jueves, 21 de febrero de 2013

"Amor" de Michael Haneke

"Amor" es una de las películas que más me ha sorprendido. Ya conocía, aunque mínimiamente, a Haneke y podía imaginar que pie calza, pero lo que he encontrado en este film no lo he encontrado en ningún otro. 

En el aspecto técnico, presenta una gran "raccord". Unifica de una manera sorprendente los diversos planos y escenas que utiliza. Además, sigue creando esa intriga al final de cada escena que demanda la atención del espectador sin intermitencias. Es una película que requiere la concentración previa del público, si este quiere asimilar todo aquello que se le está mostrando y se le va a mostrar. Crea silencios, imágenes en las que no aparece ningún personaje ni se escucha nada, que expresan como cualquier otra voz a lo largo de la película. Aportan un sentido fundamental a la trama.

Aparte de los aspectos técnicos, el argumento de la historia que se nos muestra enlaza sentimientos y emociones completamente antagónicos de manera seguida. Podemos pasar del amor que puede verse entre un matrimonio, al calvario de ser testigo de una vejez moribunda. Es por ello que no se puede considerar una película "alegre" o "triste". Puede dejar un cierto regusto amargo al final, pero el repetitivo factor de la sorpresa anula la capacidad sentir ganas de reír o de llorar del púbico. La información que se da no puede ser procesada al instante. 

La historia de "Amor" nos induce a la reflexión de la eutanasia. No se refiere a la eutanasia por voluntad propia de la persona sobre la cual se ejecutará, sino que trata el tema des del punto de vista de aquellas personas responsables de la vida de la persona sobre la que se aplicará la decisión, que en la mayor parte de casos son los seres queridos y más próximos. 

Por eutanasia, según la Real Academia Española, entendemos la "acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él". 
En el artículo 15 de la Constitución española se contempla el derecho a la vida y la integrida física y moral aboliendo la torura. Aparte de esto, el Código Penal afirma lo siguiente en su artículo 143:

1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años.
2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una persona.
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar la muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo.

A modo de reflexión personal, soy contrario a la eutanasia. Es algo que creo, y quiero creer, que no haría para mí mismo ni para una persona a la que amase. Creo que el poder de otorgar o arrebatar una vida no depende de unas manos humanas. Ahora bien, no creo que deba perseguirse a aquellas personas que así lo deseen. Creo que debería haber una completa libertad para aplicar la eutanasia, en función de lo que cada uno sinitese y pensase. No seré yo quien le niegue a alguien esa libertad a alguien en su lecho de muerte. Pero tampoco seré yo el que cumpla su voluntad.

La eutanasia como se trata en la película de Haneke la considero errónea. Que otras personas decidan sobre la vida de una persona, por muy allegadas que sean, lo considero equívoco. El amor que sientan por esa persona no les atorga el derecho de apropiarse su vida y decidir por ella como si de su propia vida se tratase. Aunque también reconozco que existen casos extremos en los que he meditado y he llegado a la conlusión de que la libertad en base a lo que piense o sienta una persona respecto a su propia vida, o la de un ser querido indispuesto como en "Amor", es lo que debe primar. Indiferentemente de que otras personas opinen que están actuando de manera equivocada. Porqué, al fin y al cabo, tanto en este cómo en cualquier otro tema,  todo el mundo piensa que el mundo está equivocado en una o más cosas.

En cualquier caso, es una película que os invito a ver cuando tengáis oportunidad. Merece la pena. Creo que en el buen cine no se paga la hora y media que dure la película y las palomitas, sino que en la entrada debe incluirse la reflexión posterior que uno se lleva a casa.
 

La nueva sección

Esta nueva sección nace de la recomendación de una compañera de clase con la que he tenido la oportunidad de compartir muchas conversaciones sobre películas. Es algo muy bello poder compartir opiniones junto a otras personas cuando se hace con el ánimo de respetar y de beneficiar a la otra parte. 

Es por eso que quiero agradecer a Lluïsa Bertrán su gran idea de abrir esta sección para meditar sobre la larga lista de películas que he podido ver y aportar datos reales a sus tramas, argumentos e historias. Una reflexión, en la medida de su posibilidad,  debe estar siempre acompañada de evidencias que demuestren su veracidad.

