viernes, 5 de julio de 2013

"Forrest Gump" de Robert Zemeckis

Cada ser humano nace con sus recursos. Incluso en la familia más necesitada del planeta, sus miembros nacen con recursos. Por supuesto, por recursos no me refiero a los bienes o a aquello material de lo que se dispone. Considero que los recursos más necesarios e imprescindibles son aquellos que no se ven ni se toquen. Y éstos dependen de la manera en que cada persona los explote. 

Cartel de la película (filmaffinity.com)
Forrest Gump es uno de los mejores ejemplos que he encontrado entorno a esta idea. En la película de Zemeckis, la idea de un muchacho relativamente incapacitado para según que cosas se presenta como marco de fondo. Pero a lo largo del film, esta base va evolucionando hacia el vencimiento de esas supuestas incapacidades, en pos de un rendimiento superior, y que al principio parecía inalcanzable, de los recursos del protagonista. Esos recursos que ni se ven ni se tocan.

Forrest Gump hace pensar y meditar en muchas cosas. Muchas ideas. Incluso muchos eslógans típicos que circulan por el planeta de mensaje en mensaje y de cartel en cartel. El "si quieres puedes", por ejemplo. O también el "todo depende de ti". No les falta su parte de razón a estas frases, la verdad. Yo discrepo de ellas en algunos matices, pero estos se encuentran fuera de Forrest Gump. Ese chico al que todos veríamos por la calle y lo subestimaríamos al cruzarnos con él o, sencillamente, al escucharle hablar sus primeras palabras. Que pensaríamos que no puede enseñarnos nada. Pero ese chico que es el mismo que acaba montando una empresa millonario, que acaba invirtiendo en la que resultará ser una de las empresas más importantes del mundo, que acaba diseñando un famoso logo que reportará muchos beneficios, y que acaba corriendo sin destino ni parada.

Fotograma del film (rollogrady.com)
Zemeckis crea un personaje en el que de una manera u otra podemos vernos reflejados. Con nuestras capacidades e incapacidades. Nuestros recursos no son cuanto dinero podamos gastarnos en un reloj, una casa o un coche. Ni el lugar en el que trabajemos. Tampoco hacen referencia a lo bien que practiquemos un deporte o toquemos un instrumento. Si en eso se resumiese todo, seríamos mucho más superficiales de lo que ya somos hoy en día, que no es poco, y estaríamos condenando a millones y millones de personas que no gozan de ninguno de estos recursos.

Los verdaeros recursos no se compran ni se aprenden. Se explotan. La persona que los posee es la lanzadera para que estos puedan emerger hacia el exterior y estallar en su uso más práctico. Y con ello se logra todo aquello que estaba oculto y que se desconocía. Todas aquellas capacidades a las que, de una manera u otra, se temían y se las disfrazaba con el traje de "incapacidades". Bajo mi opinión, no todas las claves de superación nos competen, pero sí que una parte importante de nuestro crecimiento, de la explosión de nuestros recursos, es cosa de cada uno de nosotros. Quizás, paraarnos cuenta, debamos echar a correr sin destino ni parada, como Forrest Gump, el incapacitado capaz.