El Dinamo de Kiev, mejor equipo por
antonomasia e historia en Ucrania, se había disuelto. Su portero, Mykola
Trusevych llegó a una pequeña panadería de la propia ciudad con el ánimo de
encontrar trabajo para poder librarse de la abrumadora pobreza que arrastraba.
El administrador de la panadería, muy fanático del equipo, le dio un trabajo
cómo barrendero. A raíz de este hecho surgió la idea entre los dos de formar un
equipo de fútbol de la panadería con otros tantos jugadores que, junto con
Trusevych, lo habían perdido todo. Y cómo la agenda de contactos del
guardameta, en términos futbolísticos, no era nada pequeña en seguida pudieron reunir
a otros ocho futbolistas del mismo equipo, el Dinamo, más tres del Lokomotiv de
Kiev. De esta forma, la plantilla quedó cerrada bajo el nombre de Football Club Start, en la primavera de
1942.
En junio del
mismo año el FC Start comenzó a jugar
partidos. En julio pudo entrar en una especie de liga local gracias a un
contacto. Y pese a que el equipo estaba mal alimentado y falto de una buena y
decente equipación deportiva iba ganando todo cuanto jugaba y además por
grandes sumas de goles.
Hubo un partido
en el que ganaron 5-1 a
un equipo llamado Flakelf. Este
equipo era la representación futbolística de la Luftwaffe, el cuerpo
aéreo nazi. Pero el Flakelf no quiso
quedarse de brazos cruzados frente a la escoria ucraniana, pensarían, y exigió
a los jugadores del FC Start la
revancha. Una revancha que arbitraría un oficial de las Waffen-SS y tendría
lugar el 9 de agosto en el estadio Zenit.
Como es de
suponer el partido estuvo marcado por la clarísima parcialidad del “árbitro”.
Además los alemanes utilizaron una serie de tácticas sucias y violentas para
evitar una nueva derrota. La primera fue aclarar al conglomerado de jugadores
ucranianos que si ganaban serían castigados severamente. El resto de esas
acciones tuvieron lugar durante el encuentro. Se representaron en un juego
plagado de una extremada violencia y dureza. Patadas, codazos o incluso golpes
directos. Por ende los soldados alemanes estaban físicamente mejor que los
ucranios, debido a las condiciones de vida que cada uno de los dos equipos
llevaba en aquella Europa tan gris y apagada.

Pese a que,
tradicionalmente, se la ha relacionado con el comunismo y su alza durante la
etapa final de la guerra, prefiero darle un enfoque menos patriota e hipócrita.
Cómo comentaba al inicio, esta historia plasma cómo la fe en un sueño y el
seguimiento de esa fe y ese sueño con valentía pueden ofrecer una recompensa
que sobrepasa la pared, quedando ésta cómo un simple velo, impuesta por la
muerte.
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