Así pues, podremos contar con sus colaboraciones sobre las experiencias cinéfilas que ha podido disfrutar. Además, para todos aquellos y aquellas a los que os gusta la moda, os aconsejo firmemente que visitéis su blog de "clones".

En definitiva, queda inaugurada la nueva sección de La letra pequeña desde la cual podréis (y espero que podáis) indagar en las entrañas del séptimo arte.

El último discurso de Mariano Rajoy

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, se ha pronunciado de nuevo ante el parlamento durante la sesión de debate sobre el estado de la nación, realizada ayer, miércoles 20 de Febrero, en el Congreso de los Diputados.

En su discurso, Rajoy ha tratado un amplio abanico de puntos, entre los cuales cabe destacar con más ímpetu el de la corrupción. El presidente ha afirmado que le "repugna que en España surjan casos de corrupción" pero al mismo tiempo ha abalado la actuación que están llevando a cabo las administraciones públicas para combatir este problema. 

También ha querido puntualizar las medidas que el gobierno ha tomado hasta la fecha, como la Ley de Transparencia, la Ley de Financiación de Partidos políticos, que establece límites para las donaciones a partidos, o la reforma del Código Penal, que según Rajoy, "incrementa la sanción a los gestores públicos y recupera la responsabilidad penal de los partidos".

Además de esto, Mariano Rajoy, ha propuesto nuevas medidas para abordar el tema de la corrupción ante el resto de parlamentarios. Las prpuestas del presidente del gobierno pueden fijarse en tres puntos básicos: una nueva aplicación de la Ley de Transparencia a los partidos políticos, a las organizaciones empresariales y sindicales y "a todas aquellas entidades que se financien a través de fondos públicos". También la creación de una nueva Ley Orgánica de control de la actividad económica y financiera de los partidos y que, por consecuencia, reforzará el papel del Tribunal de Cuentas y le atorgará más instrumentos para combatir el problema de la corrupción y ampliar su control sobre los partidos políticos. 

En estos tres párrafos puede resumirse el punto sobre la corrupción en el discurso de Raoy. A primera instancia parece que el Gobierno haya actuado firmemente contra la corrupción. También parece que no haya habido ningún escándalo de corrupción en el que se vea implicada su cúpula. Resulta todo bastante creíble. Pero si analizamos más a fondo la situación y nos detenemos en el verano del pasado año 2012 encontramos la famosa Ley de Amnistia Fiscal. Una ley por la cual los evasores de impuestos pueden, en caso de acogerse a ella,  declarar únicamente un 10% de sus ejercicios y quedar completamente "en paz" con la justicia. Tal cómo dice el diario El País, "según la nueva interpretación de la Dirección General de Tributos, en lugar de gravar todos los capitales aflorados, se conformará con que tribute al 10% la parte generada en los ejercicios no prescrito".

Si partimos de la base de esta ley, ¿que confianza podemos depositar en las leyes de Transaprencia, Financiación de Partidos políticos, o en el endurecimiento del Código Penal? Es como si nos cortásemos un brazo y luego dijésemos que tenemos tiritas.

No soy el primero en sospechar de la aparición de la Ley de Amnistia Fiscal. Esta ley ha traído y continua trayendo mucha política. Sus disposiciones son un claro indulto para los corruptos y los malversadores de fondos públicos o privados. En el análisis sobre el discurso de ayer del presidente Rajoy creo que se bería rememorar el día en que el ministro de Hcienda, Cristóbal Montoro, propuso esta ley, que en un gobierno mayoritaria no tardó en ser aprobada claro. 
 
A partir de este punto podremos escuchar con oídos diferentes las palabras del presidente sobre si las instituciones están luchando correctamente contra la corrupción, si le "repugna" que en España aparezcan casos de esta índole o si el gobierno ha impulsado una serie de leyes y acciones en su primer año de mandato para combatirla.


