miércoles, 10 de julio de 2013

Carta a Mariano Rajoy

Señor presidente del gobierno,

soy el mayor escéptico de las casualidades y el azar. No creo en la involuntariedad de los hechos que suceden en este mundo. De la misma manera, tampoco creo en la crisis que ahora atravesamos, tal como se nos dice. Y por supuesto, tampoco en su temprana recuperación, tal como algunos pregonan a los cuatro vientos. Es más considero que, en general, todo esta situación que hemos y estamos atravesando es por causa suya, y de la gran mayoría del resto de sus compañeros políticos. Pero comprenderá que la cabeza del cuerpo es la que debe hacer frente a más responsabilidades.

Rajoy debería dimitir sin más demora (libertaddigital.com)
Luis Bárcenas es un ladrón. Un simple y burdo ladrón que ha tenido la suerte de desenvolverse en la esfera política, donde ha podido acceder a grandes cantidades de dinero y provocar uno de los casos de corrupción de mayor importancia para la historia del país. Pero este vulgar ladrón, como he dicho, se ha deslizado durante unos años en una parte del territorio de la política en la que usted también se deslizó y lo sigue haciendo. No hablo del Partido Popular. Soy consciente de que su respuesta serían tres letras y una comunidad autónoma: ERE, Andalucía. Hablo del sistema del cual formó parte y sustentó, junto a seres como Bárcenas, y hoy, con un cargo diferente y mucho más potente que el que ocupaba antes, continúa haciéndolo. 

El documento original de Bárcenas presentado ayer en la Audiencia Nacional por el presidente del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, constata que ya fomentó usted la especulación, la corrupción y, en general, toda esta burbuja en la que nos tiene sumisos, unos años atrás, cuando ocupaba un ministerio junto a José María Aznar. Aunque usted se niegue a hablar de ello en público, o prometa y jure una vez más que no se ingresó ningún sobresueldo, todavía no ha demostrado su inocencia. En cambio, el ex-tesorero del partido que hoy dirige con la cabeza bien alta, ha podido demostrar algo. 

Pero usted sigue empeñado con su discurso. Un discurso que basa en tres pilares: su mayoría absoluta, la transparencia de sus cuentas y su legitimidad cómo presidente. La primera hace referencia a uno de los mayores errores históricos cometido en este país por la ignorancia y las características más visibles de una cultura que deja mucho que desear. La segunda, no existe, puesto que usted no ha demostrado su inocencia ni ha aclarado nada ante los ojos de nadie. Y, por lo tanto, la última no existe, porque para ser presidente de este, y de cualquier otro país, la transparencia, la sensatez y la honestidad deberían ser requisitos fundamentales de currículum. 

Simplemente aprovecho este último párrafo para reclamarle y exigirle que corrija su camino. Que sea sincero con su ciudadanía y dimita. A no ser que pueda probar su inocencia. ¿A qué espera entonces? Lo que también quería pedirle es que se ahorre frases como la de hoy. Declaraciones como esta lo único que hacen es poner de relieve, aún más, su falta de cualidades y su incapacidad para ocupar el cargo que ocupa. Además de que tienen el mismo efecto que una agresión verbal en la sociedad. No se engañe usted ha sido una de las piezas que han construido esta crisis que hoy se nos vende. Este sistema que beneficia únicamente a su casta de desinteresados por el beneficio público y social. Y por último, esta estructura cuyas bases son casi cinco millones de parados, una deuda externa que roza los mil millones de euros, el riesgo de la privatización de la sanidad y la educación, los miles y miles de jóvenes que tienen que explotar sus recursos en otros países, etc. 

Siéntase culpable, señor presidente. Lo es.

viernes, 5 de julio de 2013

"Forrest Gump" de Robert Zemeckis

Cada ser humano nace con sus recursos. Incluso en la familia más necesitada del planeta, sus miembros nacen con recursos. Por supuesto, por recursos no me refiero a los bienes o a aquello material de lo que se dispone. Considero que los recursos más necesarios e imprescindibles son aquellos que no se ven ni se toquen. Y éstos dependen de la manera en que cada persona los explote. 

Cartel de la película (filmaffinity.com)
Forrest Gump es uno de los mejores ejemplos que he encontrado entorno a esta idea. En la película de Zemeckis, la idea de un muchacho relativamente incapacitado para según que cosas se presenta como marco de fondo. Pero a lo largo del film, esta base va evolucionando hacia el vencimiento de esas supuestas incapacidades, en pos de un rendimiento superior, y que al principio parecía inalcanzable, de los recursos del protagonista. Esos recursos que ni se ven ni se tocan.

Forrest Gump hace pensar y meditar en muchas cosas. Muchas ideas. Incluso muchos eslógans típicos que circulan por el planeta de mensaje en mensaje y de cartel en cartel. El "si quieres puedes", por ejemplo. O también el "todo depende de ti". No les falta su parte de razón a estas frases, la verdad. Yo discrepo de ellas en algunos matices, pero estos se encuentran fuera de Forrest Gump. Ese chico al que todos veríamos por la calle y lo subestimaríamos al cruzarnos con él o, sencillamente, al escucharle hablar sus primeras palabras. Que pensaríamos que no puede enseñarnos nada. Pero ese chico que es el mismo que acaba montando una empresa millonario, que acaba invirtiendo en la que resultará ser una de las empresas más importantes del mundo, que acaba diseñando un famoso logo que reportará muchos beneficios, y que acaba corriendo sin destino ni parada.

Fotograma del film (rollogrady.com)
Zemeckis crea un personaje en el que de una manera u otra podemos vernos reflejados. Con nuestras capacidades e incapacidades. Nuestros recursos no son cuanto dinero podamos gastarnos en un reloj, una casa o un coche. Ni el lugar en el que trabajemos. Tampoco hacen referencia a lo bien que practiquemos un deporte o toquemos un instrumento. Si en eso se resumiese todo, seríamos mucho más superficiales de lo que ya somos hoy en día, que no es poco, y estaríamos condenando a millones y millones de personas que no gozan de ninguno de estos recursos.

Los verdaeros recursos no se compran ni se aprenden. Se explotan. La persona que los posee es la lanzadera para que estos puedan emerger hacia el exterior y estallar en su uso más práctico. Y con ello se logra todo aquello que estaba oculto y que se desconocía. Todas aquellas capacidades a las que, de una manera u otra, se temían y se las disfrazaba con el traje de "incapacidades". Bajo mi opinión, no todas las claves de superación nos competen, pero sí que una parte importante de nuestro crecimiento, de la explosión de nuestros recursos, es cosa de cada uno de nosotros. Quizás, paraarnos cuenta, debamos echar a correr sin destino ni parada, como Forrest Gump, el incapacitado capaz.





miércoles, 3 de julio de 2013

Perder los papeles

Debería crearse un nuevo dicho respecto a los papeles. En lugar de perderlos, podría decirse "destruirlos". Puede sonar algo más radical, pero al fin y al cabo un gobierno lo ha hecho. En efecto, el Partido Popular, acogiéndose al amparo de la Ley de Protección de datos, destruyó los registros de visitas a la sede de la calle Génova que el juez Pablo Ruz había pedido al partido, para contrastar informaciones en el caso Bárcenas. Resulta muy inverosímil hablar de protección de datos cuando realmente se están destruyendo. 
La destrucción de los registros de visitas clama a la indignación (huffingtonpost.com)

Este hecho se suma al incansable discurso opaco y claramente provocador que el partido ha mantenido desde su llegada al poder y su aplicación de las medidas de austeridad que ahora sufre la ciudadanía. Más que un mecanismo de defensa, como se ha querido justificar, resulta una ofensiva incombustible que todos los días nos deja alguna maravillosa perla como la de la destrucción de los libros de visitas.

La esfera de cinismo en la que el Gobierno se ha envuelto y ha envuelto al país, deja a España en una situación decadente ante la órbita internacional. Y más en una época como la que estamos viviendo, en la que las revueltas se suceden, una tras otra, en diferentes países del mundo. Incluso en países que cuentan con un nivel de desarrollo menor al de España. Nuestro gobierno hace tiempo que llenó y colmó el vaso de gotas, y aquí no hay ningún movimiento organizado que haga salir a la gente a la calle a protestar contra esta falta de respeto y de compromiso social. La cultura ibérica hace hincapié en otro tipo de cosas.

