lunes, 30 de julio de 2012

La nación que se creía virgen


En efecto, estoy hablando de la extraordinaria Estados Unidos. La nación que, siempre creímos, se mantuvo intacta de la tiranía del poder. Todos sus presidentes fueron electos, fervientes defensores del liberalismo y la democracia se mantuvo intacta. Pero no es oro todo lo que reluce. En todos los libros hay un capítulo negro. Este capítulo denota una indeseable particularidad con el resto de capítulos que le proceden y suceden. En USA este capítulo se llama, Joshua Norton I. Este nombre llegó a ser emperador de los Estados Unidos. Pero además un “falso emperador” puesto que engaño al pueblo, en general, con sus supuesta condición de monarca. Norton se autoproclamó emperador de la nación tras ver el esplendor que su figura despertaba en los ciudadanos.
De esta manera, sin contar con nadie más, el 17 de septiembre de 1859  comenzó a ostentar dicho cargo junto con el de “protector de México”. Hace relativamente poco ¿verdad?
Se afincó en San Francisco e impuso sus rigurosas aunque ridículas leyes, como por ejemplo la de la implantación de una multa a todo aquel que se dirigiese a la ciudad de San Francisco con el apelativo “Frisco”. Incluso se llegó intentra construir un puente colgante justamente donde hoy mismo se alza el Golden Gate, pero finalmente no llevo a cabo su propuesta.
Ahora bien, si tiene que haber un capítulo negro en todos los libros, que sean cómo el de Norton. Su poder político se limitaba a la permisión de sus supuestos súbditos. No iba más allá. No era legítimo.
De esta forma, Joshua Norton I gobernó durante 21 años en San Francisco, o Frisco como repelía que la llamasen, hasta que en 1880 una apoplejía se lo llevó bajo la tierra. Esta es la historia del punto más grisáceo en toda la larga tradición de puntos negros a lo largo de las diversas épocas de la historia mundial.

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