jueves, 12 de diciembre de 2013

Corbatas convertidas en banderas

España y Cataluña se sitúan en el puesto número 40 del ránking de países con mayor índice de corrupción. Un listado que comprende 177 estados y los califica con una gradación de 0 a 100, quedando los países más corruptos más próximos al 0, y los menos, más próximos al centenar. Tanto a españoles como a catalanes se les otorga la misma calificación, dado que por el momento componen un único estado. Esta es la de 59. Muy levemente por encima de la mitad. Lo más sorprendente de todo es que Botsuana, en el sur del continente africano, goza de la posición 30 y de una gradación de 64 sobre 100. En efecto: nos superan. 

Nuestra corrupción es evidente a escala mundial (protestantedigital.com)
No es que esto sea un problema debido a que tanto España como Cataluña forman parte del los países desarrollados y deberían superar sin dificultad a cualquier país tercermundista. Esta idea sería despectiva hacia los botsuaneses. El problema radica en contemplar la mejor gestión que están llevando a cabo de los escasos recursos que poseen, y que supera con creces a nuestros planes financieros, rescates bancarios e infinitas reformas fiscales. Sé que no hay lugar para la comparación dada la diferencia existente entre ambos países. Esto es una mera introducción al tema del que pretende tratar este artículo: el conflicto España vs. Cataluña, y viceversa

Hoy se ha inaugurado un simposio que pretende celebrar el tricentenario de los hechos de 1714, año en el que Felipe V impuso su yugo a los catalanes con los Decretos de Nueva Planta. El simposio ha sido bautizado por el gobierno de Mas con el nombre de Espanya contra Catalunya, una mirada històrica (1714-2014). No creo conveniente ni necesario entrar en el juego de declaración-contradeclaración al que han estado jugando los partidos y formaciones políticas a lo largo de estos días. Francamente han proporcionado la misma imagen que siempre, basada en el prefijo "tú más" y en infinidad de comentarios ofensivos, cada uno de ellos más que el anterior, que se cruzan a discreción.
La polémica es el plato fuerte de estos actos (cadenaser.com)

El tema a plantear está ligado con la introducción del principio, sobre Botsuana y su nivel inferior, en comparación con España y Cataluña, de corrupción. He aquí el tema de necesidad para realizar no uno, sino cientos de simposios que traten sobre "la clase gobernante contra la ciudadanía", y temas relacionados. He aquí el auténtico problema que reclama una solución inmediata, en lugar de discursos de Navidad o celebraciones que pretenden avivar más el fuego que ya quema. España y Cataluña; Cataluña y España. Las dos gobernadas por una clase poderosa y corrupta que centra sus esfuerzos en manipular la memoria de la ciudadanía y las emociones de las personas, por tal de crear enemigos de mentira, situaciones de cartón-piedra que lo único que permiten es apartar la vista de los problemas reales, como el puesto 40 en el ránking de países corruptos. 

El simposio parece creado por y para el "govern" (lavanguardia.com)
Los unos porque se niegan a permitir que parte de la ciudadanía celebre una de las manifestaciones más básicas de la democracia, como es un referéndum; los otros porque han tomado el relevo de algo que nunca quisieron ni les perteneció y lo han convertido en suyo, exclusivamente, con un discurso alejado de la realidad social que nos rodea y afecta. Y todo ello en el marco de una corrupción tan grande. En el marco de Oriol Pujol declarando por el escándalo de la ITV; de Jaume Matas lloriqueándole a la justicia. Un marco que parece no tener fin ni límites. Por eso, no nos engañemos, no hay más simposio que el que muestra sus necesidades y sus ávidas estratagemas para focalizar una atención que no les pertenece; ni más bandera que la corbata que hondea bajo sus cuellos.