El
caso del Hércules club de fútbol supone la última evidencia de que el sistema
futbolístico que estamos atestiguando es insostenible. Este equipo
perteneciente a la categoría de Segunda División, cuya sede es la ciudad de
Alicante, asume una deuda con los organismos públicos de la Agencia Tributaria
y la Seguridad Social de un total de 10.400.000€. En julio de 2011, el Hércules
entró en la ley concursal, o concurso de acreedores, aunque meses antes pactó
con estos dos organismos el fraccionamiento del pago de esa deuda a cambio de
dar en garantía una parte considerable de sus ingresos futuros.
Estos
ingresos futuros hacen referencia a posibles ingresos por traspasos, por
contratos publicitarios o de televisión, por ayudas al descenso de la
categoría, como le ocurrió al club la temporada 2010-2011, etc.
Pues
bien, finalmente se ha sabido que estos ingresos no podrán ser útiles para
pagar preferentemente a los dos organismos públicos, según lo confirman dos
sentencias del Juzgado Mercantil de Alicante 1. Rafael Fuentes, titular del Juzgado
Mercantil, ha defendido que no puede realizarse conforme a los términos del
pacto entre el club y las entidades públicas debido a que supondría una grave
afectación para la sociedad anónima deportivo y sus activos. Aún así, ha
afirmado que la Seguridad Social y la Agencia Tributaria gozarán del privilegio
de cobro de todas aquellas operaciones que supongan ingresos para el club que
se hayan realizado antes de su entrada en la ley concursal, el 5 de julio de
2011.
Así
que, por ejemplo, momentáneamente la Agencia Tributaria y la Seguridad Social
no podrán percibir el 50% de los ingresos percibidos por el Hércules en el
traspaso del jugador Nelson Valdez, cuya venta se produjo poco después que el
club entrase en concurso.
Los
dos organismos públicos recurrirán han realizado ya una queja ante el juzgado
mercantil de la ciudad y recurrirán su resolución ante la Audiencia Provincial
de Alicante.
Como
vemos estamos en el mismo dilema de siempre. Las deudas de los individuales y
particulares no pueden ser aplazadas y en muchos casos se recurren a actos
mayores, como la oleada de desahucios que hemos podido comprobar últimamente.
En cambio los clubes de fútbol arrastran una deuda que supera los 400 millones
de euros con Hacienda y la Seguridad Social y no sólo consiguen evitarla sino
que encima reciben más ayudas fiscales y económicas y consiguen burlar a la
Administración Pública.
Y lo peor de todo es que el pueblo, en general, calla ante estos hechos porque le ha dado al fútbol y al espectáculo un valor prioritario por encima de sus derechos y libertades. En conclusión, como suele decir el dicho, mientras haya pan y circo el pueblo es feliz. El problema es que el pan comienza a escasear y a repartirse cada vez peor y continuamos teniendo los ojos puestos en el circo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario