lunes, 27 de agosto de 2012

Adiós señor Armstrong

Pues sí, adiós señor Armstorng. La noticia de la muerte del astronauta americano, cuya relevancia y conocimiento pasan por el hecho de ser el primer hombre en plantar una huella en la luna, ha cautivado a la sociedad. Pese a que muchos dudábamos de la veracidad de la misión del Apolo 11, y de que la suela de la bota de Armstrong fuese verdaderamente encajada en la superficie del gran satélite natural, el astronauta prefirió centrar su atención lejos de tal batalla y concentrarse en la espectacularidad del hecho en sí. El mejor resumen para dicha ocasión, verdadera o falaz, lo resumió en una sencilla pero compleja oración: “Un pequeño paso para el hombre. Un gran paso para la humanidad.”

Todos sabemos que detrás de estás incursiones y aventuras espaciales estaba el conflicto político de la Guerra Fría entre los imperios estadounidense y soviético. Por esto, puede que los motivos de llegar a la luna perdiesen todo el valor que esconden y se centrasen únicamente en una burda carrera entre potencias mundiales. Una asquerosa patraña. Además, puede también que a través de estos años y del cuantío nombre de teorías realizadas para demostrar la veracidad o la falsedad del acontecimiento histórico, creando éstas una eterna lucha y una incorregible división del mundo entre dos bandos o más, hayan depreciado la importancia de este punto clave en la historia de la humanidad.
 
Pese a ello no deberíamos olvidar nunca lo que significó tal acontecimiento y lo que a día de hoy continua significando. Tal y como dijo Armstrong, lo que era un pequeño paso para el ser humano en sí, se estaba convirtiendo en una de las mayores aventuras emprendidas por la humanidad a lo largo de su historia. Todos aquellos miles y miles de años estudiando el cielo y los astros desde la tierra tomaban ahora una nueva fase. Una fase práctica que abriría muchas otras puertas a más hazañas similares o incluso de mayor valor. Por ejemplo los innumerables estudios hechos en el planeta rojo, Marte.



Armstrong, aparte de quedarse con el hecho en sí y evitar cualquier discusión, sufrió un importante dilema tras su regreso del viaje espacial. Supongo que tras haberse visto tan minúsculo en el universo, incluso haber podido observar lo insignificante que era su planeta en el extenso manto que sujeta las estrellas, los planetas y las galaxias, comprendió el papel del hombre como tal.

Este sentimiento lo expresaría posteriormente en una conocida canción. Podría decirse que es como una especie de Amazing Grace, ya que como Newton, su compositor, Armstrong la escribió después de su asombrosa aventura en el satélite natural de la Tierra. El mensaje de la canción venía a comentar algo así como lo grande y poderoso que creía el astronauta que era el hombre pero, tras haberse visto tan sólo y tan pequeño en mitad de la infinita espesura del universo, había caído en que verdaderamente el hombre no es nada y su poder y grandeza no son más que vanos pasajeros.

Yo, como Armstrong, opino que realmente no alcanzamos ni alcanzaremos a comprender el funcionamiento y la grandeza del universo en su complejidad. Por muchos estudios y expediciones espaciales, falsas o reales, que realicemos. La grandeza que consideramos reservada para nosotros no cabría ni en todos los corazones de mil tierras como esta juntos. Ya hizo bien Armstrong al afirmar, acogido por el desamparo de algo tan inmenso como el universo, que el hombre y la humanidad son pequeños, por muchos grandes pasos que den.

Emotiva despedida desde La letra pequeña al autor de tal canción, partícipe de dicho acontecimiento histórico, real o falso, pero sobretodo, al propietario de tan certeras ideas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario