jueves, 20 de marzo de 2014

Al cero

El lunes, los peluqeros salieron a la calle. En diferentes ciudades del país se repitieron unas concentraciones pequeñas pero ruidosas, marcadas por un componente pacífico que estuvo presente en todo momento. Los edificios de instituciones públicas se convirtieron en el principal escenario de una protesta que clama por la subida del IVA al 21%
Nuevo ataque a la PYME (Ine.es)
 En Tarragona se concentraron en la transitada Rambla Nova para iniciar una manifestación que terminaría delante de la delegación provincial de Hacienda. Eran relativamente pocos. Un centenar. Avanzaban con cierto recato pero mucha dignidad detrás de una pequeña pancarta sujetada por tres o cuatro pares de manos y muchos pitidos y aplausos. Aplausos irónicos e indignados que son fruto de la impotencia que causa el haber recibido  un aumento de los impuestos tan injusta y poco ajustado a la realidad del sector. 

No hay forma de justificar esta medida, que ataca a un servicio básico y necesario. Los tentáculos de la precariedad manejados por las gestiones de un gobierno incompetente que no es capaz de abogar por soluciones más factibles y reales, conforme a la situación de la población, han llegado también a las peluqerías, al igual que las floristerías y la cultura.

El IVA de una peluquería, mayor que el del arte (abcdesevilla.es)
Es el rostro del manifestante la única realidad a tener a cuenta. Nada más. No encuentro otra razón para explicar la "recuperación" de la crisis que auguraba el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Si tal recuperación existiese, ¿por qué ese necesario continuar con unos recortes que ya han alcanzado a todos los sectores excepto a la clase alta y los grandes bancos? La subida del IVA para las peluqerías supone un nuevo apuñalamiento por la espalda a la PYME, una pequeña y mediana empresa de la que tanto se ha debatido sobre cómo fomentar su crecimiento.

El lunes pasó y los manifestantes intentaron continuar con la rutina. En Tarragona, la Rambla Nova quedó otra vez vacía y a la merced de la gente que pasea o va a hacer recados. La insensible subida a los peluqueros continúa sobre la mesa. Tanto como la rebaja al 10% para la compra de arte. Se rebaja un sector al que la gran mayoría de la ciudadanía tiene vetado llegar y se incrementa uno necesario y básica para el funcionamiento de cualquier economía. Esto es la crónica del  incansable e insaciable, sin sentido, ir y venir del sistema gubernamental español.