miércoles, 1 de agosto de 2012

Las Pymes en la economia de hoy (con Juan M. Soriano)


Juan Miguel Soriano (16-12-1980), diplomado en turismo, es el actual regente de la empresa especializada en espectáculos Creatics Artes Aplicadas S.L. Esta empresa está incluida en la gran amalgama de PYMES (pequeñas y medianas empresas) que luchan por sobrevivir en la economía actual del país y las duras condiciones que la crisis ha impuesto en todos los sectores. A continuación, tratamos, con su ayuda y opinión, de entender cual es la situación actual de estas pequeñas y medianas empresas que tanto han florecido últimamente en nuestro país y que tanto les cuesta sobrevivir en los mercados y la voracidad que impera en ellos.

Jonatán S.: ¿Qué condiciones describen para ti el buen estado y la manutención de una buena salud en una PYME?
Juan Miguel S.: Sobretodo, el buen control de los gastos, es decir, que evidentemente estos no sean mayores que los ingresos. Esa es la base. Lo que yo creo que es la base, claro. El trato con trabajadores y cliente también tendrá una importante influencia pero jamás llegará a ser el punto clave. Eso no salvará el factor financiero de una empresa y, al fin y al cabo, esto es en lo que una empresa debe basarse. Cuando tú cómo empresa tienes los gastos mínimos, es decir, tienes tus gastos controlados, podrás gozar de mayor libertad de movimientos. Es cómo la economía de una persona. Si esa persona gasta más de lo que ingresa comenzará a endeudarse y su libertad se derrumbará. Con las empresas lo mismo. Si tienes un buen control financiero podrás “respirar2 con más libertad.

JS: Describe tu idea de una PYME de calidad
JMS: La PYME ideal es una empresa que trabaje desde la honestidad y el respeto, que sea ecológico y muestre una preocupación y constancia por todo lo relacionado con el tema, que presente unas cuentas saneadas y que los servicios y productos que ofrezca cumplan una calidad garantizada previamente. Eso es una PYME 10.

JS: ¿Qué consideras necesario en cualquier PYME?
JMS: La calidad y la competitividad. Al igual que hay mucha competencia, muchas de las empresas que se ajustan demasiado por tal de vencer a la competencia, olvidan el factor calidad. Este es el punto de partida para cualquier PYME. También encuentro tres figuras básicas en cualquier tipo de empresa: un director comercial (que se encargue de vender el producto/servicio), un director de operaciones (encargado de ofrecer una calidad garantizada) y u director financiero (que vele por las facturaciones y los gastos).

JS: ¿Qué papel crees que ocupa la PYME en la sociedad de hoy día?
JMS: Un papel fundamental, pese a que son las que peor trato reciben, todo hay que decirlo. Crean trabajo y alivian un poco la situación económica global que estamos viviendo. Para mí las PYMES son el motor de la economía.

JS: ¿Ves peligrar todo el sector de la PYME? ¿Por qué?
JMS: Sí. Puedo asegurar que muchas PYMES están “muriendo” por la situación global de opresión y reajuste. No se las está ayudando. No hay ninguna muestra de interés en que sobrevivan. Hoy los bancos piden el doble de comisión, o incluso más, y los márgenes están cada vez más bajos. De hecho existen muchas PYMES que llevan años realizando pérdidas y muchas otras se han visto obligadas a cerrar debido a su decreciente situación.

JS: ¿Cómo crees que ha afectado la reciente reforma laboral en las PYMES?
JMS: Han subido el impuesto de sociedades cosa que ha agravado mucho la situación. Además, en el tema de los despidos no se está fomentando la creación o manutención de puestos de trabajo sino la destrucción de estos. Han disminuido notoriamente las ayudas hasta el punto en el que hoy no se rescate a ninguna PYME, pese a su antigüedad o su labor. El mercado es una jungla en la que el precio original de los servicios y productos se desvanece hasta niveles preocupantes. Y, sobretodo, los márgenes han caído en picado.

JS: Explica los cambios que ha experimentado la PYME a en estos últimos años. ¿A qué se han debido?
JMS: Los cambios han sido para peor, evidentemente. Vivimos una etapa de prosperidad sin límites. Toda aquello era bastante idílico. Cometimos el error de sobredimensionar lo que podíamos abarcar. Ahora lo estamos pagando. Pasamos de 100 a 0 en muy poco tiempo. Lo ideal hubiese sido mantenernos en un 50 de manera constante. Los últimos capítulos de las PYMES son negativos. Siguen la tónica anterior. El mismo estilo que sus años predecesores.

