miércoles, 22 de agosto de 2012

Retorno a una época inquisidora

Nigeria está siendo testigo de un largo y duro proceso inquisitivo contra la población cristiana. La organización paramilitar de carácter religioso, Boko Haram, cuyas bases están ceñidas al fundamentalismo islámico, no acepta cualquier trazo de cristianismo en el país y fija sus objetivos en abolir dicha religión y su práctica libre. 
Este grupo se formó en el año 2002 con el objetivo de establecer en los 36 estados que conforman el territorio nigeriano el cuerpo del derecho islámico o Shari’a. El grupo terrorista está liderado por la férrea mano de Abubakar Shekau, quién se ha atrevido a amenazar al presidente del país, de confesión católica, Goodluck Jonathan. Las amenazas, como todos podemos imaginar consisten en una rendición total del país al islamismo. Dicho en palabras de Shekau: “Ríndete al islamismo o prepárate para las consecuencias”.
El grupo terrorista sigue sembrando el terror en las calles de los estados del sur, de mayoría cristiana, e incluso del norte, pese a ser de mayoría musulmana, a través de atentados en iglesias cristianas o centros públicos cristianos como universidades.
Sin duda alguna, el presidente, Goodluck Jonathan, no se ha rendido a las amenazas de la organización islamista, pese a haber llegado a atacar ésta la residencia del vicepresidente de la nación, Namadi Sambo.
La situación está recibiendo muchas críticas desde el exterior del país, en especial e cristianos, pero todos los medios de comunicación parecen volcarse, también, con los más de 1.400 muertos que  Boko Haram ha dejado en las zonas norte y centro del país desde 2010. También se ha hablado de que la secretaria de estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton se reunirá con Jonathan para tratar el tema de esta violencia extrema.
En cualquier caso, estamos ante una situación que requiere la voz mundial. Todos, o casi todos, observamos con tristeza la situación que ese país tiene que soportar y nos compadecemos y dolemos al ver imágenes de inocentes muertos. Pero nuestro papel no acaba aquí. Debemos presionar, como voz del pueblo que somos, a los gobiernos y las organizaciones como la ONU para que erradiquen situaciones como esta. Nuestro lobby comienza protestando públicamente, y no cada uno desde nuestra casa y nuestro monitor del ordenador, contra esta falta de libertad y completa persecución que están sufriendo tantos millones de personas. El papel y la tinta están muy bien, y son más que necesarios, pero hemos llegado al punto en el que necesitamos acción. Y por acción no me refiero ni me referiré nunca  a una guerra. El día que me refiera a la necesidad de guerra que se me vede de la escritura y la actividad pública, por favor. Me refiere a un alzamiento público y pacifista para que estos hechos cesen de una vez por todas.
Los gobiernos están “atareados”  y “ocupados” con la situación de crisis y las posibles soluciones. Pero la fuerza reside en el pueblo. Si nos dejásemos oír, mañana mismo acabaría Boko Haram y su siembra inquisidora.
El problema está en que nuestra situación nos permite gozar de libertad y tranquilidad, relativamente claro, y desde nuestros asientos podemos contemplarlo todo, compadecernos, llorar, dolernos, etc. Pero las comodidades de nuestra sociedad nos van atando y no nos permiten renunciar a cualquiera de nuestros beneficios por ayudar a otros en situaciones más hostiles. Creemos que podemos luchar desde nuestras casa y bien podemos hacerlo, pero no podemos centrar toda nuestra queja y reclamo desde nuestras casas porque así, lo único que hacemos es desaparecer el valioso papel que juega en el mundo, por muy difícil que resulte creerlo, la voz de un pueblo unido, por encima de cualquier frontera.


¡Podemos contra Boko Haram y podremos por la libertad global!

