriormente a la reunión, Rajoy regresó a la
Moncloa para reanudar su trabajo y comparecer ante una rueda de prensa que
inicialmente no se tenía pensado organizar. Eso sí, en la comparecencia, el
presidente no aceptó ningún tipo de pregunta y se limitó a comentar como había
transcurrido la reunión con el rey, en la que le había expuesto las tendencia
generales que llevará plan presupuestario el curso siguiente.
En general, parece un hecho irrelevante e
insignificante pero lo cierto es que contribuye directa e indirectamente a esta
montaña que es la crisis y que se ha ido formando a partir de pequeñas minucias
sin importancia como esta.
No podemos negar el precio de venta al público que
este hecho conlleva. Primero que todo tenemos que la manutención del palacete
donde el rey veranea y donde tuvo lugar la reunión, una propiedad pública,
recae sobre el gobierno balear, y no es precisamente poco dinero. ¿Verdad que
cualquier ciudadano tendría vedada la estancia en cualquier propiedad pública
y, todavía más, de forma gratuita? Pues, personalmente no entiendo el hecho de
que el rey descanse en un inmueble público cuyo mantenimiento es a costa del
pueblo y tampoco entiendo el hecho de que en este mes de agosto solo puedan
celebrar una reunión por el hecho de que su majestad necesite unos días de
descanso antes du retorno a los protocoles oficiales. ¿No era hace unas semanas
cuando se decía que la cúpula del gobierno “renunciaba” a sus vacaciones? Si el
rey no está incluido en la cúpula del gobierno de su país entonces se está
produciendo una gran contradicción.

Francamente, que yo sepa, cómo estudiante de
periodismo que soy (y eso no me da ni más ni menos derecho que nadie), la comunicación
y cualquier acto comunicativo se basa en una correspondencia, una
interactuación, del emisor (Rajoy en este caso) con su público (los
periodistas). Por lo tanto, si cualquiera de las dos partes no puede o tiene
negado el derecho y el deber de manifestarse, nos estaremos cargando la mitad
del ciclo comunicativo y, por ende, la libertad, puesto que la correcta
comunicación comporta consigo el sello de una libertad garantizada.

No creo que sea correcto que un presidente de un
país presente un plan presupuestario sin aceptar preguntas ni cuestiones. Pero,
en fin, allá cada cual con su actitud y los hechos que ésta demuestra.
Nosotros, mientras tanto, no detengamos nunca nuestra sed de justicia y de paz.