miércoles, 25 de julio de 2012

Segundo “match ball” para Valencia



La Comunidad Valenciana ya recibió, no hace mucho, una importante inyección de liquidez por parte del estado ya que era una de las autonomías con más déficit, y de hecho lo sigue siendo. Ayer conocíamos la noticia de que dicha comunidad vuelve a realizar una petición, en cuanto a liquidez se trata, al gobierno central. Máximo Buch, responsable de la consejería de economía, industria y comercio de la Generalitat Valenciana hace pública la necesidad de 3.500 millones de euros para poder hacer  frente a los vencimientos del actual periodo.
El consejero ha afirmado que esta ayuda llevaría consigo unas duras consecuencias para el ciclo de 2013, cuya reducción del déficit se había fijado hasta el 1,1% y a partir de ahora deberá caer hasta el 0,7%, según los condicionantes acordados en el Consejo de Política Fiscal y Finaciera (CPFF).  Además de esto, Buch se ha atrevido a confesar que la situación económica del país no es tan apocalíptica como  e muestra en los resultados de la prima de riesgo, que en la última jornada llegó a superar los 630 puntos básicos. Afirma que existen una seria de movimientos especulativos que provocan una degradación en la imagen de la economía y, por ello, se declara partidario de una inyección de liquidez ( o sea un rescate) por parte del Banco Central Europeo (BCE), con la cual, Buch , cree que se acabaría con toda ese negativismo especulativo de la prima de riesgo.
Además de Valencia, la Región de Murcia i Cataluña también tienen previsto acudir a las arcas del estado por tal de conseguir algo de liquidez. Pero bien, centrémonos en Valencia.
Una de las comunidades que más necesita y una de las que más despilfarra ¿A nadie se la ho ocurrida empezar por cortar ese despilfarro? La Comunidad de Valencia acoge el Gran Premio de Europa de Fórmula 1. El objetivo de llevar este evento a Valencia era el de recaudar los sustanciosos beneficios que este deporte mueve consigo. Pero lo que fue una obsesión de Francisco Camps y Rita Barberà se ha convertido en la peor de las pesadillas para la ciudadanía valenciana. Este gran premio se ha convertido en una molesta piedra para el zapato de muchos valencianos. En La Vanguardia leía el otro día un artículo de enero que resumía, a mi gusto, muy bien la situación:
…cuesta aceptar, desde un punto de vista ético y también estético, que se esté exigiendo fuertes sacrificios a los trabajadores, a los interinos, a los funcionarios y a tantos colectivos y empresas, y que paralelamente se mantenga un evento que simboliza todo lo contrario de lo que ahora se demanda a la sociedad. (Salvador Enguix, La Vanguardia, 04/1/2012).
No creo que sea necesario comentar el artículo. Es perfectamente comprensible y sencillo de entender. El autor nos da la situación tal cual, mascada a lo máximo. Y por muy cruel o dura que parezca es así. Así es la sociedad mandataria del “hoy”.

El coste de organizar esta prueba es de 30 millones de euros por temporada. Hecho que le supone a la Comunidad Valenciana unas pérdidas de 20 millones anuales. Además se sabe que el contrato vigente con la organización de la Fórmula 1 caduca en 2014, pero la “comunitat” busca ampliarlo hasta el 2020. Este hecho está siendo muy cuestionado ya que se han dado un gran número de alternativas a la Generalitat Valenciana como la reestructuración y remodelación del circuito Ricardo Tormo o compartir el Gran Premio de Europa con Cataluña, como le ofreció en su día la Generalitat catalana a Camps.

Parece que la fe del gobierno valenciano en este evento es inamovible. Pero ¿realmente podrá mantenerse así? ¿Cómo puede un gobierno asegurar que le falta liquidez y costear un evento de tal dimensión como el GP de Europa? ¿Cómo esquivará Valencia su segundo “match ball”?


Estemos atentos porque puede que su pelota nos salpique a todos.

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