Información en el hoy y calidad ¿Un reto imposible? (con Iolanda Tortajada)

Profesora de los Estudios de Comunicación de la Universitat Rovira i Virgili y miembro del Centro especial de investigación en teorías y prácticas superadoras de desigualdades de la Universitat de Barcelona (CREA). Además ha dirigido varias investigaciones sobre la representación mediática de los grupos culturales, como por ejemplo, Qué hi ha de nostre aquí? También ha participado en proyectos como Codis d'interpretació cultural per a professionals de l'atenció primària, la sanitat i l'educació, financiado por la Fundació Viure i Conviure de la Caixa de Catalunya, y Diàlegs al voltant de la interculturalitat, financiado por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña y que tuvo como resultado el documental Relats contats. La interculturalitat possible.

Jonatán Soriano: ¿Qué visión percibe de la información actual?
Iolanda Tortajada: Cuando los medios tratan de temas que conozco más de cerca, veo algunos errores, tanto en el enfoque como en los recursos que utilizan para elaborar la información, especialmente en cuanto a las fuentes. Por eso, siempre tengo una cierta inquietud sobre hasta qué punto puedo confiar en lo que estoy recibiendo y pienso que, en general, muchas personas tenemos esta actitud de alerta. Esto no impide que me guste desayunar escuchando las noticias y procure, cada día, acceder a contenido informativo. La información es necesaria para situarnos en el mundo y poder interpretar lo que pasa. Sin embargo, no siempre es fácil crearse una opinión, más allá de una cierta visión superficial de las cosas.

JS.: ¿Qué cree que falta en el mundo de la comunicación presente?
IT.: Una mayor selección crítica de las fuentes y una mayor explicitud de éstas. Y, si pudiera enviar mi particular carta a los Reyes, pediría consejos asesores en los medios, con la participación de asociaciones, expertos y expertas, que pudieran contribuir a proponer temas, ayudar a enfocarlos y contribuir a que la información también aporte soluciones a aquello que nos preocupa.

JS.: El mito de la “infoxicación”. Parece que hoy en día se nos transmite un flujo de información mayor del que realmente podamos percibir. Y mucha de esta información en cuestión no es tan relevante como para llegar a ser noticia ¿Qué puede decir respecto a este aspecto?
IT.: A mí no me gusta el concepto de infoxicación, no me parece un concepto claro. No creo que el acceso a mucha información sea un problema o nos vaya a suponer un colapso en ningún sentido. Creo que está muy bien que la creación y distribución de información se democratice. Esto es lo que puede alentar a los medios a buscar y redefinir su papel y a contar con la colaboración de muchas personas que tienen ganas de participar en ellos.
Esto no quiere decir que no haya que cuidar ciertas cosas. Dos me preocupan especialmente. Una es el ánimo de provocar la polémica por la polémica en sí. Más allá de la molesta intervención de los trolls, en los debates que se generan con la participación de la audiencia, podemos encontrar algunas intervenciones muy poco constructivas pero fomentadas por los propios medios de comunicación porque la controversia vende y llama la atención de nuevos espectadores, lectores u oyentes. Libertad de expresión no es decir lo primero que se me pase por la cabeza, descalificar (incluso insultar) a alguien, dar rienda suelta al racismo o a cualquier otra forma de exclusión, etc. Hay que hacer prevalecer las opiniones argumentadas frente a ataques que no nos ayudan a aprender o a adquirir un criterio. Y otra cosa que me preocupa tiene que ver con la pluralidad. Un inconveniente que puede tener la fragmentación y especialización de los medios es que, más que nunca, nos dediquemos sólo a acceder a una información que se presente desde el punto de vista que nos resulte más cómodo y que no cuestione aquello que creemos saber.

