viernes, 15 de marzo de 2013

"La lengua de las mariposas" de José Luis Cuerda

Bonita historia la que este curioso título nos muestra. Un claro ejemplo de que existe un cine español más allá del sexo y el destape. Merece la pena dedicar los cinco sentidos, lo más agudamente posible, a este film de Cuerda que representa una memoria de la vida de un niño con su profesor de escuela en la España más profunda, la de aquellos pueblos a los que parecía no llegar nada más que el frío del invierno y el calor del verano. Además del franquismo, que también llegó. 

fotograma de la película/kedin.es
Enmarcada entre los años previos a la guerra civil y el final de ésta, "La lengua de las mariposas" me dejó una gran reflexión. Una reflexión que encamino hacia la transformación que una persona, independientemente de su edad o sexo, puede experimentar cuando prueba el néctar del odio. El cambio tan radical que esta palabra de cuatro letras puede provocar en cualquier mente. 

Digo que no importa la edad o el sexo porque en la película de Cuerda es un niño, un pequeño niño, al que obligan a probar el sabor de ese sentimiento tan dañino. El que más, quizás. Un odio que mayoritariamente viene influido por cambios sociales, políticos y económicos. La sociedad lo mama desde la cuna. En el caso del film, el odio se escenifica entre la victoria fascista en España y los últimos reductos rojos que sobreviven a un modelo de gobierno opresor. No hablo de soldados, sino de tristes campesinos que aprendieron un ideal, o maestros de colegio que supieron discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Como el odio se desata sobre ellos desde todo tipo de personas, fascistas de verdad y fascistas por obligación. 

El niño que protagoniza la película, amigo del profesor de la escuela del pueblo, se ve obligado a ejecutar el odio que la sociedad le reclama sobre su amigo. La película parece mostrar que cuando el odio de la sociedad llama a tu puerta tan sólo dispones de dos opciones: o abres la puerta y lo acomodas tan bien como se te ocurra en tu casa, o resistes hasta que la puerta ceda para luego perder todo cuanto amas y posees. 

Cartel de la película/ movieposterdb.com
Experimenté una dura reflexión sobre el odio, después de esta película. Me detuve a contemplar el estado actual del mundo, y de la sociedad, y vi que corríamos el mismo peligro que el niño de la película, si es que no hemos caído ya. Por aquí y por allá están surgiendo sentimientos nacionalistas sin ningún tipo de control. Las tensiones entre los territorios crecen. Las naciones se enemistan las unas con las otras. Las sociedades y los pueblos aumentan su odio hacia el exterior. El racismo nunca desapareció y vuelve a cobrar fuerza. La crisis económica y financiera agudiza nuestros sentido más hostiles y malvados. Y todo esto se nos vende como algo normal. Como lo "normal". Tengamos cuidado, como en "La lengua de las mariposas" con las situaciones que experimentamos y tratemos de estar preparados para afrontar cualquier situación. Así podremos evitar que esta "cultura del odio" siga poniendo sus huevos y criando a sus crías. Porque todo, cuanto más imposible parece ser, más cercano está de lo que creemos.