jueves, 31 de diciembre de 2015

A mis sobrinos


I., L., sois la imagen más próxima que tengo del futuro. Cada vez que os miro, lo recuerdo. Un bostezo mientras aparecen las blancas perlitas de vuestros dientes; vuestras manos cubriendo vuestro rostro cuando no queréis ver a alguien; la inocencia con la que os refugiáis en nosotros, los adultos, cómo si sirviésemos de escudo fiable. El futuro está en vosotros. No en lo que llegaréis a hacer o en lo que os vayáis a convertir, sino en vosotros mismos. En ésta, vuestra esencia más pura, tan plausible y sorprendente ahora para todos los que os rodeamos. 

Debéis saber que en el mundo os encontraréis a personas que se felicitan por fijar el límite del calentamiento del planeta en el que vivimos para 2050 en 1,5 grados más que la temperatura que tenemos ahora. Sonríen y posan ante las cámaras (sí, como con las que trabaja vuestro tío) asegurando que os están salvando a vosotros, al futuro, pero no les creáis. Tenéis que ser críticos ante cualquier acción que se reivindique en vuestro nombre o beneficio. Por desgracia, con el tiempo comprenderéis que el ser humano no es en general gratuito en ninguna de sus facetas. A mí me da la sensación de que en realidad están ajustando vuestra destrucción al milímetro, sin calibrar las consecuencias. Veréis también que existen las aguas de un mar muy cercano a vuestras casas, un mar oscuro y profundo a dónde muchos otros niños de lugares diferentes son arrojados sin importar qué les pueda llegar a ocurrir. Ni tan sólo, si pierden o salvan sus vidas. 

También llegará el día en el que comprenderéis que no vivimos en una esfera común, sino que estamos todos supeditados a una serie de escalones. Aunque en nuestro nacimiento somos todos iguales, veréis que vosotros os encontráis en el escalón más alto, el de arriba. No sé explicaros muy bien cómo habéis ido a parar ahí, ni quién os ha llevado hasta ahí, ni el por qué. Pero quiero que, llegado el momento, os fijéis que hay personas en los otros escalones, también sin saber por qué han sido colocadas en ellos, y que descendáis los escalones que sean necesarios, o las ayudéis a subir al vuestro, hasta que todos quedéis igual. Porque vosotros sois el futuro, una parte de ese futuro que se expande a lo largo del planeta. 

Queridos I. y L., habrá un día en el que saldréis a la calle y os daréis cuenta de que hay personas que están viviendo en ella. Se recogen del frío y se guardan de las miradas perturbadoras que muchas veces los adultos les lanzamos, pero no tengáis miedo. Ellas también fueron futuro, y lo siguen siendo. Os animo a acercaros a ellas e intentar conocerlas. Os aseguro que la experiencia no os dejará indiferentes y de esta manera podréis ejercer como futuro que sois, rompiendo los viejos esquemas de las mentes pobres que juzgan y condenan a todas esas personas sin entender. No creáis lo que la sociedad hace con ellas. No son invisibles. Su existencia es indiscutible y no han nacido para pasar desapercibidas. 

Crecéis, segundo a segundo. Os escapáis de nuestras manos protectoras y egoístas, que muchas veces os sujetan por miedo a perderos. Creced y procurad que vuestro crecimiento esté siempre ligado al amor, porque no hay fecundidad posible en las relaciones humanas sin amor. Empapad vuestro conocimiento de libros, llenaos de experiencias. Todo ello forma parte del futuro que sois y representáis. Pero por favor, no lo hagáis por vosotros, ni solamente por los que os rodean, sino pensad en los que han de venir. Aquellos que han de tomar el testigo del futuro de vuestras manos. Su margen de acción dependerá de la medida en la que hayáis cuidado de dicho testigo, y del estado en el que lo entreguéis. Y el éxito en este objetivo pasa por renunciar cada uno de nosotros, con amor y humildad, moldeando nuestras vidas para el bien colectivo. I., L, comprended que el futuro solamente será si es en común. Supongo que no os costará mucho encontrar la manera de ganar mucho dinero y asentaros en una vida cómoda y despreocupada. Pero no olvidéis que vivir, vivir sólo lo podréis hacer una vez y la manera en la que lo hagáis será de especial relevancia para todo el mundo.
Feliz futuro, queridos.