JS.: ¿Qué requisitos debe cumplir un hecho cualquiera para ser una verdadera noticia?
IT.: Los manuales de periodismo dictan unos criterios de lo que es noticioso y lo que no y de cómo exponerlo según el grado de noticiosidad de sus elementos. Más allá de esto, yo creo que si un/a periodista se preocupa por buscar temas sociales, trabajarlos, procura tener una mente abierta, se forma y trata de estar conectado/a con las preocupaciones y necesidades de su entorno, va a aportar nuevos valores a lo que puede ser considerado noticia y a cómo se presenta. Las noticias, como muchas otras cosas, son una construcción social, es decir, lo que es o no noticia se ha establecido a través de las prácticas profesionales, la tradición, etc. y también responde a relaciones de poder. Siendo conscientes de esto, podemos transformar y mejorar las informaciones.

JS.: Muchas veces me ha sorprendido el orden en el que son presentadas las noticias en un telediario o un periódico. Por ejemplo, aludo a dos hechos muy diferentes: la última matanza entre cristianos y musulmanes en Nigeria y la victoria de la selección española en la Eurocopa. El primer hecho ocupó un lugar secundario o incluso terciario en los informativos, mientras que el primero fue portada durante varios días. En referencia a esto ¿qué factores determinan la importancia de la noticia para que aparezcan en el lugar que se les otorga desde los periódicos y los informativos?
IT.: El deporte siempre es un ejemplo que se utiliza mucho cuando se quiere hablar sobre la trivialización de la información. Es cierto, algunos acontecimientos deportivos cambian los horarios de los informativos, ocupan mucho tiempo en estos y también un orden privilegiado, lo que, de entrada, les confiere una importancia que no tienen. Además, si seguimos un criterio más clásico de noticiabilidad, no tiene mucho sentido así que hay que pensar que quizás responde más a cuestiones de mercado que de criterio profesional y lo que habría que preguntarse es por qué algunos deportes reciben tanta atención mediática y son tan seguidos por la audiencia. ¿Ambas cosas se refuerzan? ¿Una de ellas es causa de la otra?

JS.: Muchos informativos de la actualidad mezclan entre sus guiones grandes rasgos y ápices de “show” a la hora de presentar la información. ¿En qué momento el periodismo deja de ser para dar paso al puro y simple espectáculo?
IT.: Seguramente, en muchos informativos, el show empieza en el momento de escoger los temas. Hablar del calor o de las gracias de algunos animales, por poner un ejemplo, me parece totalmente irrelevante. El protagonismo que cobran algunos de los periodistas y las periodistas que hacen los reportajes o las bromas en plató también me parecen fuera de lugar. Ni siquiera como show tienen valor.

JS.: ¿De qué manera concibe la realidad informativa? ¿Está contaminada?
IT.: Para mí la realidad informativa es aquello (noticia, reportaje, documental, etc.) que construimos cuando tratamos de dar a conocer un hecho. Los hechos y la realidad informativa son cosas diferentes aunque están muy relacionados. A veces no podemos distinguirlos porque sólo conocemos la realidad informativa, que no deja de ser una manera concreta de presentar los hechos y un punto de vista sobre ellos. ¿Puede estar contaminado este punto de vista? Sí, puede estarlo. Puede haber intentos de manipulación, nuestros estereotipos pueden influir en la manera en la que explicamos el hecho, el desconocimiento puede llevarnos a una mala exposición de los datos, etc.

JS.: ¿Cuál cree que es el principal error que se comete en el periodismo actual?
IT.: Tampoco diría que es el principal error pero a mí me molesta mucho la actitud de algunos medios que  están muy ideologizados y nos quieren hacer creer que poner de manifiesto su ideología y sus pretensiones ya los excusa de respetar una cierta pluralidad y ofrecer argumentos.
JS.: ¿De qué manera cree que se podrían solventar los problemas del mundo comunicativo de hoy?
IT.: Antes habría que concretar cuáles son estos problemas y, probablemente, la lista es demasiado larga como para aventurar soluciones en un espacio tan corto como este.
JS.: ¿Cómo cree que se plantean las perspectivas y los trazos futuros del periodismo y los medios de comunicación, es decir, del mundo de la información y la comunicación en general? ¿Se muestra optimista?
IT.: Yo soy optimista. Creo que, a pesar de la crisis económica, hay futuro en el ámbito de los medios de comunicación. Hay precarización pero también hay oportunidades. Quizás más que en otros sectores hay que estar preparados/as para el cambio y llevar la iniciativa.
JS.: ¿Una última reflexión sobre el tema en cuestión?
IT.: No deseo añadir nada más, gracias.