¿Dónde queda el 15-M? ¿Y las manifestaciones que se han ido haciendo a lo largo de este primer año y medio de recortes? Mientras contemplamos cómo cada día se debate por simples pequeñeces, vemos desde la barrera de la impotencia como este sistema que han creado se va engullendo, uno tras otro, los derechos de la ciudadanía. Y la sociedad debe contemplar quieta como "no se puede hacer nada", más allá de la labor, la gran labor que hacen, algunas pequeñas organizaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). 

El Gobierno está actuando de una manera autoritaria (burbuja.info)
Hemos dejado escapar los papeles, ante un ladrón que los ha destruido sin ninguna contemplación. Nos hemos embriagado por miedo. Miedo al poder económico que es el que domina, sobretodo en épocas de crisis. Miedo a medidas y consecuencias que afecten nuestro, cada vez más, pequeño y reducido patrimonio. Pero lo cierto es que hace tiempo que dejamos de tener patrimonio alguno. Esto sucedió cuando permitimos al gobierno hurgar a su antojo en nuestro cajón de derechos y recortarlo hasta tocar la madera. 

En realidad somos una de las sociedades más pobres que han existido, dado que por tal de defender un pequeño patrimonio con el que apenas vivimos, permitimos que nos arrebaten nuestros derechos y libertades más básicas. Hemos dejado que destruyan nuestros papeles

viernes, 28 de junio de 2013

"La vida es bella", de Roberto Benigni

Según la Real Academia Española, la felicidad es "un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien". Aunque, francamente, discrepo mucho de esta definición. Fundamentalmente en tres puntos: el primero es que la felicidad no es un estado de ánimo ni una emoción, sino que es un virtud que no todo el mundo tiene o es capaz de tener. Considero que podría llegar a verse, incluso, como un modo de vida. En segundo lugar, la verdadera felicidad no se encasilla tras los límites de lo material. De aquí que no se la pueda considerar como un estado de ánimo o una emoción efímera, y que tampoco dependa de las posesiones materiales que se tienen. La verdadera felicidad es feliz en todo momento, en toda circunstancia. Y por último, como ya se ha comentado, la felicidad es una virtud. Un estilo de vida, capaz de vivir de la misma  manera independientemente de las posesiones materiales de las que se disponen o de los altibajos anímicos y emocionales. Por eso remarco, es algo que no todo el mundo tiene o puede tener.
Cartel de la película, 1997 (filmaffinity.com)
En La vida es bella, Roberto Benigni nos muestra esta clase de felicidad tan erudita. No es necesario reexplicar la historia de una película que muchos hemos visto, y si no es así, considero que se debería detener la lectura de este artículo y ver el film antes de continuar. 

El director italiano plasma la felicidad a partir de otros elementos como el amor, hacia su mujer y su hijo. También la comedia, que resulta muy bien seleccionada a lo largo de las diversas partes de la película. Y cómo no, el agradecimiento constante que viaja paralelamente a esa felicidad inagotable. Benigni y su familia, viven sin ningún tipo de lujos, con lo estrictamente necesario. Y son felices. Viven un contexto sociopolítico caracterizado por un enorme odio general que supera a las personas a su paso. Y son felices. Son despojados de lo poco que les queda y arrastrados, lejos de su hogar, a una muerte prácticamente segura. Y son felices.

Fotograma de la película (cazadoresdepeliculas.es)
La clase de felicidad que se ejemplifica en La vida es bella es la auténtica. La verdadera. El resto de tipos de felicidad que pueden experimentarse son efímeras dosis que acaban abandonando a la persona en un estado de tristeza o pena. Pero Benigni muestra claramente esa gran felicidad, la cual no quiere decir que no permita espacios para la tristeza y el dolor. Por el contrario, los reserva a cal y canto, pero siempre sabe tratarlos y encerrarlos después, y continuar hacia delante, alegrándose y alegrando. 