Creo que hacer públicas estas declaraciones con la ley de Amnistia Fiscal de marco de fondo y el caso Bárcenas de telón, sobrepasa los límites de la mentira habitual a la que nos hemos acostumbrado. Es un ataque directo a la salud pública del estado. Una cruel carcajada ante una ciudadanía que está padeciendo las disposiciones que se dictan desde las sillas del parlamento. Pero, como se ha hablado esta mañana en el programa "Hoy por hoy" de Cadena Ser, "este debate no nos dará de comer mañana". Supongo que mientras tanto deberemos seguir aguantando las peinetas de nuestros mandatarios, como la de Bárcenas en volver de sus vacaciones en Canadá.

jueves, 14 de febrero de 2013

La renuncia de Benedicto

La noticia de la semana es la renuncia del papa Benedicto XVI. Después de siete años en el gobierno vaticano, Joseph Ratzinger ha renunciado a su puesto de pontifice alegando su avanzada edad y la falta de fuerzas para llevar a cabo su trabajo. El cónclave de obispos del Vaticano pronunciará a finales de esta misma semana el nombre del sucesor de Benedicto XVI, que será elegido por votación. 


Ratzinger renuncia y no dimite. Es un hecho aplaudible ya que el concepto de "renuncia" hace referencia ha abandonar un cargo o una posición por voluntad propia, por muy bien que el sujeto que renuncia se encuentre en dicho cargo o posición. En cambio el término "dimisión" implica también un cese voluntario de un cargo pero que acostumbra a estar impulsado por los diversos errores graves que ha cometido mientras éste se encontraba en sus funciones. Entonces, admite su equivocación y su inaptitud para seguir ocupando ese cargo y lo abandona dimitiendo. 

No con esto quiero decir que Joseph Ratzinger no tuviese motivos para dimitir en lugar de renunciar. Pero cierto es que no contaba con la presión que puede contar una figura política, por lo tanto se encontraba bien en su cargo, con una conciencia alejada del error, y presenta su renuncia. Digo que es un hecho aplaudible cuando se da cuenta de que un dirigente, por muy bueno que sea (y, con todos los respetos, no creo que sea su caso) reconoce su caducidad. 

Pero aparte de su edad alega la falta de fuerzas. No puedo juzgar este alegato porque no conozco la fortaleza de Benedicto XVI. Tan sólo la conocen él y Dios. Ahora bien, me pregunto, ¿no sentiría la misma fuerza un anciano de 80 años que uno de 85? Seguramente no. El de 85 tendría menos fuerzas, pero el de 80 años tampoco estaría para tirar cohetes, como suele decirse. Y mucho menos para dirigir un estado, como es el Vaticano, y la Iglesia más numerosa de la faz de la tierra. Por lo tanto me cuesta creer este segundo motivo. Creo que junto a la falta de fuerzas podrían mezclarse otros asuntos como la filtración de documentos secretos por parte de su camarlengo (caso Vatileaks) y, por consecuencia, una posible presión del cónclave vaticano. 


No pretendo en este artículo pronunciarme sobre la figura del papa. En teoría, y digo en teoría porque en muchas ocasioens lo he dudado, compartimos fe. Reconocemos al mismo como Dios. Por lo tanto somos hermanos en la fe. Supongo que lo que a mí, como cristiano que soy, me diferencia del papa es que no vivo rodeado de lujo, ni siento que deba rezar oraciones concretas y cerradas a cualquier cambio por tal de obtener el perdón, ni me he hecho falsos ídolos, ni he creado dogmas que no aparecen en la Biblia, ni he idealizado a Jesucristo, etc.. No con esto quiero hacer una comparación de quien es mejor o peor. Simplemente quiero dejar claro que no se trata de una diferencia de confesión. Es decir, no se trata de ver que él es católico y yo soy protestante. Se trata de ver quien se ha acercado más al ejemplo de Cristo y quien ha depositado más empeño en su vida por continuar su obra. 

El programa del Intermedio, en la Sexta, de ayer por la noche fue una decepción completa. Se hizo justamente lo que iba a pedir en este escrito que no se hiciera: ignorar a las minorías de creyentes que viven una relación con Jesús y no una religión humana y contaminada, y relacionar directamente al Vaticano y al papa con Dios y la Biblia. Fue un grave error. Tan grave como cuando por la televisión conocemos la noticia del desmantelamiento de una mafia kosovar y en nuestra mente imaginamos que todos los kosovares son delincuentes y ladrones. 