Muchas gracias por su colaboración Iolanda. Ha sido un placer poder contar con sus respuestas y sus conocimientos sobre la materia tratada hoy. Esperamos poder volver a contar con sus palabras en otra ocasión. Mucha suerte en su labor.



Jonatán Soriano
7/7/12


lunes, 20 de agosto de 2012

Patinazo Cospedal



El otro día la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, hizo unas declaraciones que, al menos en mí, despiertan un gran estupor. En una entrevista que aparece en 20minutos.tv, y cuyo enlace adjuntaré a continuación, Cospedal afirmaba, y cito textualmente: “hay políticos que realizan su actividad con mucho esfuerzo y lo hacen por un salario normal…La inmensa mayoría de la clase política no se merece no se merece que la demonicen como está ocurriendo hoy en día.”
Estas fueron las dos afirmaciones que más me llamaron la atención del fragmento de la entrevista que pude ver. La señora Cospedal opina y se atreve a hacer público el hecho de que hay muchos políticos que invierten una gran parte de su tiempo en su labor, restando tiempo de otras actividades como, por ejemplo, las familiares, y lo hacen por un salario “normal”. Francamente, desde aquí debo exigirle a la secretaria general del PP que me indique quienes son esas personalidades porque los sueldos que conocemos de políticos, desde diputados hasta presientes de autonomías o del gobierno, no son normales. O, quizás, la señora Cospedal considere normal la cantidad de 57.547,42€ que cobra el alcalde de la localidad de Benavente, en Zamora. Puede que también sea normal que el alcalde de Fresnedillas de la Oliva, Madrid, con menos de 5.000 habitantes, tenga un salario anual de 41.496€. Y puede, también, que la señora Cospedal considere normales los sueldos de 144.030,12€ y 101.987€ que pertenecen, respectivamente, al presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, y a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, llegando ambos a cobrar más que el presidente del gobierno.


Por eso, creo que la señora Cospedal no tiene derecho alguno a afirmar que los salarios de la clase política, en general, son normales porque, siendo francos, está cometiendo una grave hipocresía, puestas estas cifras sobre la mesa. Incluso aunque a ella verdaderamente le pareciese normal le pediría un poquito más de consideración con la población mileurista, en su mayoría o incluso ni eso, que está gobernando ella y su partido.
La nueva ley de Transparencia saca a la luz los sueldos de los cargos públicos. Esto no es más que un intento de tratar de quedar bien con el pueblo. No pensemos que son buenos porque nos están mostrando algo tan “íntimo” como sus salarios. Pensemos en esos salarios. Claro está, no desde el punto de vista tan típico “¡oh! si ese dinero estuviese en mis manos”. Sino desde la idea de que la solución a la crisis no comienza por los recortes y los aumentos que estamos sufriendo, sino por el desvío de la mitad o más de muchos de esos salarios a las arcas públicas.
No puedo callar ante tales declaraciones porque son un insulto y una ofensa. Una burla ante nuestras caras. Además en las declaraciones de la señora Cospedal tiene lugar una gran contradicción. ¿Si ella considera que sus salarios son normales que opina de los sueldos, infinitamente por debajo de los suyos, que tenemos las clases media y baja?
Ahí está la clave de lo falaces que resultan las declaraciones de la secretaria general del Partido Popular. En conclusión, una mentira más que añadir a esta incansable montaña.