JS: ¿Cuáles son tus percepciones respecto a las PYMES de cara al futuro?
JMS: Pues francamente, creo que si el estado no concede ayudas y la situación no mejora, en cuanto a impuestos y condiciones laborales nos referimos, lo veo todo muy oscuro. Es algo insostenible a la larga. La competencia de antes era perfectamente sostenible. Pero ahora todo está liberalizado y no hay ningún tipo de control. El mercado es una selva y las diferentes empresas se ajustan y aprietan hasta sobrepasar los límites por tal de conseguir trabajo. Estamos volviendo a condiciones del año 2004, por ejemplo. Por eso muchas PYMES acabarán desapareciendo.

JS: ¿Crees que hoy en día se abren las puertas a la creación de nuevas PYMES?
JMS: Para crearla sí. Ahora para sostenerlas y recibir financiación y ayudas estatales no. Si tienes dinero es fácil crearse una PYME y sostenerla. Ahora bien si dependes de financiación y ayudas externas es otro mundo mucho más complicado. Además cualquier PYME que entre se encontrará con una competitividad desmesurada y sin el control necesario.

JS: ¿Crees que existen suficientes mecanismos de defensa para las PYMES? ¿Por qué?
JMS: ¡No! Para nada. No los hay. No existen. Las PYMES pasan por un mal momento y todavía reciben más opresión desde arriba. Faltan muchos más mecanismos de ese tipo, que se encarguen de regular los mercados, la competitividad, los trabajos, los precios de los servicios y productos, y, en general, las PYMES y su funcionamiento en sí.

Muchas gracias Juan Miguel y ánimo con el mundo de la economía a pequeña y mediana escala.

La magia del arte gigante


A lo largo de los siglos de la historia humana muchos son los artistas que han dejado su pequeña pero necesaria huella a través de representaciones artísticas. Representaciones artísticas que han tomado forma física por medio de muchas y distintas variaciones y ramas, del arte claro.

Personalmente, una de estas variaciones que encuentro más atractiva es la escultura. Me fascina en toda su amplitud de sentidos y significados. Desde el David de Donatello, más que el de Miguel Ángel,  pasando por el Profeta de Pablo Gargallo, llego hasta la escultura del Pop Art, cuyo máximo erudito es y será el sueco Claes Oldenburg.

Oldenburg presenta una innovadora y, para mí, maravillosa forma de representar la realidad a través de su escultura a gran escala. En efecto, esculturas que abandonan el realismo de la forma humana, tal y como la concebimos, y expanden su horizonte hacia unas dimensiones inimaginables. Además las esculturas se centran en retratar de forma tridimensional objetos de uso cotidiano, cosa que incrementa más  la sorpresa del espectador que jamás había concebido cualquier objeto de  su entorno por encima de las dimensiones de su propio hogar. A su vez, estos objetos cotidianos de tamaños inimaginables quedan integrados en el entorno urbano de la ciudad, ya que se instalan con un plazo de tiempo indefinido. Por lo tanto la costumbre de ver esos utensilios a pequeña escala se traslada a la costumbre de pasear por los parques y las calles de la ciudad con ellos cómo telón de fondo.

Oldenburg se encarga de romper las fronteras de las vitrinas de un museo o de una exposición bajo techo y reclama al público la necesidad de salir a la calle, a la libertad del aire, para poder observar y disfrutar su arte. Un arte cuya única necesidad es gozar de un espacio público y urbano de cierta calidad al que poder adherirse.

Oldenburg, con la colaboración en algunas obras de Coosje van Bruggen, cambia la realidad de algunas cosas. Nos traslada al escenario de la película Cariño, he encogido a los niños. Cambia nuestra forma rutinaria de ver las cosas con un toque de innovación. Este toque de innovación acabará convirtiéndose en rutinario también, debido a que las obras se sitúan en el mobiliario urbanístico y la convivencia con ellas es obligatoria. Pero al mirar una de las macro obras de Oldenburg podremos recordar que un día ese objeto llegó a caber en nuestras manos.

Las crónicas de una especulación

Si no hace más que tres días comentábamos el poder que pueden llegar a tener según que voces en el mundo, en general, y nos centrábamos en la del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, cuyas palabras de ánimo desinflaron la prima de riesgo y auparon la bolsa española, pese a que acabábamos el artículo describiendo el tendencioso síndrome de especulación que está reinando en los mercados, ahora debemos preguntarnos ¿dónde quedan aquellas palabras y aquella voz?