No quiero alargarme. Tan sólo quería aclarar esa realidad. Benedicto XVI ha sido, según se ha explicado en los medios, un papa de transición. El concepto de "transición" implica que debe haber un cambio. Es un movimiento cuya basa es cambiar la situación en la que comienza a desarrollarse dicho movimeinto. Que cada uno haga cuentas y valore si ha habido un cambio en el Vaticano y en la cúpula de la Iglesia católica.
Yo, por mi parte, no he sido capaz de verlo. Únicamente me gustaría que no se encerrase al cristianismo en la "bolsa" de la iglesia católica y el pontificado, porque en muchas ocasiones es de donde más alejado está.
Habrá que pedirle a Dios y esperar que el sustituto sea siempre para mejor.

jueves, 7 de febrero de 2013

Un modelo de sociedad sostenible

La crisis actual que estamos padeciendo invita a plantear alternativas al modelo de sistema que llevamos y su funcionamiento. Por modelo de sistema no es necesario hacer referencia al capitalismo o al comunismo. Estos son los dos modelos sistemáticos que se nos han presentado más allá de la sociedad del Antiguo Régimen. Pero no por ello son los únicos.

Antes de comenzar a plantear alternativas a nuestro modelo social, el modelo que hoy impera en gran parte del mundo, es necesario hacer cinco céntimos de los modelos capitalista y comunista. El modelo capitalista, en sí, es un modelo nacido del triunfo de la clase burguesa sobre la nobleza. Esto significa que se fundamenta en la riqueza individual y empresarial y fija su principal objetivo en aumentarla sin ningún tipo de límite. Este valor se transmite a todos y cada uno de los ciudadanos de cualquier régimen capitalista, los cuales se ven empujados a competir de una manera muy maquiavélica, es decir, dejando de lado toda ética y moral, por tal de aumentar su riqueza personal por encima de la del resto, para que así, los demás queden supeditados a su poder económico. 

Por lo que respecta al modelo comunista, tal y cómo ha sido aplicado y experimentado a lo largo del siglo XX no varía mucho del capitalista, pero su valor profundo, aquel modelo descrito por Marx, es de valores mucho más fraternales y cooperativos. No tiene nada que ver con el anarquismo. Éste ha sido un lastre, una especie de eslabón perdido entre ambos sistemas que no ha sabido aportar nada nuevo ni necesario. Así pues, el comunismo vela más por los intereses del trabajador, busca un equilibrio social entre las diferentes clases existentes, hasta el punto de estrechar los lazos tanto que tan sólo exista una única clase social y la riqueza se reparta equitativamente entre los ciudadanos de ésta, sin necesidad de que compitan por ella. Como decíamos, un modelo que se aleja mucho de el que se predicó en la Unión Soviética. 

Ahora bien; viendo que el modelo capitalista, el que hoy se vive en el mundo, sigue manteniendo su línea igual de firme, y que la alternativa comunista acabó siguiendo sus mismos pasos y falló, desde el primer momento que su sentimiento contrario al capitalismo se convirtió en una radical oposición, podemos hablar de un monosistema, un único sistema, que nos ha gobernado desde el final de las monarquías autoritarias. Y francamente no creo que tan sólo exista una solución y que recaiga en el sistema que actualmente habitamos. 


La alternativa sostenible que planteo, o al menos con más sostenibilidad que nuestro sistema actual, es la del bienestar común y la equidad. La principal justificación que encuentro es la siguiente:

El diseño de la tierra es un diseño que produce lo necesario para que todos los que la habitan vivan con un nivel de bienestar básico y necesario garantizado. Es un modelo equitativo. El estado actual de este diseño se encuentra tan alejado de sus orígenes a causa de un error principal, consistente en que unos sectores de la población no se conforman con el bienestar que les toca y acaparan el de muchos otros. Así, encontramos a personas con unos niveles de bienestar que sobrepasan con creces sus necesidades básicas y a personas sin bienestar alguno o cuyos niveles de bienestar no pueden cubrir gran parte de sus necesidades básicas.
La equidad ha desaparecido en pos de la riqueza, el lujo innecesario y la vanidad. La imagen que resulta de esta afirmación es la del mundo actual: niños explotados en un hemisferio del planeta y hombres y mujeres malgastando todos los excesos que poseen.

En este párrafo he incluido además de la explicación de el que considero un nuevo modelo de sociedad sostenible el error que lo imposibilita: la tan arraigada educación capitalista que llevamos años "mamando".
 No parece que hoy pueda producirse un cambio en el sistema. Su pongo que siempre interesa la existencia de la pobreza, los bienes de caducidad efímera, etc..Al menos garantizan que la burguesía, la clase que posee la riqueza en exceso y por tanto el bienestar de muchas otras personas, perdure. 

Pero en fin, supongo que siempre nos quedarán las guerras para solucionar las cosas de una manera rápida. Que siempre quedaremos bien dejando unos cuantos céntimos en la gorra de alguien. Que siempre tendremos lugares como Ghana en los que podamos verter todos nuestros deshechos cibernéticos. Supongo que ato dos siempre nos interesará tener algo más de lo que, por equidad, nos toca.

jueves, 31 de enero de 2013

¿Por qué es importante cambiarle el nombre a una universidad?

El título del artículo permite intuir cuál será su temática. Hace ahora una semana o semana y media, el líder del Partido Popular de Tarragona, Alejandro Fernández, presentó una moción en el ayuntamiento cuyo propósito es el de cambiar el nombre de la universidad local, la Universitat Rovira i Virgili (URV), por el de Universitat de Tarragona.

La moción presentada por los populares en el pleno del ayuntamiento recibió el apoyo de los socialistas, que gobiernan actualmente la ciudad. Convergència i Unió decidió abstenerse de participar en la votación y la única fuerza política que se mantuvo contraria a la propuesta del PP fue Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). 

Tanto la presentación de la moción como su aprobación han generado en estos días diversas opiniones entre los sectores de alumnos y profesorado de la universidad y los vecinos de la ciudad. Mayoritariaemente los ciudadanos y estudiantes se muestran contrarios a esta nueva proposición, aunque se encuentran también opiniones favorables respecto al posible cambio de nombre. 


Desde aquí me pregunto: ¿Por qué es importante cambiarle el nombre a una universidad?
Los motivos alegados por el alcalde socialista, Josep Fèlix Ballesteros, son los de reforzar la capitalidad y el nombre de la ciudad y promover su marca. Cabe decir que son muy similares a los presentados por el Partido Popular y su líder, Alejandro Fernández.

 Analicemos la situación. Por una parte se nos explica que el objetivo principal es el de foprtalecer la fama de la ciudad. Para esto deben llevarse una serie de medidas en las que, al parecer, se incluye el cambio de nombre de la universidad local. 

Por parte del descontento general encontramos como alegaciones el coste económico que el cambio de nombre supondría y el valor histórico del personaje que da nombre a la univiersidad (recordemos que Antoni Rovira i Virgili fue una de las principales figuras del catalanismo político a principios de siglo XX).

Personalmente me situo en contra, es claro. Primero porque no creo que para promocionar la marca de una ciudad como Tarragona deba recurrirse a una medida como la que el Partido Popular plantea. La Universitat Rovira i Virgili ya supone un distintivo importante para la ciudad de Tarragona, puesto que la inmensa mayoría de universidades portan el nombre de la ciudad en la que se ubican. Además, hace relativamente un par de meses, se celebró un congreso internacional de arqueología y mundo clásico en la ciudad, llamado Tarraco Biennal. En el acto de su presentación Ballesteros afirmó que su utilidad era la de reforzar la marca de la ciudad. Aquí podemos plantearnos una comparación entre actos. Un congreso internacional sobre la ciencia arqueológica o el cambio de nombre de la universidad local. Creo que no es necesario preguntarse que medida favorece más el patrocinio de la ciudad. 

Pasemos al segundo motivo; el económico. Con el aguacero que está cayendo me parece una memez absoluta cambiar de paraguas. Primero porque en el tiempo en que cambiásemos de paraguas nos pondríamos chorreando, y segundo porque el nuevo paraguas no sería mejor y seguiría quedando gente sin poder cubrirse de la lluvia. En otras palabras, el tiempo y los medios económicos que se tendrían que gastar en cambiar los carteles, logos, señales y papeles, respecto a la universidad, no garantizarían para nada un mejor nivel de la universidad. 
Amén de la aberración que supone utilizar ese dinero en cambiar el nombre de un centro público cuando hay personas que no pueden costearse unos estudios universitarios y las becas, las ayudas y los presupuestos han ido disminuyendo en estos últimos años. 