*Las cifras salariales han sido extraídas de la siguiente página web: http://www.sueldospublicos.com/

Oda a una crisis


Cuando el sol se alza en su esplendor
y de oro cubre este amanecer,
la ciudad despierta de su última noche
y sus habitantes, todos, inician un día más
sus rutinas como si de extrañas expediciones se tratase.

Sopla un viento árido, reseco, que escuece en los ojos.
Las nubes visten estos días frágiles sin atención ni pudor.
En el cielo el sol quema. Aquí abajo en la ciudad,
la llama no ha dejado de arder.
Los habitantes, todos, resoplan, de nuevo, se amargo quejido.

Los días vienen y van sin sentido alguno, sin valor ninguno.
Los países, unos y otros, confrontados
y con las armas prevenidas,
buscan el saciar su anhelo de poder.
Desean un control ilimitado, sobre la noche y el día.

Los rostros languidecen por las calles
y la felicidad se oculta tras las más sucias esquinas.
La pobreza ha enganchado a su remolque las almas que ha querido;
todas aquellas que en realidad se le han permitido.
Y se hunde en la mugre de la nada, con todas ellas, sin dejar ninguna.

El mundo gira en torno a un papel pintado
con la sangre de los pueblos, 
y al metal de una circunferencia que observa
con el rostro atento de algún villano
o de algún poeta olvidado.

La guerra se alza entre la maleza,
con más furor que nunca,
alegre de este frío silencio que nos consume a todos por dentro.
La condena está echada sobre nuestras suertes
y ésta disfruta viendo como nos devoramos sin pudor.

Las manos, separadas, regresan a la hostilidad del tacto del arma,
fría y traicionera amiga que acompaña al descontrol en una fuerza.
Los ojos son, ahora, austeros. Buscan su comunidad,
en el color, en la forma, en la simple apariencia,
para unirse a ella y creerse más fuertes hasta despreciar.

Las bombas y los disparos llueven
lejos de los casquillos de cualquier bala o proyectil.
Sobre el papel y la tinta, la voz y el oído, y la incombustible vista,
se plasma toda esa violencia arraigada con fuerza en los corazones.
Ataques diarios bañan de sangre la pureza de cualquier idea o pensamiento.

Las flores caen, los campos se arrasan, las lágrimas
como manantiales botan de los ojos.
La esperanza es una mecha ya consumida
Y el amor se reduce a simple cera derretida.
Y ese monstruo, esa crisis insaciable
 que nosotros colocamos en su trono
llena su estómago hasta más no poder
de las desgracias y los desgraciados que emanan de los suelos.
Se regodea con una asquerosa mueca en su cara
y continua llenando sus bolsillos
de sueños olvidados, recuerdos enterrados y vidas consumidas.