No hace ni siquiera una semana que Draghi otorgó una confianza inexistente a los mercados respecto España, asegurando que iba a luchar por la permanencia del euro en el lugar que se merece. Pues bien, parece que esta idea no era más que una vaga neblina matutina. Aparece con el sol en alba pero en cuanto este llega a su máxima visión se esfuma. Se desvanece sin fuerza alguna. Así han quedado las palabras de la semana pasada del presidente del BCE y la confianza que este trató de dar a mercados y gobiernos.

Draghi y el BCE todavía no han concretado ningún tipo de medidas y los mercados han dejado de tener fe en las palabras de hace unos días. ¿Cuál es la consecuencia de estas dos situaciones? La prima de riesgo ha vuelto a realzarse hasta los 543 puntos básicos y el bono español presenta una rentabilidad a diez años del 6,74%.    

En esa falta de concreción por parte de Draghi y su BCE y en las dudas suscitadas por Alemania parecen basarse hoy los mercados, porque la confianza que hace dos días se construyó se ha venido hoy por los suelos. El artículo relacionado con estas palabras de confianza concluía con la implacable situación de especulación que hay. No creo que hoy sea necesario recordar lo mismo, pues la situación especulativa no ha cambiado en unos pocos días ni cambiará, a este ritmo, en unos años.
 
Con  lo que sí podemos concluir es con la falacia y el engaño que están imperando en esta Europa de los 27. La pelota se concentra en los países del sur de Europa, los países que peor se han gestionado en estos años pasados y que deben hacer frente a las consecuencias que una mala gestión, y más a nivel estatal, conlleva. Pero el hecho de tener que hacer frente a dichas consecuencias no significa que nos vayamos turnando una soga que cada vez está más cerrada con los griegos, los italianos y los portugueses.

Europa no está luchando por defender el euro. No está aplicando verdaderos mecanismos para evitar que sus países y los bancos de sus países caigan en picado. Por este motivo deben llevarse a cabo los diversos rescates que se han hecho y los que, estoy segurísimo de ello, se harán.

Parece que todos pendamos de un hilo llamado BCE  y Alemania y, verdaderamente, debemos ser conscientes de que este hilo no va a luchar, tanto como promete, para sostenernos, en caso de que cayésemos.

Por lo tanto, reclamemos al señor Draghi y a la cúpula del gobierno europeo, es decir Merkel y Hollande que en su país está llevando a cabo una buena y no austera política económica, que tomen medidas concretas, directas e inmediatas antes de construir castillos de confianza en el aire que, en cuanto soplan un poquito los mercados se vienen abajo. Estas medidas y un drástico cambio en nuestra cultura laboral, que francamente deja mucho que desear, podrán permitirnos mantener esos castillos durante algún breve periodo de tiempo.

lunes, 30 de julio de 2012

La nación que se creía virgen


En efecto, estoy hablando de la extraordinaria Estados Unidos. La nación que, siempre creímos, se mantuvo intacta de la tiranía del poder. Todos sus presidentes fueron electos, fervientes defensores del liberalismo y la democracia se mantuvo intacta. Pero no es oro todo lo que reluce. En todos los libros hay un capítulo negro. Este capítulo denota una indeseable particularidad con el resto de capítulos que le proceden y suceden. En USA este capítulo se llama, Joshua Norton I. Este nombre llegó a ser emperador de los Estados Unidos. Pero además un “falso emperador” puesto que engaño al pueblo, en general, con sus supuesta condición de monarca. Norton se autoproclamó emperador de la nación tras ver el esplendor que su figura despertaba en los ciudadanos.
De esta manera, sin contar con nadie más, el 17 de septiembre de 1859  comenzó a ostentar dicho cargo junto con el de “protector de México”. Hace relativamente poco ¿verdad?
Se afincó en San Francisco e impuso sus rigurosas aunque ridículas leyes, como por ejemplo la de la implantación de una multa a todo aquel que se dirigiese a la ciudad de San Francisco con el apelativo “Frisco”. Incluso se llegó intentra construir un puente colgante justamente donde hoy mismo se alza el Golden Gate, pero finalmente no llevo a cabo su propuesta.
Ahora bien, si tiene que haber un capítulo negro en todos los libros, que sean cómo el de Norton. Su poder político se limitaba a la permisión de sus supuestos súbditos. No iba más allá. No era legítimo.
De esta forma, Joshua Norton I gobernó durante 21 años en San Francisco, o Frisco como repelía que la llamasen, hasta que en 1880 una apoplejía se lo llevó bajo la tierra. Esta es la historia del punto más grisáceo en toda la larga tradición de puntos negros a lo largo de las diversas épocas de la historia mundial.