Por último tenemos el valor histórico del nombre. Se ha especulado sobre la idea de que el PP quiere cambiar el nombre de la universidad porque Rovira i Virgili fue una de las principales figuras del catalanismo político. Esto es un rumor y ni aquí ni en ningún otro medio de comunicación puede corroborarse. Pero en caso de ser cierto, supondría un delito histórico que, como cualquier otro delito, debería juzgarse como correspondiese. 

Así pues, antes que nada las autoridades deberían consultar a la ciudadanía y someter la propuesta referéndum, puesto que Alejandro Fernández no es Tarragona ni Tarragona es Alejandro Fernández. Aunque supongo que ya se han acostumbrado a actuar por voluntad propia y sin tener en cuenta las consecuencias de su medidas. Y después, en caso de llevarse a cabo finalmente, deberían hacerse estudios e informes sobre los costes que va a representar la medida y presentarlos públicamente a la ciudad.




viernes, 25 de enero de 2013

Lo que debería ser el caso Bárcenas

Hace un par de semanas hablamos del escandalo de corrupción de Unió Democràtica de Catalunya y de su líder principal, Josep Antoni Duran i Lleida. Se especuló muchísimo sobre si éste debía dimitir o no por unas palabras que había pronunciado unos años atrás según las cuales afirmaba que si su partido se veía envuelto en algún tipo de amaño fiscal, dimitiría ipso facto. Duran no dimitió y comenzaron las críticas a su persona, encabezadas por la secretaria del Partido Popular, María Dolores de Cospedal.

Cospedal aseguró en un mítin de su partido que "habría tenido que dimitir" en el caso de haberse encontrado cuentas en Suiza, propiedad de algún dirigente de su partido. El caso Bárcenas prueba este hecho con completa claridad, tal y como podemos seguir estos días a través de la prensa. Bien, hoy se cierra la segunda semana de este caso y Cospedal sigue en su cargo.

http://www.publico.es/449062/cospedal-si-el-pp-tuviera-cuentas-en-suiza-a-que-yo-habria-tenido-que-dimitir

Es grave que Bárcenas tuviese una cuenta con 22 millones de euros en Suiza. Es un délito fiscal y debería ser penado. Más grave es aún la mentira pública, como hizo Cospedal en su discurso. La secretaria del PP puso un gran y rápido empeño en que Duran dimitiese después de salir a la luz la presunta corrpución de Unió. Se mostró muy crítica y sentenció al líder de Unió. Correcto; la corrupción es un hecho condenable tanto en el PP, como en Unió, como en cualquier otro partido o particular.

En cambio, al saberse la verdad sobre Bárcenas y sus 22 millones, además del tema de los sobresueldos en negro, Cospedal ha defendido la legitimidad de su figura y su cargo y ha rechazado dimitir. Esto, podría considerarse incluso más grave que tener 22 millones de euros en una cuenta en Suiza. Lo que ha hecho la secretaria del PP ha sido mentir públicamente e incumplir lo que dijo sin retractarse antes. Quizás deberíamos contemplar la posibilidad de incluir una ley en la Constitución que sancionase a todos aquellos actores del sistema (políticos, representantes de organizaciones, representantes de empresas etc.) que minitiesen publicamente, forzando su dimisión e imponiendo multas u otras medidas, en función del daño causado.

Además, tenemos la reciente aparición de una ley de amnistía fiscal que permite, junto con el caso Bárcenas, unos márgenes de sospecha muy amplios. En este aspecto, el responsable de dicha ley debería explicarse ante la cámara de una manera distinta a cómo lo ha hecho. El minitsro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dio unas explicaciones muy básicas ante los representantes de otras fuerzas parlamentarias y se molestó cuando le recriminaban la falta de transaparencia que presentava su nueva ley.

Quizás, además de la propuesta de ley contra la hipocresía y el engaño públicos, deberíamos disculparnos todos ante el ministro Montoro por pensar que su nueva ley es demasiado opaca y crear otra nueva ley contra las explicaciones en exceso que un minitro debe dar ante el parlamento.

En conclusión, lo que debería ser el caso Bárcenas no corresponde a esta serie de catastróficas desdichas que estamos presenciando. El caso Bárcenas debería ser la primera pieza que cae en un domino y que va tocando a las demás hasta llegar a la última y concluir la cadena. El "kid de la cuestión" es que muchas piezas de este domino se han adherido al suelo con tal fuerza que ahora resulta muy difícil, porque imposible no es nada, arrancar, proseguir y conluir la cadena.