jueves, 6 de junio de 2013

El señor Gin-tonic, de vuelta a la normalidad.

Se le ha acabado al bar del Congreso de los Diputados cobrar las bebidas alcohólicas a precio reducido. Tras una revisión de la reforma, término con el que se la hace referencia pero que no se ajusta a la realidad, la mesa del parlamento ha decidido corregir la situación. Ni siquiera medio mes a durado esta medida que tanta polémica a desarrollado en sus escasos días de vida.
Algunos de los precios del Congreso (bacinerias.com)


La medida entró en vigor el pasado 28 de mayo y establecía una serie de tarifas reducidas en los diversos productos disponibles en las cafeterías y restaurantes del Congreso. El ejemplo más nombrado ha sido el del Gin-tonic, el precio del cual se fijó en 3,45 euros, cuando normalmente cuesta entre 7 y 10 euros. Llama la atención que pese a reconocerse la no existencia de ningún beneficio para la economía estatal con esta medida, la reforma se impulsó y en el Parlamento han gozado durante una semana de estas tarifas especiales.

El presidente del Parlamento, Jesús Posada, ha sido uno de los impulsores de la rectificación, quien a su vez defendió la reducción de las tarifas el día en que se aprobó la medida. Ha asegurado que "se han sacado las cosas de quicio", y ha defendido a los parlamentarios, en general, asegurando que "no son los únicos que consumen". Si analizamos la frase podemos ver el tono demagógico y la falta de respuesta y conclusión de ésta. 

Posada desayunando con Gallardón (eldiario.es)

Este tono demagógico ha sido uno de los principales acompañantes de la medida en esta primera y única semana de vida. Como en el resto de medidas y reformas que se han llevado a cabo en el primer año y medio de mandato del Partido Popular bajo la dirección de Rajoy, las decisiones se han tomado sin tener en cuenta la opinión pública y a expensas de una mayoría absoluta que nos será recordada a lo largo de la historia. 

El Congreso ha modificado su decisión sobre las tarifas de las bebidas alcohólicas pero durante una semana ha demostrado sin ningún tapujo lo que venía haciendo hasta ahora con cierto disimulo: la capacidad de hacer lo que se le antoja. Muchos comedores escolares han tenido que subir el precio de sus menús y algunos incluso tienen que repartir comida de forma gratuita para asegurar que se cumple la dieta necesaria en los niños. Estamos en vísperas de que estalle una reforma de las pensiones que acabará por dejar al país completamente desnudo. Y en medio de todo esto, se han bajado ellos mismos los precios de sus bebidas y de sus menús y nadie ha movido un dedo. 

Aún así, siempre nos quedará el "España va bien".