La “divina comedia”


Creo que si el gran poeta italiano Dante tuviese la oportunidad de analizar la actual situación que el mundo, en general, y nuestro país, específicamente, están viviendo encontraría material de sobra para realizar una segunda parte de su excelsa obra La divina comedia.  Y el motivo por el que digo esto es, sobre todo, por la palabra comedia. No hay más. Lo que estamos viviendo es una falsa y burda comedia. El desarrollo de las medidas que toman nuestros dirigentes cada día, y desde que se asentaran en sus butacones del congreso, encarece el más plano sentido de la vida.
Hago referencia a la presión con la que se nos ha cargado a los ciudadanos. Vivimos maniatados y con una soga al cuello. Y ¿qué podemos esperar? Una mueca de sonrisa malévola y una palmadita en la espalda. Después de esto somos empujados al vacío. Vacío cómo el que nos espera cuando los efectos de la subida del IVA comiencen a dejar sus marcas de paso. Por cierto, por si fuese poca la subida del impuesto del valor añadido que hemos sufrido y sufrimos, de forma indefinida por ahora, las autopistas que dependen del estado se han encarecido desde este domingo un 7,5%. ¿Es de comedia o no? El antiguo dicho de “reír por no llorar” está tomando mucha forma en nuestros días. Parece que, con esta medida, el gobierno quiere asegurarse que la gente no se marchará del país para dejar de pagar todas las subidas que han impuesto. ¡A ver quién es el guapo que se atreve a poner una rueda en la autopista ahora! Si a este hecho le sumamos que el mismo día, domingo 29, el combustible llegó a la friolera de 1,45€ el litro, siendo francos, o se nos ha lanzado una friolera de que utilicemos más los transportes públicos y que saquemos nuestras bicicletas de los trasteros, o nos quieren parados, evitando cualquier movimiento que pueda levantar sospechas. Pero no seamos ingenuos que esta segunda parte de la comedia no finaliza aquí. Nos quedarán muchas más partes.
La segunda parte, a mi modo de ver y basándome en la esperanza que siento de una favorable reacción y corrección de la situación, acaba con la gran noticia de que nuestro gobierno y líderes políticos no harán vacaciones en este mes de agosto. Si el sarcasmo pudiese escribirse en tinta este papel estaría empapado en negro. ¿Vacaciones? Sí. Debe ser una comedia, aunque creo que hay millones de personas que no le ven la gracia por ninguna parte. Pese a ello cabe decir que nuestros políticos han tenido una frágil atención. Han renunciado a algo que ya poseen. Alego esta afirmación asegurando que yo nunca he trabajado en ningún lugar en el que pueda coger un avión cuando lo crea oportuna y desplazarme a otro país para ver una final de una competición de fútbol. No es más que una patraña a través de la cual quieren tejerse un bonito vestido de cara a su público, a “su” pueblo. Les ocurre lo mismo que al lobo de un cuento: el lobo quería robarle la sandía al conejo y poner una falsa en su lugar para que éste no percatase. Así que cogió una pelota de color rojo deshinchada y la pintó del color de la fruta. Pero al hincharla, quiso agrandarla tanto y hacerla tan exteriormente bella que le explotó en la cara. Pues eso es lo que está ocurriendo. Únicamente con la excepción de que para muchos “conejos” de esta madriguera” la sandía de los “lobos” explotó hace mucho tiempo.
Me alegra ver que de la misma forma que ellos han tenido tan agradable atención, el pueblo no ha podido quedarse quieto en su recelo por devolverles dicha atención y así han tomado fuerza manifestaciones y movimientos como los de “no vull pagar”.
Así que ¿por qué no nos levantamos de nuestro asiento y subimos al escenario dispuestos a participar en esta incansable comedia de toma y daca entre “conejos” y “lobos”? Sinceramente creo mucho más en la fuerza de la unidad de muchas manos de abajo que en la que desprende el mazo sujetado por la mano que está encima de ellas.