Jonatán S.
La letra  pequeña
20/8/2012

Va de cine


El otro día, mientras gozaba de una suculenta cena en mí descanso de la jornada laboral, pude entablar una más que satisfactoria conversación sobre cine con un par de mis compañeros. Es una de esas típicas situaciones en las que ninguno de los que hablan tiene la menor idea para realizar un análisis crítico algo más profundo y, únicamente, se dedican a exponer sus opiniones y gustos sobre una serie de películas y nombres que van saliendo en el transcurso de la charla.
Iniciamos el intercambio de afirmaciones y opiniones con un pequeño debate sobre el cine en tres dimensiones y su comodidad y efectividad, siguiendo dicho debate por la línea de like o dislike sobre la última película de Terrence Malick, El árbol de la vida. Posteriormente estuvimos comentando películas que habíamos visto y que nos habían apasionado con la ilusión de unos chiquillos que cambian sus cromos a la salida de clase. Dichos comentarios iban acompañados del orgullo de saber que cada uno había visto alguna película que el compañero de al lado no conocía. Entonces experimentábamos el delicioso placer de recomendarla, siempre con aires propios del ego de un crítico de cine, o, los que no podían resistir más, explicarla y destripar toda la historia hasta el final.
Surgieron nombres de todo tipo. Desde El Señor de los anillos, película que con fulgor remarcó y remarcaré, hasta Enemigo a las puertas, cuya trama figura entre las diez principales de mi lista personal. En general, cada uno barría para su territorio. Nadie cedía pero todos nos acercábamos los unos a los otros. Pero, supongo que como en todos los descansos laborales, la voz o la campanita de turno resonó y todos nos esparcimos, cada uno a sus respectivas posiciones y faenas.
Pero la conversación no finalizó ahí, al  menos para mi mente. Yo seguía pensando, dando vueltas y repasando la historia del cine. Soy consciente que de esa larga línea no he recorrido, quizás, ni siquiera un simple paso, pero me sentía orgulloso de haber tenido el privilegio de conocer tantas historias, visualizarlas, escucharlas, continuarlas, luego, en mi mente, estudiarlas y analizarlas, alegrarme con ellas o, incluso, decepcionarme.
El séptimo arte, tal y como lo bautizó Ricciotto Canudo en su Nacimiento del séptimo arte, ha sido un gran amigo para el hombre a lo largo de este primer siglo de historia. Ha ayudado a crear diversas formas de ver la realidad y ha plasmado ideas, teorías y, sobretodo, pensamientos e imaginaciones, convirtiéndolas en imágenes con sonido.
Han sido, y son, el complemento necesario para cualquier libro e historia, ya que traslada dicha trama de la mente del director, escritor, espectador, etc. a sus respectivas realidades. Cada uno de esos visionados de historias, porque al fin y al cabo eso son las películas, garantizan la homogeneidad y pluralidad del extenso número de formas de pensar e interpretar, como la realidad, las historias ficticias que existen.
Por lo tanto, el cine ha resultado siempre una buena guía a la que aferrarse para ver la realidad y conocer cómo piensan y viven otras mentes. Eso sí, siempre teniendo como base los límites que separan la ficción, es decir la gran pantalla, de la realidad, o sea la vida en sí. Porque en este campo, por desgracia, también han existido y han proliferado demasiado extremos que se han encargado de convertir un inicial e inofensivo placer en un final y brutal dolor.
Podemos y debemos ser críticos con las películas. Debemos tacharlas conforme a nuestros gustos e incluso podemos apartarlas de nuestras colecciones, listas o deseos. Y digo esto porque de la misma forma en la que se han realizado productos cinéfilos maravillosos, también se han producido verdaderas patochadas que ni aportan ni mueven ni hacen nada. Incluso puede que afecten de forma negativa. Pero por encima de todo ello, no podemos tachar un verdadero y necesario arte como es el cine. No podemos extraerle su peso y participación en la historia de la humanidad.



No es importante el puesto que ocupe en la numeración de las artes. Al fin y al cabo, todo ese conjunto de artes, para poder sobrevivir, necesita el complemento de unas y otras. Una necesaria interrelación. 

viernes, 17 de agosto de 2012

¿De dónde provienen nuestras expresiones?


La verdad es que son tantas la expresiones, refranes y dichos que visten nuestro vocabulario que encontrar y resumir el origen de todas ellas sobre un folio de un papel rozaría la imposibilidad. Hoy, por eso, no desistiremos y nos centraremos en una en concreto y en aportar la mayor información posible. La información proviene de un artículo del diario digital 20minutos.es, contrarrestada con información histórica de los hechos. Rompo esa expectación y revelo que la expresión que vamos a destapar hoy es: ¡Se armó la gorda!
En el reinado de Isabel II una gran parte de la ciudadanía olía aires de rebelión. Para referirse a esa rebelión dicha ciudadanía utilizaba la expresión “la gorda”. Efectivamente, entre el 19 y el 27 de septiembre de 1868 tuvo lugar La Septembrina, un alzamiento militar que concluyó con el exilio obligatorio de la reina Isabel II.
Como era mayoritario el nombre de los que predecían dicha sublevación, y su campechana forma de citarla era “se va a armar la gorda”, cuando la sublevación hubo finalizado, y con Isabel II lejos del trono, la expresión cuajó rápidamente en el vocabulario cotidiano del pueblo que la destinó a un significado sinónimo de grandes problemas o abundante alboroto.
Y así, de esa forma tan curiosa y quizá un poco macabra, ya que necesitó de un alzamiento militar, una nueva expresión quedó añadida a la lengua castellana y, con el paso del tiempo, las generaciones postreras la heredaron y la implantaron también en sus hábitos de habla y comunicación, hasta el día de hoy.

Segunda ronda en el caso Assange


Julian Assange, fundador de la organización mediática sin ánimo de lucro, Wikileaks, obtiene finalmente el derecho de asilo por parte del gobierno ecuatoriano. Así lo hacía público el ministro de Relaciones Exteriores del país sudamericano, Ricardo Patiño, quien además añadía como motivo de esta decisión el peligro que corre la vida de Assange en Estados Unidos por la certera premonición que se tiene de que éste no recibiría un juicio justo.
Este hecho entorpece la extradición del periodista australiano a Suecia o a Estados Unidos, países en los que se le reclama por haber publicado filtraciones que han resultado muy embarazosas y molestas para los gobiernos.
Assange, filtró datos e informaciones secretas de las guerras de Afganistán e Iraq. Además también hizo públicos una serie de documentos relacionados con las comunicaciones del Departamento de Estado estadounidense con sus embajadas esparcidas por el territorio global, conocidos como Cablegate.
En agosto 2010 Assange recibió una orden de detención en Suecia acusado de cometer un delito de violación. El portavoz de Wikileaks siempre se ha declarado inocente ante tal crimen y, ciertamente, la primera fiscal que ordenó su detención retiró los cargos posteriormente señalando que no había motivo alguno por el que creer que Assange había cometido tal acto. Pero en septiembre del mismo año otra fiscal sueca reabrió el caso remarcando la posibilidad de hechos que demostrasen que Assange era culpable de violación. Por estos hechos todavía es reclamado por los gobiernos de Suecia y Estados Unidos.
El Reino Unido, donde actualmente se encuentra Assange, ha declarado su firme propósito de extraditar al reo a Suecia donde deberá ser juzgado por su delito de violación. Pero la nueva puerta abierta que ofrece el gobierno ecuatoriano ha vuelto a detener el caso.
Assange está actualmente en la embajada ecuatoriana en Londres, donde espera hallar alguna especie de salvoconducto que le permita abandonar el país y refugiarse en Ecuador. El gobierno ecuatoriano confía en que el Reino Unido no podrá negarse a otorgarle dicho salvoconducto al activista australiano, aunque las palabras emitidas desde el ministerio de Asuntos Exteriores británico no afirman lo mismo. Según dicho ministerio, el Reino Unido se siente disgustado por como se ha resuelto, finalmente, la situación, y, a través de la legislación del país, se siente obligado a extraditar al director de la organización Wikileaks a Suecia.
Sin duda alguna Assange y sus informes han representado una figura más que molesta para muchos gobiernos. Han sido como ese tábano para la ciudad del que hablaba Sócrates cuando lo juzgaron a beber la cicuta que lo mató. Assange ha desvelado verdades y realidades y muchas veces éstas resultan demasiado molestas y difíciles de soportar. Cuanto más a los gobiernos actuales que no están dispuestos a soportar ni la más mínima reclamación.
Assange está siendo perseguido por decir la verdad y de la misma forma que el otro día lo comentábamos en la noticia sobre el despido de Ana Pastor de TVE, la persecución de Assange supone un gran paso atrás en la libertad de expresión. Representa la abolición de derechos humanos por los que tanto se ha luchado, sin el menor pudor.