Benigni parece preguntar ¿acaso no es bella la vida que tenemos, como para vivirla con esa felicidad lejana a lo material y lo puramente emocional?

jueves, 27 de junio de 2013

466/64

Sudáfrica en vilo por la salud de su presidente (eluniversal.com)
El estado del ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, es francamente crítico. Los medios de comunicación han asegurado que la muerte del premio Nobel de la paz de 1993 es un hecho inminente. A sus 94 años, Mandela lleva hospitalizado nueve días a causa de una infección pulmonar que se ha complicado gravemente. La República de Sudáfrica, país que gobernó entre 1994 y 1999, junto con la familia Mandela y el actual presidente, Jacob Zuma, y también Barack Obama, que se encuentra de gira por el continente africano y en los próximos días estaba previsto que visitase el país, quedan pendientes del que podría ser el último hilo de vida de Madiba, el título con el que se conoce a Mandela en su país. 

 Nelson Mandela, nacido en 1918 en la Unión Sudafricana, nombre con el que se conocía al país cuando era una colonia inglesa, fue el principal impulsor de la abolición del apartheid, el movimiento segregacionista que promovía diferencias entre la raza blanca y la negra en el país, otorgando siempre prioridad a la primera. 

Probablemente Mandela no vuelva a celebrar un cumpleaños (euronews.com)
Tras ser condenado a cadena perpetua en 1962, acusado de sabotaje, la figura de Mandela fue creciendo poco a poco entre las sombras de la prisión y fue ganando popularidad por su lucha contra la discriminación hacia la mayoría negra del país. Veintisiete años después, en febrero de 1990, Madiba fue puesto en libertad por el presidente de entonces, Frederik Willem de Klerk, quien había substituido hacía poco al difunto Botha, y había apercibido un potente incremento de las manifestaciones y las protestas sociales en el país por tal de liberar a Mandela.

Tras obtener el premio Nobel de la paz en 1993 junto a de Klerk por su lucha contra la segregación racial, se convirtió en el primer presidente escogido de manera democrática en Sudáfrica, en el año 1994. Su mandato se postergó hasta 1999, año en el que Thabo Mbeki le sucedió

Madiba impulsó la liberación del apartheid(cbc.ca)
En su toma de posesión, uno de sus invitados de honor fue su carcelero blanco, gesto con el que Madiba quiso remarcar a su pueblo la importancia del perdón después de tantos años sumergidos en el odio y la confrontación de las razas. 

El 466/64 fue el número que le otorgaron en la prisión de Robben Island. Un número que acabó por convertirse en un testimonio directo para blancos, negros, carceleros y presos. Un número que hizo historia y cuya historia jamás se podrá olvidar. Y aunque esa segregación continúe existiendo y exista, el gran paso que entonces se dio, de la mano de Madiba, nunca podrá convertirse en retroceso.


"Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo del universo.
El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.
No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.
No solamente algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno.
Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás
".

Nelson Mandela, en su toma de posesión como primer presidente electo, el  10 de mayo de 1994.



viernes, 21 de junio de 2013

"In Time" de Andrew Niccol

La historia que nos presenta Niccol a través de In Time es una estupenda metáfora de la sociedad y de su funcionamiento. Con un estilo hollywoodiense clásico, visible en los conocidos nombres del reparto o en la introducción del tópico de historia de amor, intenta retratar los complejos y equívocos mecanismos con los que se mueve la humanidad, sin ninguna especie de pudor.
Cartel de la película (filmaffinity.com)

El teimpo es la herramienta sobre la que Niccol basa su historia. El ser humano aprecia su tiempo de manera incomparable, si no fuese por el dinero. En In Time se unifica el concepto de tiempo con el valor del dinero, plasmando de esta manera el celo que todo ser humano siente por conseguir más. Al igual que con el dinero, unos contadores de tiempo calculan el tiempo que le queda a cada persona y cuando estos se agotan las personas mueren. Es una exacta caricatura de lo que representa el poder económico en el mundo

La crítica social viene dada de la mano de la típica, pero necesaria de recordar, diferencia entre las clases rica y pobre. Los acomodados no detienen su apetito por conseguir más tiempo (dinero) aunque ello signifique llevar a la muerte a otras personas. Mientras tanto, la escasez causa estragos en la gran parte de la sociedad que lucha por conseguir unos minutos más para acabar el día. 