El árbol y su enramada

Cuenta un viejo cuento que una vez, en mitad del más plano de los valles, creció un árbol de robusto tronco y frondoso forraje. Sus raíces se ensancharon y se ensancharon, y llegaron a crecer de tal manera que la gente que vivía en aquella zona y visitaba el majestuoso árbol aseguraba que de arrancarse las raíces, un volcán repleto de lava emergería tras ellas.

El tronco del árbol, con toda la pureza del color marrón, media más de cinco metros de largo y su anchura era la equivalente a un grupo de diez personas formando un círculo cogidas de las manos. Aquella maravilla servía de hogar a muchos caminantes que se decidían a cruzar el inmenso verdor de aquel valle. Su espesa copa llena de hojas impedía que el sol llegase a su porción de tierra en verano y su sombra era fresca y tranquila. En el invierno, sus raíces servían de colchón y de abrigo a más de un valiente peregrino. Cubrían íntegramente el cuerpo de una persona y todavía les sobraba espacio para acoger a alguien más. Eran cómo brazos cálidos repletos de hospitalidad que parecían esperar a sus invitados llegar.

Además en el interior del árbol vivían familias completas de animales de todo tipo. Insectos que se beneficiaban de su abundante y suculenta resina. Pequeños roedores que utilizaban las oquedades del tronco cómo almacén donde guardar sus víveres. Aves que edificaban bonitos y espaciosos nidos entre las sólidos ramas. Una gran y variada fauna que había encontrado en aquél árbol el palacio de sus sueños.

Pero el árbol estaba repleto de ramas. Se erguían desde el tronco cómo mástiles de embarcación. Se entrecruzaban las unas con las otras. El árbol estaba completamente infestado de ramas. Habían ocupado, prácticamente, todo el tronco. Un tronco que ahora se presentaba astillado y plagado de relieves punzantes y peligrosos. En la parte superior del tronco crecían las ramas más sólidas. En ellas se anidaban las más exquisitas obras arquitectónicas de las aves. En la zona intermedia del tronco las ramas eran de gran calidad pero crecían más delebles que las de la parte superior y la copa del árbol. Y en la zona del tronco más próxima al suelo crecía toda una encrucijada de ramas frágiles, pequeñas, tristes, estériles y paupérrimas. Muchas de ellas eran arrancadas por el viento, por muy minúsculo que fuese el soplar de éste.

Las ramas de la parte superior se llevaban las mejores hojas del árbol (las que eran perennes) y se quedaban con las cosas más bellas y preciadas. Los nidos de las aves, los animales más majestuosos, etc. Con todo aquello que anhelaba toda rama. Las intermedias tenían para ellas un gran arsenal de hojas. Pero estas hojas no eran de tan buen parecer. Eran hojas caducas. Duraban más que las normales pero cuando llegaba el invierno con todo su frío y su silencio se las llevaba sin mediar palabra. Las arrancaba de aquellas ramas y no las volvía a traer hasta la primavera. Las raptaba. Las ramas de la zona media también tenían algunos animales. Sobretodo, roedores y panales de abejas. Y las ramas de la zona baja malvivían en busca de alguna hoja que adherir a su esquelética y raquítica estructura. Los únicos animales que poseían eran los insectos más inútiles y menospreciados.
 
Cierto día comenzó a crecer una nueva y pequeña ramita. Había comenzado a crecer en la zona más próxima al suelo, entre las ramas más débiles y menos valiosas que el tronco guardaba. Esta ramita comenzó a crecer y acrecer. Cuando el resto de ramas, próximas a ella detuvieron su crecimiento, ella continuó y continuó. Creció tanto que llegó a abandonar aquella zona más baja del tronco y ascendió a la zona intermedia. Llegó a la zona intermedia con un par de hojas en su cuerpo y un pequeño gusano que recorría a diario toda su longitud.

En la zona intermedia, miradas de extrañeza y caras sorprendidas (tirando más hacia el asco) la recibieron. Pero la ramita no detuvo su paso y anheló y luchó con todas fuerzas para seguir creciendo. Con el tiempo fue recibiendo más y más hojas y el gusano solitario que tenía al principio se convirtió en un extraño pero esperanzador capullo de seda. Toda la zona intermedia acabó reconociéndola, ya que ella había dedicado todo su tiempo a explicar cómo malvivían las ramas en la zona más próxima al suelo ¡Había creado una conciencia en las ramas de la zona intermedia sobre el estado de las ramas más bajas del tronco! La euforia la envolvía. Entonces, con todo el respaldo de la zona intermedia del tronco, el cual cada vez se envejecía más viendo cómo las ramas de su parte superior vivían en una infinita sobreabundancia  y no se detenían en mirar cómo seguía el tronco más debajo de ellas, la ramita valiente y entusiasta se adentró en la parte más elevada del tronco: la copa. Al principio, una completa y profunda ignorancia la abrazó. Ninguna rama se detenía a mirarla. Todas estaban demasiado concentradas en cuidar su perfecto forraje y mantener sus bellos animales. Más tarde llegó la repugnancia. Nadie de aquel lugar quería relacionarse con la humilde ramita.
 
Pero la ramita no se hundió en la desesperación y el odio, pese a que tuvo muchas tentaciones a hacerlo. Y comenzó a expandir su rama y su escaso forraje con el objetivo de poder llegar a todas las ramas que habitaban aquella zona prohibida del tronco. Poco a poco, las ramas superiores fueron escuchando lo que la ramita, pequeña para ellas, les decía. Y entonces hubo algunas ramas que se atrevieron a mirar hacia abajo y percatarse de la situación real del tronco. Éstas, se desprendieron de parte de su forraje y animales y lo lanzaron a las zonas intermedia y baja del tronco. Pero hubo muchas otros que prefirieron continuar su camino, no mirando más allá de la punta de sus hojas ni del perfecto pelaje de sus aves y sus roedores.
 
A día de hoy, cuentan que todavía hay ramas que crecen de manera muy débil en la zona más baja y son llevadas, sin pena ni gloria por el viento. En cambio hay otras ramas que han podido corregir su crecimiento y hoy, gracias al testimonio y la lucha de aquella ramita, son ramas sanas y robustas, con su forraje y sus animalitos.

Tronco sigue manteniéndose entre la vejez y la juventud. Llora cuando una de sus ramas sufre. Y ríe con las que, con una causa decente, ríen. Hay muchas ramas que piensan que no ha cambiado nada en el árbol, pero todos los habitantes del gran tronco saben que lo que hizo la humilde ramita en su día no fue para nada en vano.

viernes, 27 de julio de 2012

La lista de… ¿Goering?


En efecto. Pero cuidado, no la de Hermann Goering, el temible ogro nazi que catapultó las fuerzas aéreas de Hitler cómo una horda desalmada y sin piedad. No, no hacemos referencia a este negativo protagonista de un corto pero intenso periodo histórico. Nos referimos a su hermano pequeño, Albert Goering. Este empresario alemán luchó muy fielmente contra la política antisemita de los nazis. Pese a estar su hermano muy presente en el gobierno nazi, lo encarcelaron en varias ocasiones y le impusieron multas pero Albert jamás se rindió. Luchó por sacar a todos los judíos que pudo del país. Trabajó incesantemente para sacar a familias enteras de campos de concentración y de sótanos secretos de la Gestapo.

Su hermano mayor Hermann tuvo que intervenir más de dos y tres veces para que él no sufriese el menor atisbo de castigo por parte de sus compañeros nazis. Pero nada detuvo a Albert. Pero la vida es un sueño y los sueños muchas veces comportan consigo muchas paradojas. Paradojas cómo la que sucedió con Albert.

Se dice que Albert liberó a mucho más de 50 judíos. Pero al parecer no le sirvió de mucho. Fue juzgado en los Juicios de Núremberg y pese a contar con documentos que atestiguaban una lista con 34 nombres de judíos a los que Albert ayudó, el tribunal lo condenó a dos años de prisión por haber recogido unas ganancias de 7.000 reichsmarks en una fábrica de Skoda en Viena, en la cual estuvo trabajando con mano de obra ilegal y esclavizada. Además, a su salida de prisión Albert se encontró con que todos los bienes de la familia Goering habían sido requisados por la administración pública de la recién formada República Federal de Alemania. Aquí está la paradoja. Sólo y sin ningún tipo de bien material, Albert deambuló la última etapa de su vida, de un trabajo en otro, ganando miserables cantidades de dinero y sobreviviendo con una paupérrima pensión. Antes de morir se casó con la casera de su apartamento en el centro de Berlín, por tal que así ésta se quedase con su paga en caso de fallecer él.
En 1966 murió y se olvidó.