Si nos detenemos y analizamos nuestros entorno, podemos ratificar lo que transmite In Time. Es cierto que con la crisis ha aumentado el número de ricos y, por ende, el de pobres, pero la dictadura del capital ha sido siempre el órgano de gobierno superior por el que se han regido todas las naciones y las personas. Los recursos no escasean, sino que son retenidos. El nivel de vida que llevan las clases superiores no es de balde. Detrás de ello hay muchas personas que han de morir para sostener su sistema de caprichos y lujos. Las diferencias son más que obvias. La clase media es una tapadera tras la que pocos pueden esconderse actualmente.
Fotograma de un contador de tiempo (culturamas.es)

In Time reivindica la revolución por la vía de la voluntad. "No moriré sabiendo que los recursos son retenidos por compañías y bancos, que al fin y al cabo son personas", parece decir. Denuncia la insos

tenibilidad de este sistema y reclama una reacción capaz y posible que supere los límites establecidos, como por ejemplo el color del papel de los billetes. Retrato bastante fiel de la sociedad y con mucho juego para reflexionar en los mecanismos que se llevan a cabo en nuestros días.




jueves, 20 de junio de 2013

Wert, el terror de las becas

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, presenta un borrador del Real Decreto de becas para el curso 2013-2014, que asusta. Continua aumentando la exigencia en la nota mínima para acceder a la ayuda económica, que en esta ocasión se pretende fijar en un 6,5 para los universitarios, y un 6 para bachilleratos, mientras que los módulos de Formación Profesional se quedan en un 5,5. Este plan podría reducir en hasta un 50% el número de alumnos que cuentan con beca en el próximo curso. 
El ministro Wert vuelve a tocar las becas (abc.es)

Las presiones de los rectores de las universidades y de los consejeros de educación de las diferentes autonomías del estado, han propiciado que el ministro Wert acceda a revisar las exigencias que comportaría el nuevo Real Decreto.  Aún así, cabe decir que el ministro no parece muy convencido a dar demasiado su brazo a torcer. Está bastante seguro de seguir "ahorrando" en el gasto educativo y las características de su reforma, la ley LOMCE, son el ejemplo más claro. 

Esta situación reconduce el sistema de la educación a etapas anteriores de la historia española. En primer lugar encontramos un acceso a los estudios completamente desigual, es decir, la preferencia para los pudientes a nivel económico. Esto es un retroceso más que evidente a las épocas de los totalitarismos políticos. Además de que empobrece el nivel cultural e intelectual del país y reduce, por no decir que acaba eliminando, el pluralismo de la opinión pública . 

La LOMCE es una de las reformas más extremas del país (debates.net)
En segundo lugar, se tiende hacia una sociedad exageradamente elitista, evidenciando la diferencia entre las diferentes clases que la componen. Al haber menos personas con acceso a estudios también hay menos personas con capacidad para ejercer un juicio crítico contra el gobierno y sus actuaciones. En ese aspecto, los gobernantes van ganando terreno dada la ignorancia de sus ciudadanos. Un escenario completamente primitivo y propio de la edad media. 

Por eso, es necesario que los colectivos estudiantiles y todos aquellos que estamos expuestos al extremismo de estas nuevas medidas educativas, manifestemos nuestro descontento y exijamos un cambio en la actitud del ministro Wert. O quizás su dimisión. Yo, desde este pequeño blog, reclamo al ministro que de la misma manera que se ha tomado las libertades que ahora ejerce gracias al cargo que obtuvo con una mayoría absoluta fruto de la mala educación electoral de este país, también reacapacite en si debe cesar en su empeño por modificar la educación española y dimitir para dedicarse a alguna otra función que pueda desempeñar de manera más equitativa y justa.